Indeleble

Capitulo 1

Me dejaste colgando de un delgado hilo
Una vez estuvimos juntos
Lamí mis heridas pero nunca vi que se pusieran mejor
Algo tiene que cambiar, las cosas no pueden quedar así

Su pelo caía sobre su cara, sus ojos estaban llenos de ira
Enfurecido por las cosas no dichas
Camas vacías y malos comportamientos
Algo tiene que cambiar, tiene que reordenarse

Goodnight Goodnight, Maroon 5

-¡Quiero más!-, Benedict Moore escuchó la demanda pronunciada con voz estridente.
-No-, negó, tratando de ser lo mas firme posible, esperaba que eso fuera suficiente pero sabía muy en el fondo que no seria así.
La mujer frente a el era demasiado para su pobre espíritu
Ella frunció el ceño y se cruzó de brazos mirándolo sumamente molesta, conocía el gesto perfectamente.
-Cariño, sabes que en primer lugar no deberíamos estar aquí-, trató de explicar con voz suave, un domingo en McDonalds no había sido parte de su plan a primera hora del día.
-En prime luga no deberías usa el celula, papá-, argumentó ella mientras el reía entre dientes dándose por vencido.
Su hija, que en unos días cumpliría 6 años, no dejó de mirarlo como si hubiera matado a Santa hasta que tuvo su pedido en la mano.
Esperó a que terminara antes de salir y dar una vuelta al centro de la ciudad, caminando con ella de la mano entre los puestos que la hacían abrir sus grandes ojos verde miel, su hija adoraba las compras, como todas las mujeres.
Al final le regaló un colgante de fantasía antes de regresar al auto para dirigirse a la casa de su madre.
Su móvil sonó antes de que encendiera el motor, miró por el retrovisor como Caroline Moore Dawson rodeaba los ojos, sentada segura en el asiento trasero.
El número de uno de sus representados parpadeaba en la pequeña pantalla, las exigencias de la siguiente estrella del equipo de béisbol de la ciudad tendrían que esperar.
-¿No vas a contesta?-, preguntó Caroline con un gesto de sorpresa.
Ben se rió y negó con la cabeza mientras conducía.
-Ya he contestado mucho estando contigo-, le aseguró mientras ella parecía pensarlo por un momento.
-No impota, no le diré a mi mami-, aseguró la pequeña con una sonrisa perfecta, claro, después de haberlo sobornado por cajitas felices.
Ben miró a su hija sonriendo, aun le sorprendía mirarse en ella, el mismo color castaño claro del cabello e idéntico color de ojos, su pequeña.
Ni en un millón de años hubiera contestado esa llamada y perderse los pocos momentos de ese día que aun le quedaban con ella, entre toda la porquería que había en su vida, ella era su único tesoro.
Toda la gente pensaba que el ser representante deportivo era una vida glamorosa y llena de billetes verdes, la verdad es que estaba convirtiéndose en una mierda.
Su vida personal no iba mucho mejor,  hacia 6 meses que había firmado su divorcio, Sherry, ex Moore, estaba casada mas con su billetera y sus contactos que con el.
Siendo sinceros, el podría haber sobrellevado eso, era una ardiente morena que colgaba de su brazo de un modo estupendo y lo satisfacía sexualmente – aunque no tan regularmente-; sin embargo, Ben jamás pasaría por alto la forma en que su ex trataba a su hija, eso fue la gota que derramó el vaso.
-¿Vas a i a mi fiesta papi?-, preguntó Caroline sacándolo de sus pensamientos momentáneamente, el se detuvo en un alto y asintió girando su cabeza para mirarla.
-No me la perdería por nada, nada del mundo, hasta colgaré la piñata-, prometió mientras su hija pasaba a contarle como exactamente quería la forma de una princesa para todo en su fiesta, cosa que su madre le había asegurado, así seria.
Ben ya se imaginada la cara de satisfacción de cierta mujer al entregarle las cuentas y agradecerle haberle dado carta libre.
Dio vuelta en la esquina de la siguiente calle y condujo el auto hasta aparcar fuera de la casa residencial que tanto le gustaba, quizás era por que le recordaba al vecindario de su niñez, lo que era lógico, si Zoey había crecido ahí también.
Le abrió a Caroline mientras ella corría hacia la puerta, Ben tomó la pequeña maleta con su ropa del fin de semana y caminó saludando a la madre de su hija con la cabeza.
Charles Hunter, basquetbolista retirado y uno de sus primeros clientes, le había dicho mas de una vez que la de Ben era la situación mas extraña que alguna vez había oído, y quizás tenia razón.
