Más que Amistad, Cap II,

No había manera de que Terri pudiera estar en la ciudad sin avisarle a Henry, el llamó dos veces en tres días para saber si conocía la fecha exacta de su arribo.
Podría mentirle una vez, una pequeña mentira, dos veces era absurdo y mas bien innecesario.
Su padre se molestó por su arrebato, por su falta de comunicación y estuvo al teléfono al menos 30 minutos tratando de convencerla que sus decisiones no debían ser tan precipitadas, y que para nada aprobaba el lugar donde estaba residiendo.
Terrence lo escuchó solamente los primeros minutos, perdida en sus pensamientos, Esteban no había llamado y ella estaba demasiado confundida para volver a ver tan pronto, aun cuando deseara que el teléfono sonara anunciando su llamada.
Una parte de ella quería saber que había pasado con el, con el y con Cameron, ¿Ya no eran amigos?, las posibilidades de que ellos se hubieran distanciado no tenían cabida en su cabeza hasta que había visto la reacción de su antiguo compañeros de juegos.
Su mente daba vueltas a miles de teorías diferentes, pero su cuerpo solo ansiaba verlo y sentir su presencia de nuevo.
El aceptar que se sentía atraída por el, era extraño y atemorizante, sus relaciones nunca pasaban de unas cuantas citas, un buen sexo y darles algún motivo para dejarla sola de nuevo.
Ella jamás había perdido el control, jamás se había sentido tan débil que solo el hombre al que deseara fuera su tabla salvavidas, pero unos minutos con Esteban y el había invadido sus sueños y pequeños momentos a lo largo del día.
El taxista la miró por el retrovisor del vehiculo al accesar al elegante vecindario mientras ella le sonreía tenuemente.
Había declinado el auto que Henry le mandaría a su departamento advirtiéndole a su padre que aun podía faltar a tan elegante evento.
¡Su cena de bienvenida!
Henry le había avisado de la genial idea de su nueva esposa y Terrence solo había escuchado algo molesta cuando el le contaba como su mujer había organizado la agenda de ese día por ella.
Había desistido de todo lo que le fue posible, pero aunque odiara aquellas reuniones, no era su intención poner en ridículo a su padre o hacer creer a la nueva esposa de Henry que sus sentimientos eran algo menos que amables.
Mientras mas distante y cortes fuera su relación, seria muchísimo mejor.
Pagó el taxi y caminó hacia la casa residencial que ella solo recordaba vagamente, se pasó una mano por el cabello y miró su vestido blanco y sencillo antes de tocar.
Le recibió una sirvienta que sonrió respetuosamente y le indicó el camino hacia el vestíbulo de elegantes acabados modernos.
Su padre la saludó segundos después del brazo de una mujer solo unos años mayor que Terrence, para su sorpresa de rostro amable y sonrisa aunque tenue, sincera.
-Me alegra que hayas venido-, le dijo Henry, aun atractivo a pesar de los años; con las canas acentuando las sienes del cabello marrón.
-Dije que vendría y aquí estoy-, le contestó ella mientras el la miraba hacia su esposa.
-Terrence ella es Dalia-, dijo el simplemente mientras su esposa la saludaba tendiéndole la mano.
-Gracias por venir-, murmuró mientras su padre las encaminaba hacia un pequeño salón, donde había al menos unas diez personas mas, la mayoría que Terrence nunca en su vida había visto, exceptuando, claro esta, al matrimonio Smith; amigos íntimos de su familia
-Terrence Howard, mírate, estas encantadora-, susurró Carol Smith con la misma sonrisa que le recordaba sus días de instituto junto a las niñas rubias, ninguna palabra le había sonado sincera.
Walter Smith le sonrió mas calidamente y ella se encontró respondiendo al sonrisa, su madre y Walter habían tenido caracteres muy parecidos, siempre te hacían sentir cómodo sin adularte, casi sin palabras, pues no exigían de forma demencial.
-Henry debes de estar muy contento por tenerla aquí, no cabe duda que ella será unas de las solteras mas codiciadas desde que todos noten su belleza-, continuó Carol mirando a su padre que la observó un momento antes de asentir, Terrence se mordió la lengua tragándose una respuesta mordaz.
Henry conocía muy bien su titulo medico y aun mas sus planes sobre su propio consultorio.
-Terrence acaba de llegar, por que no la dejamos refrescarse un momento antes de pasar al comedor-, propuso Dalia, mientras Terri la miraba sorprendida y agradecida, después de su negativa a seguir los planes de la esposa de su padre para el día, Dalia parecía respetar los límites que ella había marcado.
Carol asintió a regañadientes mientras Terri salía del pequeño salón, ella recordaba aquella casa, pero en cierta forma la sentía ajena, ni siquiera pensó en pasar por el cuarto de baño, solo se dedicó a recorrer los pasillos lentamente, percibiendo los pequeños cambios en el mobiliario y la decoración, las memorias eran vagas y algo confusas, llegó hasta el jardín trasero y caminó el corto trecho de baldosas hacia la piscina, calida y tranquila, su lugar favorito de niña, rodeado de flores que para su sorpresa seguían ahí.
Sus ojos se llenaron de tontas lagrimas que cortó antes de que comenzaran y se abrazó a si misma mirando el agua reflejando la noche.
-Nunca entendí por que te gustaba tanto estar aquí-, le dijo una voz a su espalda, una voz divertida, espesa, causando un escalofrío en su columna.
Se giró para observar a un hombre de traje oscuro que realzaba su corto cabello rubio y combinaba perfectamente con la elegante casa a su espalda.
El se acercó un paso mas mientras Terrence volvía a sentir como hacia unos días su lengua dormida, sin capacidad alguna.
¿Qué estaba mal con ella?
-¿No me lo vas a explicar?-, preguntó el de nuevo, acercándose lo suficiente como para que ella notara la profundidad de sus ojos azules, combinando perfectamente con su corbata.
-Cameron-, susurró ella paralizada, vagamente recordó la euforia de su abrazo a Esteban pero esta vez no tenia ya forma de reaccionar.
Era demasiado.
En toda su niñez al lado de ellos, Esteban era el futuro hombre de traje, mientras que Cam seria el motorista rebelde, la realidad era muy diferente
-Hola Terri-, saludó el con una pequeña sonrisa mientras ella se acercaba y lentamente tocaba sus pómulos con ambas manos.
Las bajó apenada mientras el miraba de nuevo el agua, liberándola de un bochornoso momento.
-¿Vas a contestar?-, insistió el mientras Terrence rasgaba retazos de la conversación intentando saber a lo que se refería
La alberca.
-Es mi lugar favorito, aquí me divertía, reía, miraba a mamá sonreír y nadie discutía-, terminó ella con la misma necesitada de contestar solo la verdad, al igual que solo unos días antes con Esteban.
El solo recordarlo le causa sentimientos contradictorios, aun anhelaba si quiera su llamada.
¿Y si ambos estaban en la cena?
Aquel pensamiento la hizo sentirse totalmente a la deriva
-También era la parte que mas me gustaba de tu casa-, afirmó el con los recuerdos en sus ojos, recuerdos que borraron la sonrisa de su rostro.
Ella miró el cambio en su postura deseando poder entender.

