Indeleble

Capitulo 3

Conduje por millas y millas y llegue hasta tu puerta
Te he tenido muchas veces pero aun así yo quiero más

No me importa gastarme todos los días fuera, en la esquina bajo la fuerte lluvia
Busca a la niña con la sonrisa rota
Pregúntale si ella quiere permanecer un momento
Y ella será amada, ella será amada

She will be loved, Maroon 5

-Solo quiedo las amarillas-, pidió Caroline mientras Ben la miraba incrédulo.
-¿Y que voy a hacer con todas las demás?-, preguntó enarqueando una ceja.
-Pues te las comes tu papi-, le respondió ella simplemente
Los Fruity Loops tenían una sabor horrible en su opinión, no se los comería ni en un millon de años.
-Antes te gustaban todos los colores-, le recordó el
-Ya no-, terminó su hija impaciente.
Ben suspiró y comenzó a separar el ahora color preferido de su hija, tal vez podría guardar los otros y dárselos a Zoey para cuando Caroline escogiera como color predilecto el verde, o el rosa.
Pensar en la madre de su hija no era una muy buena idea, no cuando era la primera vez desde que ellos habían estado bueno…como padres de un mismo hijo que ella tenia una cita, y el había ido a recoger un poco mas temprano a su hija ese fin de semana
No se lo podía creer cuando ella le marcó a mitad de semana para pedirle el favor, o cuando llegó a su casa y ella llevaba puesto un vestido de flores en colores calidos, o cuando Tom le saludó unos minutos mas tarde, con la sonrisa perfecta y una broma privada en sus ojos.
Ben no consideraba entre sus imágenes mentales favoritas una de Zoey con el vecino, mejor seria concentrarse en su cena a base de cereal, había prometido no comprarle nada de McDonalds a Caroline para la cena.
Mientras menos se metiera en la vida personal de la madre de su hija mejor. Solo tenia que recordarse cuando Zoey le dijera “te lo dije” con la mirada después de su divorcio. Solo una mirada, ni una sola palabra
Sherry había sido una mala idea, pero la única que no le había advertido que estaba metiendo las cuatro pensando con su otra cabeza era ella.
Nunca se había metido en su relación, salvo cuando se trataba de Caroline.
-¿Papá?-, le llamó su hija mientras el parpadeaba mirándola comer su tazón con grandes cereales amarillos.
-¿Qué?-, contestó con una sonrisa.
-Estas en la luna-, dijo ella rodeando los ojos.
Sorprendido por su hija de seis, ¡Genial!

Le puso su pijama después de terminar el cereal y comenzó la eterna discusión sobre dormirse temprano.
-No tengo sueño papi, juguemos a algo-, propuso ella sobre su cama, el le sonrió incapaz de negarle nada.
-Tal vez podríamos jugar a los pilotos-, propuso Ben mientras ella sonreía, para inmediatamente después fruncir el ceño.
-No se como se juega-, aceptó a regañadientes, recordándole tanto a su madre que lo hizo soltar un risita, la tomó por a cinturita y la echo sobre su hombro.
-Tú eres el piloto-, le dijo mientras comenzaba  a recorrer el pasillos de sus habitaciones hasta la sala de su departamento, ella gritó y rió, diciendo derecha e izquierda sin ton ni son.
-Vuelta, vuelta-, gritaba Caroline riendo cuando Ben la dejó en el sofá y se sentó a su lado.
Se quedaron un rato así mientras oía las risitas de su hija.
-¿El dorado es amarillo?-, preguntó Ben cuando se le ocurrió un nuevo regalo para Caroline.
Ella lo miró sin entender.
-Me dijiste que te gustaba el amarillo-, le explicó el
-Es mi colo favorito-, concretó ella
-Tengo algo que es amarillo brilloso, ¿quieres verlo?-, le preguntó mientras a ella se le iluminaba el rostro asentía con la cabeza con movimientos rápidos.
Fueron hasta la habitación desocupada de su departamento, donde tenía varias cajas sin desempacar, movió unas cuantas antes de encontrar la que estaba buscando.
Sus recuerdos de preparatoria.
Pasó unas cuantas gorras y una manopla de béisbol antes de encontrar las tres medallas.
Caroline las miró con ojos brillantes y gritó mientras el se las daba feliz, las miró largo rato antes de abrazarlo y colgárselas al cuello.
Se quedaron un rato entre las cosas de la caja, ella sacaba y sacaba sus viejos artículos mientras el se había quedado con el anuario de su ultimo año en la mano.
Cuando salió hacia la universidad ni en un millón de años se hubiera imaginado esa noche al lado de Caroline, su trabajo o Zoey y su cita perfecta, no, no se hubiera imaginado su futuro nunca, golpeó con los dedos el encuadernado y rió sin humor antes de escuchar el grito de su hija, estuvo con ella en un segundo, lo primero que vio fue su mano en su boca y después sus ojos temerosos mientras observaba dentro de la caja.
Un pequeño alacrán estaba desenroscándose entre sus cosas, la rabia y el miedo subieron por sus cuerpo hasta su cabeza en igual medida, sacó la gorra de su quipo juvenil de béisbol de la caja y dejo al animalejo en el suelo antes de pisarlo con todo lo que tenia, tomó a Caroline que lloraba mirándose la mano y después de agarrar un suéter para cubrirla, salió rumbo al hospital


