Terrence se había convencido que era mejor un desayuno repleto de sonrisas en su mayoría falsas y comentarios mordaces, a un café en lo solitario de su departamento.
Necesitaba cerrar su mente o en su defecto aturdirla con la necesidad de repeler los ataques verbales de todas las mujeres que ahora veía en el restaurante en el que Dalia la había citado.
Era una solución desesperada, pero si no lo hacia iría a buscar a Esteban o a Cameron y los obligaría a dejar de ser como niños, si no hacía algo estaba segura que se volvería completamente loca, se cumplían dos días de que ella había dejado el mensaje en la oficina de Publicidad Smith, la secretaria le había asegurado que Cameron recibiría el mensaje, pero ella aun no sabía nada, ¿Y si lo había recibido y eso no cambiaba nada?, ¿Debía de aceptar que jamás volverían a estar juntos?
-Terrence, que bueno que hayas venido-, le saludó Carol Smith mientras Dalia formulaba la palabra gracias gesticulando discretamente, la esposa de su padre se miraba como carne fresca entre pirañas, terrorífico en verdad.
-Pareces algo demacrada, ¿te sientes bien?-, le comentó Inés Teral, la madre de Esteban, mientras Terri asentía, saludó a dos mujeres mas que no tenía el agrado de conocer pero que sin duda estaban del lado de Inés contra la no muy querida madre de Cam.
Se sentó junto a Dalia mientras la conversación retomaba su curso comentando el próximo baile de debutantes en el club al que todas en la mesa a excepción de Terrence visitaba al menos una vez por semana.
-Nos alegra mucho que hayas venido, la pobre de Dalia a veces quisiera hablar de cosas más intrascendentes-, murmuró Carol y por una vez Inés no rechistó en seguir aquella línea de conversación.
-La pobre se merece tener alguien casi de su edad aquí-, terminó la madre de Esteban, a Terri no le quedaba duda que aquello era una forma de recordar que no estaban de acuerdo con la esposa de su padre, miró a Dalia quien sonreía educadamente pero colocándose una coraza que la había parecer una bonita estatua.
-No deberían subestimarla, ¿No todas las mujeres aquí están casadas con hombres empresarios?, deberían saber que para conquistar a uno como mi padre se necesita mas que juventud, incluso mucho mas para mantenerlo interesado, Dalia debe ser mas inteligente de lo que sus piernas son largas-, las palabras salieron de su boca con calma mientras disfrutaba la reprobación de los ojos de las mujeres ante su forma de expresarse, Dalia sonrió reprimiendo el regocijo.
-Terrence nosotras solo estábamos diciendo la verdad, ustedes son casi de la misma edad-, replicó Carol con aire de suficiencia, de verdad, ¿Como el hombre al que amaba podría soportarla?
Bien, no vivía con ella, eso era una ventaja.
-Y yo solo compartía mi opinión, lo que para una persona puede ser intrascendente para otra es el eje de la vida-, terminó Terri mientras Dalia la miraba con ojos calidos.
El desayuno con las brujas de Salem terminó y Terrence acompañó a la esposa de Henry hasta su auto.
-No se como puedes soportarlo-, le comentó sinceramente mientras ella reía.
-Me niego a cada cinco de seis invitaciones en la semana, pero no puedo ser descortés, además Henry disfruta cuando le cuento cada barbaridad que es dicha por las urracas-, aceptó con picardía mientras hacia reír a Terri.
-Eso me ha sorprendido-, atinó a decir mientras Dalia la miraba seria de nuevo.
-Gracias por venir-, le recordó mientras Terrence asentía.
-Yo te debo una invitación que sea de verdad divertida-, le aseguró mientras la mujer a la que su padre parecía amar con adoración subía a su auto.
-Lo recordare-, terminó Dalia
-¿Estas segura que eliges el taxi?-, preguntó de nuevo
-Segurísima-, se despidió Terrence con la mano antes de avanzar hacia la acera para dirigirse a su consultorio.
Para su sorpresa la mayor parte del día pudo enfrascar su preocupación y su miedo de haber fracasado con los hombres que permanecían en su corazón.
Comió pizza en la oficina con Amber, su nueva secretaria, una chica que estudiaba enfermería y necesitaba el dinero para la colegiatura.
Habían estado la mayor parte de la mañana acomodando los muebles que había comprado para el vestíbulo, Amber se puso loca de emoción al tener su lugar listo para comenzar.