Cameron Smith se consideraba una persona organizada, prácticamente todas sus acciones eran pensadas y analizadas, hasta que había visto a Terrence vagar rumbo al jardín cuando había llegado a la cena de los Howard
Simplemente la había seguido.
Durante todo el camino en su auto sabia que la vería nuevamente, pero ella era mucho mas de lo que se mente pudiera haber formulado.
Parecía un sueño pervertido con el agua de la alberca detrás y el jardín enmarcando a la diosa vestida de blanco.
Cameron no podía dejar de verla, creía que se estaba volviendo loco hasta esta noche.
De pronto su mente comenzó a trabajar de nuevo y le dio su respuesta:
Terrence
Ella era la razón que valía toda la demás porquería en su vida, la razón de la maldita locura de los meses pasados; por ella no le importaba nada….con ella podría volver a ser el mismo.
-¿Cómo fue el viaje?-, preguntó el manteniendo sus pensamientos a raya por un momento.
Ella se encogió de hombros delicadamente antes de contestar
-Como suelen ser los viajes, si me preguntas, lo peor es la mudaza-, admitió haciéndolo sonreír
-Suena escabroso-, le bromeó mientras ella miraba la casa, dejó que comenzara a caminar hacia el interior, siguiéndola después.
-Así que, ahora eres todo un empresario-, murmuró Terrence lanzando una de las muchas interrogantes que se agolpaban contra su boca.
-Papá logró enamorarme de la administración-, admitió el sinceramente y Terri le creyó a pesar de que nunca hubiese pensado que Cameron, su Cameron, el niño revoltoso y rebelde fuera un apuesto hombre enfrascado en un elegante Armani.
Sin embargo casi nada era igual, no debería sorprenderle.
Esteban volvió a su mente mientras llegaban al comedor, para su suerte, el no estaba ahí.
Cam la ayudó a sentarse y el fue a colocarse al lado de su padre mientras Carol miraba de su hijo a Terrence una y otra vez.
Le fue imposible comer algo más que un poco del platillo frente a ella.
Nada en el ambiente le parecía ser una cena de bienvenida, no cuando la mayoría de las personas no la conocían, y la única que de verdad podría interesarle hacia mella en su cuerpo y trizas su mente, ya de por si harta de pensar sin llegar a ningún lado.
Se disculpó después del postre y fue a buscar el cuarto de baño de la planta inferior, pero por poco y se pierde en la que antes había sido su casa.
-¿Requieres una visita guiada?-, le preguntó la voz de Cameron de nuevo tras suyo.
Debería ser intimidante, pero algo en la idea de su voz tan cerca como para susúrrale al oído de espaldas contra su pecho le hizo quemar la piel.
Terrence se mordió los labios tratando de parecer serena.
-La verdad estaba algo sofocada ahí dentro-, admitió girándose mientras el asentía
-Suele pasar mas a menudo de lo que te imaginas-, respondió serio.
-Pero aun así te gusta: el trabajo, la oficina, las juntas, las cenas de negocios, ¿verdad?-, le replicó Terrence queriendo explicarse la parte de la vida que se había perdido de sus amigos, la parte en la que ella ya no entendía nada.
-Una parte de mi aun me odia por amar lo que hago-, le contestó con una sonrisa  mientras se acercaba un poco
-Así como tu amas tu titulo medico, ¿No es así?, solamente estamos hechos para un solo destino-, terminó desviando la mirada mientras Terri se acercaba casi desesperada. Su cuerpo era un imán del de Cam.
Sonrió sin humor.
-Eso suena casi exactamente al mismo pensamiento de Esteban-, terminó ella, mirando como el nombre de su otro amigo en sus labios causaba una mueca en el hombre frente a ella, una mueca de odio puro.
Terrence cerró los ojos incapaz de ver aquel sentimiento
Esperaba alguna pregunta, algún comentario, pero el silencio se alargó cada vez mas incomodo.
-Te extrañe-, fue lo único que salio de los labios de Cameron, sus ojos azules se encontraron con los suyos mientras el se acercaba mucho mas, la barrera del espacio personal perdida por mucho.
Ella también lo había extrañado al principio de forma dolorosa, luego solo un recuerdo agridulce.
-Yo también…-, el la encerró en su cuerpo acercándose tanto que Terrence no pudo ver mas allá de el, y se olvidó de todo al oler la fragancia masculina; toque de colonia y piel masculina, su aliento le llegó como una caricia a su piel.
Era como un tren sin frenos, Terrence estaba aterrada, gritaba que no en silencio pues había perdido su voz.
Una parte de ella sabia que el podría besarla y lo ansiaba, besar a Cameron seria una locura pero se estaba resistiendo de acercar sus labios ella misma, el era atractivo, y estaba ahí, después de tantos años y sus ojos pedían a gritos algo que ella podía dar, aunque no supiera maldita cosa que era.
Sin embargo la otra mitad; en su interior, gritó otro nombre, evocó otra imagen, otros ojos y otra boca.
-Los extrañé mucho, a Esteban y a ti-, aceptó sabiendo que todo había terminado, Cam se enderezó como si su espalda estuviera en llamas y la miró un momento ínfimo antes de dar pasos hacia atrás.
-Te creo-, escupió mientras señalaba el pasillo contrario.
-Ese es el tocador, dejare que “te refresques”-, susurró dejándola antes de que pudiera responder, antes de que pudiera confrontarlo y hacer que le explicara por que se sentía partida, por que ellos estaban rotos.
Entró al cuarto de baño y miró su reflejo en el espejo, tratando de encontrar la fuerza necesaria para obligarlo a permanecer esta vez.
Para que el respondiera sus preguntas.
Pero al regresar al salón, Cameron ya se había disculpado con los anfitriones dejándola helada y mas vacía que antes.
Se tragó el dolor de aquella acción y siguió, odiándolo en silencio pues ahora tenia un momento amargo en aquel jardín trasero.
Los niños que ella conocía como sus amigos habían desparecido, dejándola sola con una sensación fría en la piel, no le quedaba nada.

