6

Peter manejaba un honda civic 95, el cual amaba con una adoración que casi competía con la que sentía por Lara.
Cuando se estacionó fuera de mi casa, sonreí al mirar el color blanco del auto.
Salí de la casa despidiéndome rápidamente y evitando las preguntas que seguramente mi mamá ya estaba pensando y subí al asiento del copiloto.
-Gracias por venir-, le dije a modo de saludó y el asintió sonriendo solo un poco.
-Sabes que no habría forma de que no lo hiciera Nina, solo que aun no entiendo el por que-, replicó mientras yo miraba por la ventana, a una cierta distancia ya, un jeep se estacionaba frente a mi casa.
Por esa razón.
Adam parecía otra persona los últimos días, ya no podía entender cualquiera de sus actos, pensé que cuando por fin fuera libre el estaría feliz, pero comenzaba a parecer un extraño paciente de una droga que lo ponía cada vez mas furioso, la ultima semana todos habían comentado su ceño fruncido, sin ninguna razón aparente.
No le había comentado a nadie mas que a Lara sobre la noche que rompí mi relación con el, esa noche me había sentido temerosa de su reacción, y un tanto poderosa, el no lo había aceptado del todo, no al instante, cuando le solté que estaba terminando con el, algo cambio en su mirada, como si escuchara algo imposible, parpadeó varias veces antes de sonreí negando.
-Es una broma-, había dicho en voz baja, yo negué y le contesté furiosa de que no me tomara en serio.
-Somos mejor como amigos ¿no crees?, estaba equivocada, la verdad es que pensaba que te quería, pero no era REAL-, le expliqué y solo yo sabía cuando me había dolido decir esa mentira.
Adam me miró, y comenzó a negar de nuevo con la cabeza.
Me fui alejado de su porche mientras el parecía estar en shock, cuando levantó la vista había mas de 10 pasos entre nosotros.
-¿Nina?-, llamó pero yo solo miré hacia la calle y me alejé un poco más.
-Es tarde, tengo que irme-, le dije antes de salir corriendo.
Gritó mi nombre una y otra vez hasta que llegué a mi casa, sabía que los vecinos habían escuchado, pero a el pareció no importarle, pensé que sería capaz de seguirme, pero no lo hizo.
-¿Y bien?-, me preguntó Peter devolviéndome al presente, me di cuenta que ya estábamos en la escuela, me sonrojé al haber olvidado por completo que iba acompañada y lo miré apenada.
-Lo siento, estaba pensando en tonterías-, admití mientras el me miraba un momento, sus ojos negros parecían agudos, ávidos de información.
-¿Adam y tu están peleados?-, preguntó y yo mire hacia los autos que empezaban a llegar al estacionamiento escolar.
¿No se había enterado que rompimos ya?
-Algo así-, admití, sin querer hablar con Peter de algo que aun escocia dolorosamente.
-Mira si necesitas alejarte hasta que se le bajen los humos, solo avísame, recoger a alguien me hace sentir importante-, bromeó y yo reí mientras bajábamos del auto.
-Apuesto que sentirías mucho mas que importancia si mañana recogiéramos ambos a Lara-, le propuse y el se acercó a mi y pasó un brazo por mis hombros.
-Inteligente y hermosa, espero que el lo sepa-, murmuró y yo desvíe la mirada tratando de recomponer a sonrisa, miré sobre mi hombro cuando Peter bajó su mano a mi cintura e hizo un ruidito con la garganta, a unos pasos Adam nos fulminaba con la mirada.
-Eso no era necesario-, le susurré a Peter y el sonrió mirándome antes de alejarse un poco.
-Es cosa de chicos-, dijo antes al despedirse y perderse en el pasillo repleto de estudiantes.
No volví a ver ni siquiera de reojo a Adam, mi corazón lo agradeció, pero mi cabeza no dejaba de pensar en el, en su mirada, en su voz llamándome esa noche, sonaba desperado, lleno de temor.
Moví la cabeza intentando despejarme, le dije a Lara que pasaríamos por ella al despedirnos a la salida de la escuela, ella comenzó a amenazar nuestra amistad mientras yo reía.
Cuando llegué a casa mamá me sonrío y me preguntó sobre el chico del auto blanco.