Zoey Dawson era tres años menor que el, y habían sido vecinos toda la vida, se conocían, aunque nunca había sido lo que se podría llamar amigos, sus clases no coindican y sus gustos tampoco, pero ella era divertida, siempre lo fue, una niña con mas niños que niñas a su alrededor, flacucha y pálida, con una trenza rubia que le llegaba a la cintura, hasta que comenzó a salir con Lanz, el “chico oscuro”
Ben había sido testigo de la desesperación de los Dawson cuando su hija se cortó el cabello en un desastroso estilo y se lo tiñó de negro, Zoey llegó a los 18 siendo toda una rebelde.
Al verla ahora con su cabello rubio sujeto en una coleta floja y su camisa blanca dándole un aspecto completamente femenino le costaba pensar que era la misma persona.
Aunque quizás eso era un claro ejemplo de los cambios en la vida y la forma en que los sueños juveniles y el futuro no siempre iban de la mano.
El mismo tenía fotografías de 20 años con una gorra de béisbol eterna y sueños de llegar a ser una estrella.
-¿Te divertiste?-, preguntó Zoey a Caroline mientras esta asentía y le enseñaba gustosa su nuevo collar.
-Tu hija tiene debilidad por las joyas-, le aseguró ella mientras Ben sonreía encogiéndose de hombros.
-No me preocupa-, aseguró
-Lo hará cuando las joyas sean de verdad-, replicó Zoey con una sonrisa recogiendo la maleta que Ben había dejado a su lado en el suelo.
Si, ellos no habían sido amigos cuando eran vecinos, pero ahora lo eran.  La historia entre eso y tener una hija era bastante extraña.
Caroline se acomodó en el sofá de la estancia y prendió el televisor mientras miraba su colgante.
-¿Puedo enseñárselo a Tom, mami?-, preguntó mientras Ben captaba el nombre
-¿El vecino?-, murmuró al tiempo que Zoey lo miraba con una sonrisa burlona enganchando un mechón de cabello rubio.
-No, quizás se refiere al de Tom y Jerry-, le respondió sarcástica al tiempo que el rodeaba los ojos.
Ellas le habían platicado sobre su nuevo vecino, había sido un tema superfluo, así que no lograba entender por que su hija quería enseñarle su nuevo regalo.
-Tom es amigo de mamá… y mío también-, aseguró Caroline sin dejar de ver la tele.
Aquello se ponía mas interesante por momentos, Ben enarqueó una ceja mirando a Zoey, para su consternación observó como se sonrojaba levemente, ella no se sonrojaba, eso era una verdad suprema, como que el cielo era azul.
-¿Qué?-, preguntó casi a la defensiva mientras Ben respondía con una sonrisa fácil.
-Nada, nada, solo que nunca me imagine que tu tuvieras “amigos”-, le bromeó mientras ella rodeaba los ojos y terminaba de deshacer la maleta.
-Tu definición de amigo y la mía no son iguales-, aseguró ella, Ben rió y caminó hacia Caroline.
Se despidió recibiendo un sonoro beso y se dirigió hacia la salida topándose con Zoey en el camino.
-¿Sales con Tom?-, preguntó Ben a modo de seguir molestando, pero ella solo se mordió el labio ligeramente y eso le hizo sentirse confuso.
¿De verdad estaba saliendo?
No era que ella no pudiera hacerlo, o que no debiera, a decir verdad era una hermosa mujer de 26, después de haber dejado el tinte negro y que su cuerpo siguiera al embarazo ella había florecido, no encontraba otra forma de describirlo, pero su actitud no había cambiado, seguía siendo un poco ruda, sarcástica y tremendamente independiente.
Era como una mantis religiosa, los hombres tarde o temprano se iban pues temían por su cabeza, además ella había mantenido su vida personal –o la falta de ella- alejada de el.
-No lo se… aun-, aceptó finalmente mirándolo con ojos serios y expresivos, oscuros con tintes dorados.
Ben no supo como responder a eso, solo asintió y se despidió de ella prometiendo llamarla para quedar de acuerdo en los planes de la fiesta de cumpleaños.
De camino hacia su departamento aun llevaba el ceño ligeramente fruncido, la única relación que le había conocido a Zoey, era el imbecil de Lanz, había sido su novio desde los 17 y había estado con el por dos años.
Hasta que ella misma le había dado calabazas…prometiendo no mas relaciones, exceptuando lo suyo –que para nada era una relación-, ninguna cita de la que se había enterado en los años siguientes entraba en la descripción de relación.

