Cap XIV
La guerra del amor XIV
Bando Dos
Anton
La mesera dejó la miel que le había pedido en la mesa y regaló otra sonrisa antes de alejarse, Mare clavó el tenedor a un pobre trozo de melón con gran énfasis y yo reprimí una sonrisa mirándola mientras vertía un poco de miel a mis hot-cakes.
Ella dio un respingó de nariz pero no dijo nada mientas yo sonreía divirtiéndome mas de lo que quizás debería.
Al mirarla mi cuerpo se lleno de calor y mi pecho se sintió rebozar de una felicidad no del todo controlable, le había hecho el amor, la realidad aun costaba creerse, había sido tan excitante, erótico y perfecto, cada una de las veces. Sin embargo, en honor a la verdad después de racionalizar, como ella lo había llamado, los miedos y barreras que yo mismo había autoimpuesto tratando de protegerla – y protegerme-, se fueron, por fin.
Fuimos libres. Era mía, mía, mía, aquella era mi palabra favorita del día.
-¿Qué es tan gracioso?-, preguntó ella tomando un poco de jugo con los ojos ligeramente entrecerrados.
-Pensaba en lo que me pagaras cuando admitas que también eres celosa-, le contesté encogiéndome de hombros y ella rodeó los ojos.
-Esto no seria tema de conversación si Nick no hubiera aparecido en el pasillo-, replicó
Recordé al idiota y su conversación elocuente mientras enarqueaba una ceja.
-¿Te acostaste con ella, cierto?-, preguntó mientras me cruzaba de brazos.
-No serás tan idiota al creer que volverá a hacerlo-, espectó mientras yo sonreía mirando mi reloj.
-Nicky, ya lo hizo-, repliqué sin poder evitarlo, se tensó, cuadrando los hombros y acercándose d-e-m-a-s-i-a-d-o
-Mare Santos se cansara de ti tarde o temprano
-Solo puedo esperar que sea tarde-, le contesté antes de tocar la puerta de nuevo, pareció dispuesto a seguir antes de maldecir por lo bajo y empujarme, avanzo por el pasillo y despareció dentro del elevador.
-Cariño, esto no se trata de Nick, solo de ser sinceros, puede que no tenga mucha experiencia pero la sinceridad es la base de cualquier relación, además al saber el grado de celotipia de cada uno nos ahorraremos muchos problemas-, terminé con seriedad y ella machacó otro pedazo de fruta.
-Si me preguntas no quiero que vuelvas a acostarte con otra que no sea yo, pero no voy a convertirme en un cavernícola-, espectó con aire remilgado.
-Ya veremos-, le dije mientras miraba de reojo como la mesera, con el nombre de Nancy en su uniforme, se acercaba con café humeante.
-¿Les puedo ofrecer mas café?-, preguntó mirándome mientras yo asentía.
-Gracias-, respondí al tiempo que ella vertía el líquido.
-Esta un poco caliente-, murmuró, enarqueé una ceja en dirección a Mare, pero no lo notó estaba concentrada con los ojos entrecerrados mirando el rostro de Nancy.
-Si, regularmente suele estar así-, espectó mirándome finalmente con una sonrisa afable y la voz extremadamente dulce, la mesera reparó en su presencia y yo reí mientras Nancy parecía algo apenada, asintió y se fue.
Tomé la taza y la acerqué a mi boca mientras miraba a Mare.
-¿Como te gusta el café cariño?-, pregunté, ella sonrió ampliamente.
-Descafeinado-, contestó, luego todo paso demasiado rápido, la silla donde estaba sentado se movió –el pie de cierta persona empujó una de las esquinas-, tuve que levantarme un poco y en mi mano se vertió algo del café ¡caliente!
Maldije por lo bajo mientras Mare reía.
-Es la guerra cariño-, le recordé limpiándome la piel enrojecida.
