Cita: Día, hora y lugar para encontrarse dos o más personas

Derek bajó las escaleras de la casa deseando no encontrarse a nadie, tenia dolor de cabeza y un humor de perros así que no era la mejor compañía matutina, pasó la estancia sin toparse con un solo hombre, lo que debía de ser lógico después de que la fraternidad hubiera estado de fiesta la noche anterior.
Entró a la cocina, una de las habitaciones más amplias de la casa y reprimió un gruñido cuando diviso a Taylor sentado en uno de los taburetes con un café en mano.
Cabeceó en señal de saludo y abrió el refrigerador para servirse algo de jugo y desear que su mente se despejara un poco y el dolor remitiera, con ese malestar más le hubiera valido quedarse a jugar póker la noche anterior, pero no, solo se había ido a dar vueltas en su cama como idiota.
Oyó un quejido e la dirección de Taylor y lo miró de reojo mientras bebía otro trago de jugo.
-¿Tomaste demasiado?-, preguntó aun cuando Derek ya intuía la respuesta.
-Ojala fuera ese el problema-, murmuró el otro antes de pegar la frente a la fría superficie de la encimadera.
Derek pensó por un momento que aquella era una escena patética, lo cual le sorprendió pues el había tenido sus mañanas malas también.
-¿Pensaste que era chica y no chico?-, bromeó y se ganó una mirada asesina de Taylor
-Sabes Dek deberías callarte que todo esto es tu culpa-, espectó el otro y volvió a gemir debido a la resaca
-¿Por qué sería mi culpa?-, preguntó Derek confuso
-Ben aumentó las apuestas después de que lo dejaras hablando solo, creí que tenía una buena mano pero…me gasté todo el dinero de este mes, no puedo llamarle a mi padre y decirle que perdí un montón de la mensualidad-, explicó mientras tomaba un poco de café y hacia una mueca.
Derek empezaba a sentir verdadera lástima y fastidio por Taylor y si era sincero…toda la fraternidad.
Iba a preguntarle que planeaba hacer pero él se adelanto.
-Tendré que ganar la apuesta-, murmuró
Debía ser una broma
-¿Qué apuesta?-, pregunto Derek aunque sabía la respuesta.
-La de la chica de la cafetería…, Peggy-, explicó Taylor haciendo que su mandíbula se tesara visiblemente.
-Te voy a ser sincero, no iba a hacer nada, creo que Ben ganara, aunque hasta ahora no he visto que haga nada, pero necesito el dinero-, siguió explicando mientras Derek guardaba el jugo de nuevo en el refrigerador, tratando de controlar su dolor de cabeza y las ganas de aventarle la botella al idiota de enfrente.
-¿Es una broma?-, preguntó riéndose a propósito
-¿Qué es una broma?-, repitió otra voz
Perfecto
Derek miró como Alan iba hacia la cafetera y se servía una taza, sus dientes casi rechinaron, no tenía ganas de verlo, no podía creer que de todos él fuera el que tratara de embaucar a Samantha.
-Dek se burla de mis problemas…oye ahora que lo pienso tu también estas en la apuesta, no quieres ganarla ¿cierto?, necesito el dinero-, Alan parecía no entender del todo de que hablaba Taylor.
Si Taylor, Alan también está en la apuesta.
-¿Alan?, ¿Crees que él le seguirá el juego a Ben?-, preguntó Derek observando cómo este encajaba todas las piezas, algo percibió en su mirada antes de que se girara a mirar a Taylor.
-Bueno…-, comenzó Taylor pero a Derek sinceramente ya no le interesaban sus problemas económicos tanto como incomodar al otro idiota
-Esa apuesta es una idiotez-, murmuró Alan mirando su café, Derek reprimió un bufido.
-¡Ves!, el no saldría con esa chica ni aunque le pagaran por hacerlo-, se burló Dek haciendo que Alan levantara la cabeza.
-Yo no dije eso
Derek no le prestó atención, había tenido suficiente de él.
-Taylor olvídate de la apuesta, no vale la pena, lo sabes… no te preocupes yo te presto el dinero-, dijo casi saliendo de la cocina
-Solo este mes-, gritó en las escaleras ya sin poder observar como Alan lo taladraba con los ojos.
***