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7 Comentarios

  1. Nooo si no pierden el tiempo, llegando y a ver que se hace, ya merito se besaban. Yo quiero saber que paso entre Cameron y Esteban... porque se distanciaron. La ventaja es que la historia ya esta completa y solo tengo que seguir leyendo.

    Gracias Cel.

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  2. me parece que me gusta mas Esteban...no se porque... algo del patito feo convertido en cisne...

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  3. que se traen cAM Y eSTEBAN MMMM ENSERIO QUE YA ME DEJARON MAS QUE INTIGADA PEOR BUENO TENGO QUE MADRUGAR ASI QUE CON DOLOR EN EL ALMA LEEO MAÑANA

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  4. que pudo haber pasado entre ello!!!
    saludos
    me ha gsutado mucho

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  5. me intriga que es lo que ah pasado entre Esteban y Cameron, su comportamiento hostil es muy ... preocupante

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  6. Anónimo1:28:00

    Interesante el cambiazo de sus amigos, cam es como mas agresivo que esteban y me sigo pregunando porque se distanciaron aunque ya tengo mis teorias xDDD, genial me voy a por el prox cap, (k)!!

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  7. Sigo intrigada, pero ya es tarde para seguir asi que mñn me leo los demás...
    Me ha encnatado el capitulo y Cameron <3 es tan lanzado *_* la acaba de ver despues de 13 años y ya casi se besan +.+

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Deja que fluya...