Decidimos salir a caminar por las calles como turistas en toda la extensión de la palabra, al salir del hotel todo parecía demasiado impresiónate a pesar de no tener el apoyo de aquellas luces que jugaban en la oscuridad, los hoteles se extendían a lo largo de toda la interestatal y calles aledañas, Mare se colocó los lentes de sol mientras pasábamos el hotel Luxor y su gran esfinge del viejo Egipto, la tomé de la mano mientras ella entrelazaba los dedos con una sonrisa privada.
Su pulgar rozó el punto que había sido “herido” por el café y se acercó un poco más.
-No era precisamente mi plan que tiraras el café-, dijo reprimiendo riéndose.
-Jamás se me hubiera pasado por la cabeza-, le dije serio.
-Mi pie choco con la silla-, dijo con gesto inocente.
-Claro, jamás me atrevería a pensar lo contario-, le dije en voz dulce mientras ella hacia una mueca avanzando hacia una tienda pequeña con grandes jarrones y cerámica mexicana en sus aparadores.
La mujer de la tienda, de unos 50 años de piel clara y un vestido típico de algún lugar que claramente no era su país natal sonrió con ojos brillantes mientras se acercaba a Mare.
Ella preguntó por dos jarrones de dibujos estrambóticos y colores llamativos, el conjunto era atrayente.
-Son muy hermosos, ¿verdad?-, comenzó la vendedora mientras yo miraba hacia fuera, una autobús publico había hecho un alto, el gran anuncio de una mujer cubierta con una sabana roja que mostraba un gran teléfono se mostraba en una de las laterales del gran vehiculo, la vendedora carraspeó claramente insultada por que no prestara atención.
-Le estaba diciendo a su novia que tiene muy buen gusto-, dijo molesta, reprendiendo el que haya visto un anuncio que había sido diseñado para que cualquiera salvo los ciegos dejaran de ver, mire a mi novia mientras esta rodeaba los ojos a la vendedora.
-Si ya la he oído, y debido a su buen gusto la esperaré afuera, no me necesita-, le dije con una sonrisa mientras salía de la tienda.
La mujer hizo un sonido indignado.
-Cielo, a veces los mas guapos son los peores-, alcancé a escuchar mientras Mare reía.
-Ah, si, es mi hermoso idiota-, terminó ella haciéndome reír mientras cruzaba la calle.
Se creía que estaba ganando.
Los escaparates mostraban todo tipo de mercancía para cualquier gusto, justo unos dos metros frente a la tienda de jarrones los maniquís vestían conjuntos de lencería delicada, giré avanzando hacia ahí.
Entré sonriendo a la empleada que estaba libre, en el centro de la tienda, era una latina con el cabello rozando sus pechos, hermosa pero demasiado elaborada. Ella se acercó solicita mientras yo clavaba mi mirada en un sostén color morado de encaje y trasparencias, solo de imaginar a Mare en el y solo con el me hacia parecer un adolescente, giré un poco mi el rostro para ver al objeto de mis fantasías cruzando al calle.
Por su cara debía haber notado que estaba comprando ropa interior femenina, debía haberse dado cuenta que esta era otra prueba, reí entre dientes mientras la empleada se acercaba rompiendo la burbuja personal, di un paso al lado alejándome y me giré hacia ella.
-Este seria un excelente regalo, aunque soy pésimo para las tallas...-, comencé sabiendo que la chica mordería el anzuelo, mi dedo pasó por el encaje y ella sonrió pasándose las lengua por los labios
-Yo podría...-, dijo ella mientras miraba a Mare hacer una mueca, ya a unos pasos de nosotros, sonreí y ella me mostró su dedo favorito, la chica aun no había notado su presencia, sabía que debía estar jugando con fuego, pero el ver a Mare ser posesiva, ¡conmigo!, era extrañamente excitante, y si, condenadamente divertido.
-No será necesario-, gruñó quitando la prenda de las manos a la empleada mientras yo la miraba inocentemente.
-Mi amor creí que estabas comprando jarrones-, sonreí
-No cariño, recordé que los niños pueden romperlos-, dijo entre dientes mirando a la empleada con una sonrisa algo forzada
-¿Donde están los vestidores?-, preguntó inocente y la mujer señaló hacia un pasillo mientras me miraba recelosa.