Su entusiasmo terminó cuando mencioné por tercera vez que estaba loquito por cierta chica rubia y rebelde.
Sabía que mis papás estaban preocupados, esperando que yo me deprimiera después que le dijera a la tía Alexis en su siguiente llamada que había terminado con Adam.
Ellos no podía entenderlo, dolía, mucho, pero no de la forma mi familia creía, dolía por que yo aun le quería, por que a pesar de todas sus mentiras, no había un botón que te desenamorara de alguien, no era así de sencillo, recordaba los momentos buenos cuando menos lo esperaba, recordaba sus besos y sus manos por la noche, sintiéndome extraña, pero al tenerlo de frente solo lograba oír las misma palabras.
“…yo no la quiero”.
El siguiente día a propósito tomé el asiento trasero del auto de Peter mientras Lara era obligada a no ser grosera e ir junto al conductor.
Para mi sorpresa ellos permanecieron callados, a pesar de mis constantes intentos de plática, cuando llegamos a la escuela, nadie se movió.
-¿Han odio escuchar de la palabra tensión?-, pregunté saliendo del auto.
Ellos permanecieron donde estaban, antes de cerrar la puerta trasera volví a meter la cabeza y los miré.
-Un consejo, digan exactamente lo que esta pensando en este momento el uno del otro, solo digan la verdad-, murmuré antes de cerrar, comencé a caminar y sonreí cuando me di cuenta que ninguno de los dos salía del auto.
Tuve que esperar hasta el almuerzo para mirar a Lara en la entrada de la cafetería, restregándose las manos en el pantalón y mordiéndose el labio.
-Cuéntame-, le sonreí y ella gruñó
-Esto es tú culpa-, dijo mirando hacia el pasillo.
-¿Esperamos a alguien?-, pregunté divertida y ella me miró finalmente, en sus ojos había una vulnerabilidad poco vista.
-Invité a Peter a almorzar con nosotras-, confesó mientras yo aplaudía emocionada sin poder evitarlo, ella rodeó los ojos y volvió a mirar hacia el pasillo.
-¿Qué le dijiste?-, quise saber emocionada, por ella, ojala Lara si pudiera tener su cuento de hadas.
-¿En el auto?..., que me encantaban sus lentes…-, admitió entre dientes
Solté una carcajada.
-¿Y el?-, seguí con el interrogatorio
-Que amaba a RAMONES-, susurró en voz baja.
Peter llegó unos minutos después, con bandejas en mano nos sentamos en una de las mesas de la esquina, el se colocó a mi lado de frente a Lara
Sus miradas era divertidas, entre la timidez, el cariño y la incertidumbre, no era como si se hubieran declarado o fueran amigos ni mucho menos novios, pero al menos habían dado un paso juntos…
Saqué la cámara de mi bolso sin poder evitarlo y enfoqué el perfil de Peter, haciéndolo reír.
Lara nos miró divertida antes de fruncir el ceño, al darme cuenta seguí su mirada solo para observar a Adam a medio camino de nuestra mesa, parecía haberse quedado estático después de que tomara la foto, sin pensarlo me giré dándole la espalda y al final Lara exclamó un “se fue” bajo y contundente, permitiéndome respirar de nuevo.
Volvimos a las clases después de que Peter intentara saber que pasaba entre mi “novio” y yo, sus preguntas cesaron cuando Lara le explicó que yo había terminado con el, Peter frunció el ceño y se disculpó excusándose con el argumentó de que no lo había escuchado por ningún lado.
Me parecía extraño que nadie se hubiera dado cuenta, que nadie lo supiera, obviamente algunos en el almuerzo habían comentado la extraña actitud de Adam, pero todos parecían confusos y molestos comigo, como si hubiera hecho algo mal.
Iba hacia mi ultima clase cuando el se presentó frente a mi, sin dejarme avanzar otro paso.
Miré sus ojos azules solo fugazmente, traté de esquivarlo pero el tomó mi brazo suavemente, muy diferente a su mirada dura, casi violenta.
-No te vayas-, pidió en voz baja cerrando los ojos y yo me alejé de su agarre asintiendo.