-¿Novio imbecil?-, preguntó Ben sentándose junto a Zoey que llevaba un buen rato esperando en el porche de los Dawson, estaba de vacaciones de la Universidad y en las dos semanas que llevaba de regreso en la casa de sus padres, había conocido a Lanz.
-¿Qué novio?-, replicó ella sin mirarlo, algo enfurruñada.
-¿Puedo felicitarte por deshacerte de el o me golpearas en la cabeza?-, preguntó con una sonrisa y ella lo miró por entre los mechones del cabello negro teñido.
-Si lo haces te golpearía por engreído, y no volvería a dirigirte la palabra nunca-, aseguró limpiándose una pequeña lagrima de la mejilla.
El suspiró y pasó un brazo por sus hombros.
-Tranquila, no diré nada-, Ben la sostuvo mientras ella sorbía su nariz con orgullo, el agradeció la suerte de que su novia lo esperara de regreso en la UIA y que su amor fuera enteramente correspondido.

Ben movió la cabeza alejando los recuerdos mientras subía las escaleras de su edificio.
Una semana después de que Zoey rompiera con Lanz, y renegara frente a el de todos los hombres, el había planeado una visita sorpresa a Katia, “el amor de su vida”, ella se había quedado en el campus mientras el visitaba a su familia.
Una visita a mitad de vacaciones sonaba a gloria, pero fue una pesadilla.
Encontrar a uno de tus amigos follando a tu novia era imposible de describir o de racionalizar, más cuando te sentías el dueño del mundo.
Regresó a su pueblo natal sintiéndose una broma y queriendo joderse a si mismo, se bebió todo los que pudo encontrar sin entrar a su casa y avisar a sus padres que estaba de vuelta.
Y ahí había estado ella, en el porche, la chica del cabello teñido, actitud de mierda y con la misma visión del mundo que el en esos momentos.
Ella consiguió más alcohol y después fue historia, todo eran recuerdos sin un orden aparente que habían traído a Caroline nueve meses después.
Mirando hacia su departamento vacío y el silencio que había llegado a odiar, quizás debería alegrase que Zoey encontrara a alguien, y que fuera feliz.
Se lo siguió repitiendo cuando esa noche soñó con que la madre de su hija cortaba la cabeza del buen Tom –al que el aun no conocía-, y eso le hizo despertar con una sonrisa, cosa extraña en los últimos meses.


Su departamento contaba con tres habitaciones, una de ellas había sido convertida por completo en su oficina.
Su trabajo le daba la libertad de estar esclavizado a su casa, en vez de otro lugar.
Una ventaja menor, pero finalmente una ventaja.
La mayor parte del tiempo su oficina era la base de operaciones, salvo los días en los que visitaba los estadios y a los directivos.
El dolor de cabeza latía en sus sienes después de una reunión, para negociar el siguiente contrato de un jugador con mal carácter, uno de los cuatro clientes que mantenía ahora mismo.
Cuando por fin sintió el aire fresco de la tarde sobre su rostro sacó su móvil y marcó el teléfono de la casa de Zoey.
Caroline contestó al segundo timbrazo.
-Hola papi-, saludó mientras el sonreía solo de oír su voz.
-Cariño puedes pasarme a tu mamá-, pidió el después de una conversación de dos minutos, sobre como ella prefería carne a vegetales.
-¡Mami, te llaman!-, gritó su hija haciéndolo reír.
-Adivina papi-, murmuró ella mientras el se metía en el auto.
-Adivino
-Tom me trajo una película sobre un sapo-, contó su hija mientras Ben fruncía el ceño.
Tom, Tom, Tom
Empezaba a soñar con ese nombre, que le agradaba mas cuando no tenía cabeza, suspiró tratando de darle una oportunidad al vecinito.
-¿Cuándo trajo la película?-, preguntó el mientras oía como tomaban el teléfono.
-¿Ben?-, la voz de Zoey le hizo recordar una imagen nítida de la chica en el porche.
Su mamá debía tener razón y al estar en la treintena comenzaba a ponerse como un idiota melancólico.
-¿Tom regala películas a todos los niños desinteresadamente?-, preguntó sarcástico


Al otro lado de la línea Zoey miró hacia el hombre que hacia reír a su hija, sentados en el sofá de la estancia y se volvió a maldecir por parecer una quejica, escuchó la voz de Ben llamándola al otro lado de la línea, y cerró los ojos centrándose y alejando cualquier otro pensamiento que no fuera platos desechables, una piñata y globos, su hija, su hija era el único pensamiento seguro.

Cel.

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8 Comentarios

  1. :O, me gusta la direccion de esta historia!!! muchisimoooooo....
    Uff debo confesarte q todo lo q escribes es increible! esperare pacientemente el proximo capitulo!!! :D

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  2. Diablos, realmente me encanta... Ya quiero saber que pasará w.w
    Uff, Zoey, no creo que sea tan interesada creo que hace lo que hace x su hija, ya vemos q es lo único seguro en su vida.

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  3. me encanto!! jaja otro nuevo comienzo.. jaja

    nos leemos cel!! besito

    que pases bien!

    Mel♥

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  4. Me gusto mucho, espero con ansias la continuacion........ Q tengan un lindo dia a todas.....Besos =)

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  5. holaaa excelenteeeeee capituloo...me gustoo muchisimo el comienzooo...caroline es un encantoo...ya conocimos algo de historia de benn...yy tambien al vecino tom jaajj que caroline se lo nombra siempree...bueno me voy a leer el capii que siguee...besoss!!!

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  6. Me encanto! *_* quiero más XD

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  7. Ups.... yo creo que ese Tom es mas cercano a la edad de Caroline que a la edad de Zoey, no?
    Aunque quizas me equivoque.... tendre q seguir leyendo, jaja
    Pero lo que si estoy segura es que esa niñita es un amor y que Ben esta algo enamorado de Zoey, su "amiga" y madre de su hija XD
    Dany

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  8. me fascina esta historia!

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Deja que fluya...