-Estaré aquí por si necesitan algo-, anunció antes de caminar hacia el mostrador de diminutos artículos de lencería francesa.
-Quisiera haber oído todo lo que pensó de ti hace 5 segundos-, dijo mi mejor amiga sonriendo.
-Lo mismo que tu pensabas hace 10, eres celosa cariño, admítelo-, le sonreí
-Me estoy divirtiendo Anton-, aseguró mientras avanzaba hacia los vestidores con el trozo de encaje morado.
Me senté en una de las sillas riendo entre dientes, tres minutos después Mare salió con un sostén negro en la mano, fruncí el ceño levantándome mientras ella iba a la caja.
-Me llevare el morado-, le dijo a la mujer latina, ella enarqueó una ceja y miró el sostén negro.
-Solo cóbralo-, le dijo con voz dulce mientras mi cerebro embotado comprendía, traté de quita mentalmente la camiseta negra que llevaba para imaginar el sostén morado en la piel pálida y suave de Mare, entrecerré los ojos mientras ella me miraba.
-Eso no es jugar limpio-, murmuré
-¿No has oído el dicho?, en la guerra y en el amor todo se vale-, aseguró sonriendo
-¿De verdad no compraste los jarrones?-, le pregunté mientras caminábamos de nuevo por la calle, le habían entregado una pequeña bolsa de papel rojo para que guardar el condenado sostén negro.
-Lo envían por paquetería-, dijo con aire victorioso.
Vimos algunas tiendas mas antes de entrar a un restaurante de comida internacional, había varias mesas juntas y personas de todas las edades hablando y riendo con ojos brillosos, turistas en su mayoría.
Nos sentamos en una mesa de cuatro personas frente a frente mientras un mesero de unos 25 años avanzaba hacia nosotros y nos entregaba los menús.
-¿Puedo sugerirles el especial del día?-, preguntó mirando a Mare mientras ella batía las pestañas, ciertamente no era la visión mas apreciada del día, pero el caer en el juego que yo mismo había iniciado seria una estupidez, para la desesperación de Mare el mesero le sonrió hacia ella pero me miró y finalmente centró sus ojos en la mesa.
Recitó el especial y ordenamos más por el hambre que por lo interesante de los platillos.
Mare se recostó un poco en su silla mientras yo miraba hacia sus pechos sin mucho disimulo el encaje morado sobre su piel mantenía la mente distraída.
-Anton-, advirtió con una sonrisa.
-No me culpes cariño, ansío vértelo puesto-, le contesté en voz baja mientras ella reía, estaba mas hermosa que nunca, era feliz, después de tantos años no había nada que empañara eso, se levantó para ir al baño y me quedé unos segundos mientras la miraba desaparecer hacia un pared del restaurante, pensé en seguirla seriamente, y hacerle el amor ahí mismo, la posibilidad se hacia mas excitante segundo a segundo.
-Perdón-, sentí el golpe en el mismo instante que la voz murmuró aquella palabra, una chica de cabello rubio había trastabillado y se sujetaba de mis hombros, se soltó casi de inmediato mientras otra de cabello corto y castaño sonreía hacia su amiga.
-¿Estas bien?-, pregunté mientras ambas asentían.
-Es que estos tacones me están matando-, murmuró la rubia señalando unos zapatos de tacón alto, lo que no era muy inteligente si ibas a recorrer calle tras calle en Las Vegas.
-Te dije que no te los pusieras-, le recordó su amiga.
-Y yo creo que debías haberle hecho caso-, acepté mientras ambas reían.
-No lo pude evitar-, murmuró la de los tacones.
-Marcie esta decidida a vivir aquello de “Lo que pasa en las Vegas…”-, comenzó la castaña mientras Marcie reía apenada.
-Solo necesito demostrarme a mi misma que soy….-, parpadeó con una mirada triste, me estaba debatiendo entre separar cual era el teatro y cual no, el tropezón hacia sido intencional, había conocido a varias mujeres con ese simple pretexto y jamás les había apartado… hasta ahora.