-Adam, yo no quiero hablar, no ahora, ni aquí-, susurré, no entendía por que el no solo podía seguir con su vida, ya sin ninguna carga que soportar, por que no solo me dejaba en paz, por que me seguía recordando que era tan tonta como para seguirlo amando.
-Necesito decirte… muchas cosas-, argumentó el mientras yo negaba.
-No me interesan-, le respondí mientras el cerraba los ojos de nuevo, tensando su mandíbula.
-Llegaré tarde a mi clase-, dije después de unos segundos, el se acercó un poco mas, traspasando la distancia normal, sentía su respiración, olía su suave colonia deportiva
-¿Sales con ese idiota?-, preguntó molesto. Suponía que el idiota era Peter.
No respondí
-Nina, necesito hablar contigo, no lo entiendo, ¡yo no quiero entenderlo!, tu no puedes simplemente alejarte, no puedes…-, susurró tomando mi rostro entre sus manos, mis ojos se llenaron de lagrimas que me esforcé por no derramar, su rostro se acercó solo un poco y el solo pensar en que sus labios me tocaran era entrar al cielo para ser expulsada al infierno al segundo siguiente.
-Suéltame, por favor-, murmure mientras el maldecía y se alejaba mirándome a unos pasos de distancia.
-Lo siento Nin, yo…-, comenzó pero se calló, y miró hacia el pasillo ya vacío y se giró alejándose con pasos largos.
El no volvió a buscarme en el resto de la semana, apenas y lo había visto a distancia, siempre serio y…triste, con sus amigos del equipo alrededor pero aun así un poco aparte.
Lara decía que estaba confuso, por primera vez el no había sido el que decidía y tomaba el control y eso era lo que lo tenia desconcertado, quería creer eso, tenía que hacerlo por que la otra idea que se formaba en mi cabeza era absurda, el no podía estar así por que le doliera perderme, no podía dolerle si no me quería.
El viernes en el almuerzo llegué mucho antes que Lara y Peter así que espere en el pasillo antes de la cafetería mientras varios alumnos pasaban a mi lado, Daisy me miró a entrar y se rió de algo que les murmuró a sus pompones andantes.
Minutos después mi estomago gruñía y los tortolos no-novios, no aparecían.
Oía voces acercarse y luego de la nada un golpe en la espalda y un liquido frío contra mi piel, grité sin poder evitarlo y me giré para ver a las porristas reírse mientras mi ropa seguía mojándose, otros se empezaban a juntar a nuestro alrededor riéndose de la estudiante con refresco en cima, mis ojos comenzaron a picar, sabía que Daisy había sido la causante, eran sus clásicas bromas, pero hasta que escuché su voz cerca mientras me levantaba estuve completamente segura.
-Ni se te ocurra llorarle a tu noviecito, quizás te des cuenta que el no quiera decirme nada feo a mi-, por un momento pensé que se había hecho una idea errónea y se refería a Peter, pero ella siguió.
-Adam solo esta contigo por lastima, pero me encargare de eso, tu tienes que estar con tus amigos extraños, ese cuatro ojos es perfecto para ti, el no-, terminó mientras yo la miraba, dolida y sorprendida a partes iguales.
¿Daisy no sabía que habíamos terminado?, miré a los estudiantes reunidos alrededor luego a Lara que se acercaba siendo contenida por Peter
¿Nadie lo sabía?
Los murmullos cesaron cuando Adam alejó a Daisy de mí.
-Lárgate, a ver si maduras un poco-, le gruñó en voz baja mientras ella fruncía el ceño y se iba, todos comenzaron a dispersarse mientras el apartaba el cabello de mi cara.
-¿Quieres que te lleva a tu casa? -, preguntó mirando mi blusa mojada y manchada.
-Yo la llevo-, cortó Peter mientras me alejaba de Adam. Lara me tomó del brazo y dimos dos pasos mas hasta que no pude evitar girarme, el seguía de pie mirándonos a mitad del pasillo
-Deberías decirle que ya no somos nada, quizás así me deje en paz.
El no dijo nada y yo solo seguí caminando mientras me esforzaba por no volverme de nuevo y preguntarle ¿Por qué?, por que el no le había dicho a nadie que era libre…

Cel