Sami se miró al espejo por cuarta vez, en serio, se estaba comenzando a caer mal, pero Derik tenía la culpa, sin saber a dónde irían solo deseaba que su ropa fuera adecuada.
Pantalones, no jeans, una blusa de lycra y un blazer, esperaba no hacer el ridículo y verse demasiado formal.
Suspiró y se acomodó el cabello por última vez. Estaba nerviosa, sabía exactamente por qué, parecía que Derek se estaba vengando de las veces en las que ella tenía el control de sus no citas, se había tardado una semana en pensar el lugar y luego el día anterior solo había ido a la cafetería al cerrar y le había pedido que estuviera lista al día siguiente.
Un sábado a las ocho de la noche, las posibilidades del lugar eran infinitas, Sami se estaba volviendo loca al imaginarse que la llevaba a bailar de nuevo y ella con pantalones de vestir.
Aunque siendo sinceros si la llevaba a bailar, Derek no sería nada original
Se volvió a mirara al espejo, si, otra vez
No quería parecer demasiado arreglada como si esa no cita fuera lo que hubiera estado esperando todo el día.
Oh, bien si la había esperado, siendo sincera y sonriendo a su reflejo, se divertía con Derek, pero no quería que él le diera demasiada importancia, ya se sabía que entre él y el muchachito Bieber, Derik tenía más ego.
Sonrió y tomó una liga haciéndose una coleta floja en el cabello.
Listo, no estaba tan perfecta.

***
-¿Es en serio?-, preguntó Sami, empezaba a notar su estomago tenso, empezaba a sentir un poco de enojo y algo mas de desilusión, algo debió de notársele en el rostro porque Derek dejo de reírse entre dientes, puso las bolsas de comida china en el asiento trasero y negó con la cabeza.
-Entra Samantha, dame un poco de crédito, confía en mí-, le pidió, algo muy difícil después de que ella hubiera bajado de su departamento y él le hubiera abierto la puerta de su camioneta y se hubiera encontrado solo comida rápida, una gran cita…
-Tienes que tener otros talentos ocultos porque eres pésimo para organizar citas-, replicó ella mientras  Derek le sonreía
-¿Y a ti quien te dijo que nuestra cita había empezado ya?-, preguntó el haciéndola rodear los ojos.
El encendió la radio en una estación de música pop a un volumen bajo y ella miró hacia la ventana.
Tenía que admitir que el olor de la comida le estaba dando hambre.
-Bien Derik ya te divertiste conmigo ¿a dónde vamos?-, preguntó mientras alcanzaba una de las bolsas.
-¡No puedes comerte la cena antes de que hayamos llegado!-, exclamó el aunque Sami podía notar que luchaba por permanecer serio.
Ella dejo la bolsa de nuevo y buscó en la otra.
-¿A dónde vamos?-, volvió preguntar y siguió hurgando dentro de la bolsa.
-¿Qué buscas?-, pregunto él mientras detenía la camioneta en una alto.
-¿A dónde vamos?-, insistió Sami mientras el bufaba pero antes de que pudiera contestar ella exclamó y sacó el paquete de galletas de la fortuna, lo abrió y tomó una, la mordió y sacó el papelito, todo ante la mirada divertida y la boca abierta de Derik.
Una auto sonó el claxon mientras el se despabilan y arrancaba.
-“El placer te espera en la otra orilla. Cruza confiado”-, leyó Sami echándose a reír algo nerviosamente antes de volverse a mirar a Derek
-Después de esto, ¿me dirás a donde vamos?-, le preguntó tras vez mientras el aparcaba la camioneta.
-Aquí-, contestó sonriéndole mientras ella miraba al frente y parpadeaba dos veces al ver la fachada del gimnasio más cercano al campus.
Samantha no preguntó nada, se rindió y dejó de tratar de entender la mente de Derek así que solo lo siguió con bolsas en mano hasta la entrada, para su sorpresa se dirigieron a la puerta de servicio y el abrió con una llave propia.
-Conozco al guardia-, le dijo a modo de explicación.
-¿De cuándo tratarse de traer a otra chica sin autorización?-, preguntó ella haciendo que él la mirara divertido.
Avanzaron pasando dos habitaciones, un área de instrumentos deportivos, una salón de spin y otro de pesas, se dirigieron a otra puerta más grande mientras Sami pensaba que si, sus pantalones de vestir no eran adecuados, no era su culpa.
-Si no estuviera encendidas las luces del pasillo me sentiría en una sangrienta película de terror y huiría de ti-, le dijo mientras el abría la puerta.
-Te seguiría, yo conozco el lugar y tu no-, aseguró Derik mientras ambos miraban hacia la piscina.
Samantha sonrió al agua, una pequeña capa de vapor indicaba que la temperatura estaría perfecta para nadar.
El la miró antes de acercarse a la orilla, dejar las bolsas, comenzar a sacar la comida y acomodar los paquetes antes de alejarse un poco y quitarse los zapatos, la miró antes de comenzara a doblarse el pantalón.
-¿Qué haces?-, preguntó ella divertida
El solo arqueó una ceja, terminó y se sentó en la orilla sumergiendo sus pies, gimió bajito y le sonrió antes de tomar el primer envase de la comida.
Sami se rió, no pudo evitarlo, soltó todo el nerviosismo en su interior y toda la expectación y solo quedo un brillo de alegría y diversión en su pecho, se quito los zapatos y se subió el pantalón.
-Bien Derik, no eres tan malo para las citas-, aceptó mientras se sentaba a su lado