-No te imagino con el cabello teñido-, dijo Tom con una sonrisa mientras Zoey le correspondía bebiendo un poco del vino en su copa.
-Era una adolescente tonta-, dijo ella, aunque a pesar de lo que todos pensaran todos el cabello negro había sido una idea de ella y no de Lanz, en esos días, ella no se sentía con ganas de ser rubia, no se sentía ella misma, no encajaba siendo una bonita chica con cabellos de oro.
-No creo que en tu vida hayas tenido un pelo de tonta-, le replicó Tom con una sonrisa torcida, un mechón de cabello negro cayó por su frente.
Zoey tenia que admitir que era demasiado apuesto, pero aun así, no sentía nada, como le había dicho cuando la beso en su jardín hacia varias semanas.
-Eres testaruda y niegas la verdad, pero tienes tus razones-, siguió Tom haciendo que ella rodeara los ojos.
-No empieces de nuevo-, dijo entre dientes.
El levanto las manos sonriendo para luego enlazar sus dedos con los suyos a mitad de la mesa.
-Zoey me pediste que fuera tu amigo, y aunque eso no sea lo que yo quiero, lo seré por el tiempo que tu quieras, y un amigo te diría la verdad, incluso aunque no la quieras escuchar, argumentó el con voz pausada.
-Lo que tú dices no es la verdad, es tu imaginación-, replicó ella bebiendo otro sorbo de vino.
-Si fuera mi imaginación lucharía por una oportunidad contigo-, Zoey negó con la cabeza, ni siquiera le iba a dedicar un pensamiento a las teorías que Tomas se había hecho acerca de su vida.
-Déjalo ya, mejor cuéntame algo sobre tu juventud, yo ya te confesé que era adicta al tinte oscuro-, dijo ella mientras Tom reía dándose por vencido unos minutos.
A mitad de un relato entretenido sobre la primera vez con un bisturí y su estomago inexperto, el móvil de Zoey le interrumpió, ella se levantó para contestar excusándose.
Cuando Ben le informó que estaba en el hospital apenas tuvo la decencia de informar a Tom que debía irse, la verdad sea dicha, el la instó en ir en su auto al hospital y por el camino le obligó a llamar de nuevo a Benedict y se enteró de la picadura, su cerebro trataba de racionalizar que Caroline ya había sido atendida, pero su corazón seguía como loco.
Cuando llegó con su hija estaba dormida, le había puesto una intravenosa con suero y el antídoto contra el veneno.
Le acarició el cabello y ella abrió sus ojos verde miel mirándola mientras Zoey la llenaba de besos ligeros.
Tom se despidió de Ben y le dijo que la llamaría por la mañana, ni siquiera recordaba que el había estado ahí desde que bajaron del auto.
Le sonrió a modo de disculpa y el beso su frente, Zoey volvió a mirar a su hija dormir en la camilla.

Dos horas después la dieron de alta y Ben estuvo de acuerdo en llevar a Caroline a dormir a su casa.
Zoey no había hablado mucho con el, salvo para que le explicara torpemente que era lo que había pasado
Se miraba demacrado, serio, tenso y casi furioso
Pero ella no se sentía mucho mejor así que el camino de vuelta fue hecho en completo silencio.
Para cuando metió a su hija entre los edredones ya pasaban de la una de la mañana, Zoey se talló los parpados y se echó el cabello hacia atrás aventando los zapatos y encontrándose en el pasillo con un Ben silencioso.
-¿Quieres una café?-, preguntó ella sin esperar respuesta.
Caminaron hasta la cocina, Zoey encendió la cafetera y se giró para mirarlo, recargado en la encimadera, esperó más segundos de los que se imaginó hasta que el habló
-Anda dilo-, dijo Ben en voz baja restregándose un lado de la barbilla sin afeitar
-¿Decirte que?-, susurró Zoey en un tono mucho mas duro del que hubiera querido.
-Revisar cajas almacenadas con una niña de 6 años no es una genial idea o ¿si?-, el tono en la voz de Benedict era auto recriminatorio, pero Zoey estaba demasiado cansada para reflexionar sobre ello o desmentirlo, el solo hecho de ver a su hija en un hospital le había aterrado hasta el alma, Caroline era una niña que jamás se enfermaba, lo que agradecía todos y cada uno de sus días.
-Déjalo ya Ben-, suspiró sin más.
El se tensó enderezando los hombros, mirándola fijamente.
-No seas condescendiente-, le reclamó mientras ella se pasaba una mano por el cabello, el estaba estirando el hilo delgado de control que le quedaba a todas las emociones que había sentido esa noche.
-¿Quieres que lo diga?, bien, ¡Fue una estupidez que no revisaras las cajas antes!-, le siseó aumentando el volumen con cada palabra.
Se había acercado dos pasos a el sin darse cuenta de que lo hubiera hecho, Ben la miró furioso por casi un minuto antes de parecer licuado por dentro, se recargó en la encimadera nuevamente con los hombros caídos.
-Lo se-, susurró con voz queda
Ella se acercó hasta que pudo oler su colonia, era fresca y varonil, se metió entre sus brazos y lo abrazó sin pensar en nada más.
-Ella esta bien-, le susurró mientras el correspondía el abrazo enterrando el rostro en la curva de su cuello.
-Me sentí impotente-, murmuró en respuesta.
-Pensé que podría morir si algo le pasaba-, dijo en voz muy baja y Zoey buscó sus ojos, idénticos a los de su hija, le tocó la barbilla con los dedos mientras el sostenía su mirada.
-Lo se-, fueron sus únicas palabras.