-Si necesitas demostrártelo tal vez no debas estar aquí, no es bueno para alguien vulnerable estar en La Ciudad del Pecado, te lo digo, mi amiga – en el baño-, y yo vinimos después de que mi novio cortara conmigo pero sigue doliendo-, parpadeé inocente mientras ellas abrían y cerraban la boca sin sonido alguna, la castaña recobró primero el alba.
-Los hombres son unos idiotas-, murmuró y no supe si entraba en esa categoría para ellas, tal vez si.
-Tienes razón-, dijo la rubia sentándose a mi lado mientras su amiga se sentaba en el otro.
Miré a Mare caminar hacia nosotros con los ojos entrecerrados, sabía lo que estaba pensando y sonreí mientras comenzaban las presentaciones, Mare sonrió y se sentó frente a mí aceptando la propuesta de comer todos juntos pero sin intervenir mucho en la conversación sobre el novio traidor de Marcie.
Miré el plato de Mare a medio comer mientras el tiempo avanzaba, fruncí el ceño y la miré esperando cualquier reacción pero ella desvió los ojos y asintió hacia algo que decía Serena, la chica del cabello corto.
-Estoy de acuerdo contigo Anton, necesito recuperar la confianza en mi misma y mi fortaleza, pero también necesito unos “buenos movimientos”-, dijo Marcie con una sonrisa coqueta mientras yo la miraba y Mare dejaba su cubierto de lado con movimientos tensos, quería preguntarle que iba mal pero empezaba a sospecharlo.
No era precisamente como había planeado demostrar mi punto, ni siquiera había planeado al situación, trate de encontrar sus ojos pero fue causa perdida.
-Hablando de movimientos, conocen The Hole, es una bar loca muy conocido, el mejor lugar para bailar-, comentó Serena
-Quizás vayamos hoy-, comentó Marcie.
-¿Te gustaría ir a bailar cariño?-, pregunté a Mare ya un poco, o mucho desesperado por que me mirara.
Ella se limpió la comisura de sus labios con la servilleta y me miró con ojos gélidos.
-No, la verdad es que no-, dijo antes de levantarse y caminar hacia la salida del restaurante sin girarse ni una sola vez
-¿Qué le pasa?-, preguntó Marcie algo indignada mientras yo iba sacando el dinero suficiente para pagar toda la cuenta, lo dejé sobre la mesa y me levanté al instante.
-He escuchado que también tiene un novio idiota-, murmuré mientras salía a buscarla.
Estaba parada a unos metros sin cruzar la calle, me miro y luego volvió el rostro hacia el frente hasta que llegué a su lado.
-Mare-, llamé en voz baja
-Ya no fue divertido-, susurró mientras yo reprimía una maldición, toda la escena había sido un asco.
-Cariño, lo siento, no es como tu piensas, yo…-, comencé mientras ella negaba
-Lo acepto, estoy celosa-, dijo entre dientes, molesta. Mi corazón latió con fuerza contra mi pecho, al diablo con eso.
-Mare-, debía explicarle, iba a hacerlo, pero primero debía borrar aquella expresión, era un idiota pero en ese momento, acorté nuestra distancia y tomé su cara entre mis manos mientras la besaba suavemente.
-Lo siento-, volví a repetir mientras ella se acercaba besándome también.
-Eres un idiota-, dijeron a mi espalda, nos separamos para mirar a Serena y a Marcie mirarnos con los ojos entrecerrados como dos enojadas chiquillas que habían sido engañadas, a bien, eso me recordaría no mentir sobre mi sexualidad, al menos no sin que Mare estuviera enterada.
Estaba demasiado desconcentrado para evitar el impacto de la mano de Marcie sobre el rostro
-No eres gay-, dijo furiosa y se fue cruzando la calle con Serena a los talones después de dirigirme una mirada gélida.
Parpadeé sin pensar en hacer otra cosa mientras Mare comenzaba a reír.
-Tiene razón, eres un idiota-, dijo acariciando la palabra mientras se acercaba besándome el mentón.
-Si, lo recuerdo tu hermoso idiota-, terminé mientras respondía el beso juntando nuestros labios, entrando en su boca lentamente y la abrazaba con fuerza.