Después habían recibido al del servicio de Internet y al de la compañía de alarmas y estuvieron presentes durante la instalación.
Terrence miró hacia su oficina con cada cosa en su lugar, rebosante de expectación por empezar a trabajar.
La semana siguiente abrirían con consultas al 2x1, lo que le permitiría a los vecinos conocerla y a ella convencerlos de que estaba dispuesta a ayudarlos.
Amber tocó la puerta abierta y le sonrió.
-Me iré antes de que oscurezca mas y poder caminar-, le comentó mientras Terri sonreía al mirar su cabello corto cortado casi demasiado en punta, parecía una duende loquita escapada del bosque, pero era su día libre, Amber le había asegurado que aquel look no seria el mismo del lunes y Terrence esperaba expectante la sorpresa.
-No quieres que te acompañé-, sugirió mientras la chica negaba casi al instante
-Nos vemos el lunes puntual-, le sonrió, desapareciendo de su campo de visión, Terri gritó un adiós fuerte mientas la chica reía.
Al quedarse sola, el día lleno de aturdimiento llegó a su fin y solo le quedo el sentimiento de vacío en su estomago, miró los muebles que Esteban había ayudado a armar y recordó la cara de Cameron cuando había ido a buscarla ahí la primera vez.
Se abrazó a si misma reprimiendo el miedo de quedarse así, sola.
Fue hasta su escritorio y buscó el móvil en su bolso mientras marcaba sin pensarlo el teléfono de Cameron, esperó oír el primer timbrazo, mientras una canción de Jazz sonaba a sus espaldas.
-¿Quieres que te conteste?-, preguntó el, el corazón de Terrence comenzó a latir rápidamente mientras se giraba para mirarlo en el marco de la puerta de su oficina.
-Cam-, la palabra salió ronca mientras su garganta se cerraba en un doloroso nudo.
-Hola cariño-, saludó el sonriéndole, llevaba la camisa arremangada hasta los codos, sin corbata y solo el pantalón de vestir azul marino.
-Yo llamé a tu oficina-, dijo ella precipitadamente
-Lo se, recibí el mensaje, necesito disculparme contigo-, le contestó mientras Terrence fruncía el ceño.
No, esto no debía ser así, ¡que no había entendido!, el podía detener a Esteban, convencerlo de quedarse, ellos debían hablar de una buena vez.
-¿Conmigo?-, replicó ella suprimiendo su frustración
-Lo que dije esa noche en tu departamento fue una tontería, había demasiados sentimientos que tenia que admitir-, aseguró Cam mientras Terri cerraba los ojos tratando de centrarse.
-Cameron yo no…-, el se acercó hacia ella, pronto sujetando su rostro con ambas manos.
Puso un dedo en sus labios y la besó lentamente en un movimiento suave y sutil, lleno de pasión contenida.
Terri se alejó intentado otra vez centrar su conversación, no necesitaba eso, no necesitaba sentirlo y desearlo si el no podía entregarse por completo.
-Déjalo terminar Terri-, su jadeó fue una mezcla de miedo y sorpresa, recargado contra la pared cercana a la puerta ya cerrada, Esteban los miraba con una sonrisa divertida, sus lentes bajados sobre su nariz casi como si el mismo los hubiera colocado ahí y su suéter negro marcando el pecho debido a su postura.
-¿Cómo?-, musitó ella mientras Cam reía acercando de nuevo sus labios ahora delineando con ellos el contorno de su oreja.
-No soy tan idiota como llegue a parecer, no dejaría que el se fuera Terri-, le explicó mientras ella miraba el amor en sus ojos, y la misma sensación emanaba del cuerpo del hombre detrás de ellos.
-Todo o nada-, murmuró ella con una lágrima bajando por su mejilla.
-Todo-, le aseguró Cameron mientras la abrazaba respirando contra su cabello.
-¿Ya no te iras?-, preguntó a Esteban mientras el negaba, su sonrisa provocó una risita loca de ella, nacida desde el fondo de su pecho y se separó de Cam para mirarlos a ambos fijamente.
-¿Y ahora que?-, preguntó con las piernas contra la orilla del escritorio.