Ben no había sentido tranquilidad ni el suelo bajo sus pies en toda la noche hasta ese momento, sentía que por fin podía relajarse desde que mató al maldito insecto, era irracional, lo sabía, pero no quería soltarla, no podía soltarla.
Una de sus manos se aferró a su cintura mientras la otra delineaba la línea de su cuello y sujetaba su nuca suavemente, el olor a vainilla de su cabello tan característico de ella y algo que el había considerado tan común, lo hizo sentir en paz y a la vez impaciente, ella entre abrió los labios y tenso las manos alrededor de su espalda como si fuera a alejarse, el se movió antes.
Bajó su cabeza rozando sus labios con los de Zoey, lento y suave, los rozó sintiendo en satín de su piel y percibiendo su aliento calido sobre su boca, los rozó de nuevo solo por que era la sensación mas agradable que había experimentado hacia mucho tiempo, al fin se sentía completo.
Acarició su nuca con los dedos y ella se estremeció suspirando suavemente contra sus labios antes de corresponder el beso, con solo un roce suave, entreabrió sus labios, haciendo que su labio inferior quedara entre los suyos, presionó suavemente y más suave hasta que su lengua no pudo contenerse más dibujando el contorno y haciendo que ella se alejara finalmente.
Tenía la respiración agitada y se lamió los labios atrayendo la mirada, y convirtiendo la sensación de bienestar en impaciencia, el deseo tensó sus músculos y lo sintió crecer en sus venas, su pene reacciono tan solo con mirarla.
Zoey se giró alejándose, abrazándose a si misma mientras el parpadeaba y se esforzaba por no atraerla de nuevo hacia el.


¿Qué demonios le pasaba?
Necesitaba pensar, lo necesitaba, fuera de esa casa, lejos de ella.
-Te llamare mañana y…hablaremos-, le dijo en voz baja sin que Zoey hiciera algún movimiento, caminó hacia fuera de la cocina al tiempo que ella hablaba sin girarse.
-¿De nuestra hija?-, preguntó con la voz algo inestable.
El sonrió sin humor y se obligó a dar otro paso.
-Si, de ella también

 Cel.

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5 Comentarios

  1. hay Dios! y dicen que las mujeres somos dificles de comprender? es al reves! nunca entendere a los hombres, he leido el libro "los hombres (a veces, por desgracia) siempre vuelven" y en cierto sentido tiene razón, siempre vuelven cuando uno ya lo ha superado y esta lista para rehacer su vida. (Aunque difiero con muchas cosas) en fin veremos a Don Ben como resuelve esto.
    saludos

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  2. uuy que tension.. jajaja pobre del entometido de tom.. jajaja me encanto perdon por no dejar comentario en el otro cap es que no llegue a leerlo antes que este y bueno... perdon..

    Me encanto!! de verdad!!

    besitos

    Mel

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  3. holaa buenisimoo el capii...pobre carolinee y benn se sentia terriblemente culpablee ...yy cuales seran las teorias de tom a las que ella dicen que son imaginacion suyaa seguramente sea algo relacionado con benn...yy ahora que pasaraaaa el besoo que se dieronn ohhhh...yy cuando la beso dijo que se sentia completooooo....ahhhhhhhh!!! estoy ansiosa por leer el que sigueeeee...besotes!!!!!!!!! excelente el capii..

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  4. Me encanto el cap.... aunque, que susto de muerte!.... pobrecita Caroline...
    Ben estaba desesperado y por supuesto que Zoey estaria de la misma manera al enterarse
    El final, que decir? Ese beso, aunque bastante suave y timido transmitio muchisimo... Ben no pudo evitarlo y parece que Zoey tampoco (aunque intente resistirse :D)
    Y bueno, el amigo/vecino/pretendiente Tom seguira intentando tener algo con Zoey... espero que no logre convencerla, parece buen tipo.... pero yo me la juego por Ben, jajaja XD
    Dany

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  5. Ahora que lo estoy leyendo de nuevo lo veo de otra manera jajaja hasta me esta cayendo bien Benedict.

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Deja que fluya...