Me separé tenuemente y sonreí sin poder evitarlo.
-Gané, cariño
-Cállate Anton-, gruñó ella contra mis labios
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16 Comentarios
Son lindos!
ResponderEliminarCuando se van a decir que se aman?
Q buen capitulo!!!!
ResponderEliminarMare estaba mas q celosa, eso me gusta, mas cuando le dice "Gané, cariño"
Me encanta esta pareja.
Muy buenooooo!!!!
amo sta pareja son divinos
ResponderEliminarhay mary si le hubiese dicho desde el comienzo "si soy celosa y que" se abria evitado el mal trago de verlo coquetear con otras jaja.
hay que lindo anton de verdad, es hermoso
quiero mas de esta pareja por fa
besitos
Aaaaaaaaaahhh estas conciente de que golpearon a MI ANTON????jajaja Me encantó el capitulo Cel, cada dia Amo mas a ese Hombreeeee!!! Si antes asi de mujeriego y liberal y sexy lo améeeee ahora de novio protector y cariñoso y sobretodo monogamo, lo super hiper mega AMOOOO.... Y yo sabia que Mare estaria celosa, a mi me dio coraje, jajaja...Besitos Cel.
ResponderEliminarholaaa Celll...que buenoo que estuvo el capiii...pobree Mare estaba super celosaaaa...y Antonn se llevo una cachetadaaaa jaj por mentir sobre su sexualidaddd jeee!! ahhhh me encantaa Antonn me tien super enamoradaaaaa!!! bueno noss leemos en el que sigueee besossss!!!!
ResponderEliminar*O* amo a esta pareja me encnato que Anton se diera cuenta de su estupides ^^ me encnatan juntos porfin :D
ResponderEliminaruuuu yo estaria rabiando jajaja. le pegaria a la tipa por golpearlo, le pego a el por idiota y me voy ajajaja habria que hacerlo sufrir un poco no?? venganza cof cof...
ResponderEliminarjaja
adoro esta historia.. sii toda decimos lo mismo juajua (por algo sera ;) )
besitoo
Mel♥
Pues a mi me parecio encantadora la mesera (jeje) eclipso mi atención...
ResponderEliminargracias
omg!
ResponderEliminarenserio ke amo los celos!
lo juro jajajaj genial!
se dieron picones a mas no poder jajaj! asta ke ....la bomba revento! y ke bien revento jajaj!
"en la guerra y el amor todo se vale" jaja muy cierto, y mas con esta parejita jaja1
omg, y mi incognita de la vida.....el brasier morado terminara tirado en el piso, o ensima de una lampara jajaj! ya kiero saberlo jajja!
chai
tk
-¿Qué le pasa?-
ResponderEliminar-He escuchado que también tiene un novio idiota-
jajajajaja eso me mató, genial el capi ;)
quiero ver mas acción entre ellos, no se algo mas entregados, me gusto mucho el capitulo y lo encontre muy cortito, publica unoprontol por favor, y me gusto el de novio idiota, genial, un beso
ResponderEliminarCel me ecanto lo del novio idiota, me mori con esa linea, pero merecemos revancha o minimo una buena paga por tanto pique jejeje, me encanta esta pareja :)
ResponderEliminarJa! Aunque Mare lo niegue, gano Anton, cielos que celosa es jaja!! Excelente cap!
ResponderEliminarHola Cel
ResponderEliminarUff justifico completamente que Mare sea celosa... quien no loseria con alguien como Anton....
mmmm muero por saber que cobrará Anton por haber gaando....
me habia asustado pense que pelearian.. por lo de las dos mujeres que aparecieron...
besos
dios!! no había tenido tiempo para leer! pero ahora que termine la universidad, me he puesto las pillas con la historia!!
ResponderEliminarme encanta esta parejita, pero Anton siempre encuentra la forma de cagarlas hahaha
los amo!
besos!
tan lindos y tiernos!!!aunque ese juego de los celos puede ser muy peligroso!!!
ResponderEliminarDeja que fluya...