-Ahora queremos estar contigo-, murmuró Esteban mientras Cameron reía
-Ya sabes, vinimos lo mas rápido que fue posible, fue difícil de convencer-, aseguró mientras miraba a Esteban con ojos calidos, el otro hombre entrecerró los ojos y en ellos había una energía sexual contenida, la mirada que se dan dos personas que han conocido el cuerpo del otro a fondo.
Terrence esperaba que eso le pareciera al menos extraño, pero la humedad que se deslizaba ya entre su sexo negaba aquella afirmación, el solo hecho de imaginarlos juntos, amándose, y follando era demasiado erótico.
-¿Ustedes?-, murmuró sin saber como continuar, ambos la miraron por un momento, completamente serios.
Cam se acercó mientras la besaba de nuevo sin contestarle, ella se relajó en sus brazos y dejó que la sentara en la orilla del escritorio y su mano vagó desde la pantorrilla descubierta hacia arriba pasando su rodilla y metiéndola dentro de sus pantalones cortos.
-Si Terri, ¿Te molesta?-, preguntó Esteban verdaderamente preocupado, su expresión seria y expectante mientras Cameron seguían formando círculos en la piel de sus piernas.
-La realidad es que me excita bastante-, susurró sin mirarlos mientras Cam sonreía y la miraba con los ojos llenos de amor.
-Por eso eres nuestra-, aseguró feliz mientras Esteban se acercaba y la besaba en los labios.
-Te eche de menos-, murmuró
Y ella asintió pensando exactamente lo mismo.
Al fin volvía a estar con sus amigos de la infancia, sin barreras ni ataduras, maduros y listos para amar, a su forma.
-¿Estas mojada Terri?-, preguntó Esteban al mirarla retorcerse en el improvisado asiento.
Ella asintió sintiendo su cuerpo temblar solo de tenerlos cerca y saber que ahora no se irían.
-Quizás debamos hacer algo al respecto-, le susurró el a Cameron mientras este llevaba sus manos hasta la cinturilla de sus pantalones y los bajaba junta su ropa interior.
Ella no puso mucha resistencia.
Esteban la besó ahuecando sus pechos aun contra la tela de su blusa mientras Cam pasaba las yemas por su sexo palpitante.
Terrence se arqueo dándoles acceso, abriendo sus piernas.
-¿Sabes lo que haremos?-, preguntó Cam mientras ella miraba sus ojos azules, se le venían muchas cosas a la cabeza pero no dijo ninguna.
-Vamos a lamerte hasta que te corras-, habló Esteban a su oído mientras ambos hombres se agachaban hacia el lugar que exudaba calor liquido, su vagina se contrajo por la mera imagen y ellos se acercaron, lamiendo uno a la vez, pequeñas caricias contra su entrada para luego presionar con su lengua el hinchado clítoris.
Ella gimió separando todo lo que pudo sus piernas y sus manos se sostuvieron hacia atrás mientras no poda dejar de mirarlos.
Ellos succionaban, besaban y atormentaban su sexo, derritiéndola a punto de alcanzar el clímax y apartándose, mordiendo sus rodillas y muslos para desacelerar el ritmo, ambos se acercaron y sus lenguas recorriendo una y otra casi a la par para después dar paso a que ambos la penetraran con dos dedos
-Si, por favor-, gimió ella mientras echaba la cabeza hacia atrás, sus dedos juguetearon solo un segundo antes de que sus lenguas regresaran, más demandantes, y diferentes, parecían estar besándola.
Ella se forzó a mirarlos y era justo lo que estaba haciendo, invitándola a un beso excitante, sus lenguas se enroscaban juntas mientras la acariciaban
Era terriblemente erótico
Terri se arqueó y gimió mientras Cam introducía un dedo en ella y Esteban mordía con los labios su clítoris, haciéndola estallar.
Ella se retorció una y otra vez mientras ellos la sostenían.
Cameron la abrazó atrayéndola hacia su pecho mientras ella se pagaba a su cuerpo.
-¿Lista para irnos, cariño?-, preguntó el mientras ella reía bajito
-¿A dónde?-, preguntó sin abrir los ojos.
-A donde Esteban pueda follarte mientras yo lo follo a el-, describió mientras Terri se estremecía tan solo de pensarlo.
-Bien, por que después les haré el amor lentamente-, sentenció
-Es un trato-, concordó Esteban en tono bajo.
Ella lo miró aun abrazada de Cam
-Los amo-, susurró
-Y nosotros a ti-, dijo él como si fueran uno solo.