***
-¿500?-, preguntó ella sorprendida, era demasiado para pagarle a alguien.
-El guardia podría perder su trabajo si nos encuentran-, se encogió de hombros.
Había estado hablando de muchas cosas ninguna verdaderamente importante hasta que ella le pidió que le explicara como había conseguido la llave.
-Si lo despiden sería porque prefiere ganar un dinero extra que hacer su guardia-, replicó Sami
-Todo depende del cristal con que se mire-, contestó Derek
Ella rodeó los ojos aunque no discutió, se había divertido demasiado como para querer que el guardia se hubiera negado al dinero extra.
Derek terminó su galleta de la suerte y miró la piscina un buen rato.
Sami miró sus pies debajo del agua, luego los de él, había algo extraño y divertido en mirar aquello, no todos los días era posible.
-A que no te atreves-, retó él.
Lo miró pero le costó un poco mas darse cuenta a que se refería.
-No, no me atrevo-, dijo ella mientras el reía.
-Sinceridad-, susurró, antes de levantarse y quitarse la playera de manga larga que llevaba, Sami por un momento desvió los ojos solo por un momento, pero después se rindió, era como mirar en la TV, si un abdomen bien formado y masculino se le ponía enfrente no le cambiaba a otro canal ¿o sí?
Derek la miró un momento y luego tomó aire y llevó las manos a la cintura de sus vaqueros.
-¿El canal para adultos?-, susurró Sami desviando la mirada, luego escuchó el chapuzón.
Miró hacia donde Derek había estado hacia un momento, después a su ropa salpicada, el no se había quitado los pantalones, de en medio de la piscina sobresalió la cabeza de Derik  después volvió a sumergirse para llegar hacia a ella.
-Podría jalarte dentro-, aseguró divertido mientras Sami entrecerraba los ojos.
-Me vengaría, encontraría la forma de tusarte tu adorado cabello, lo juro-, le dijo haciéndolo reír, el se acercó, sus manos tocaron sus pantorrillas acariciando suavemente, se le erizó la piel y se mordió el labio inferior, el llegó con sus manos hasta un poco mas abajo que la parte superior de sus rodillas y se acercó un poco mas haciendo que ella abriera sus piernas para darle espacio.
-Estas sonrojada-, le dijo él mientras ella rodeaba los ojos.
-Quizás porque estoy nerviosa, aunque no sé porque, siempre acostumbro mirar a un hombre loco y mojado en una piscina acariciar mis piernas bajo el agua-, dijo ella mientras el bajaba sus manos hasta los dedos de sus pies, soltó una risita sin poder detenerla.
-¿Quieres que te deje ir?-, preguntó Derek, aunque para ser sinceros él no sabía si sería posible, el no había planeado aquello, al menos no esa última parte pero esta embelesado mirándola nerviosa y cautivada, era como si por un momento tuviera el control de Samantha.
Por fin el no era el sorprendido y extasiado
-Te dejare ir, solo que antes voy a besarte-, aseguró antes de mirarla entrecerrar los ojos.
Pareció como si de verdad lo pensara.
-De acuerdo-, susurró Sami casi sin voz antes de inclinarse, de nuevo el era el sorprendido y extasiado, demonios.
Ella se sujetó de sus hombros y se inclinó un poco mas antes de que el buscara sus labios, eran suaves, rosados y húmedos, se deleito delineando sus forma antes de buscar profundizarlos un poco mas, Sami exhaló suavemente y el abrió los ojos, ella lo siguió y así mirándose ella abrió sus labios y sus lenguas se tocaron solo un roce ligero antes de que el volviera a cerrarlos y buscara perderse en la boca de ella, de Samantha.
De Sami.

Lo probó, lo probó y su sabor era casi perfecto, toque de menta, de dulce y de especias por la comida, Sami sonrió contra sus labios, declarando para sí que esa era la mejor cita de su vida….salvo que no era una cita no real.
Fue aligerando el beso y agradeció que el se separara primero, al final era un buen termino para las no citas.
-Listo, te espero en la camioneta-, le dijo antes de levantarse y recoger sus zapatos y su blazer antes de caminar hasta la salida.

Cel.