con poca tinta
Debilidad
-¿Quieres que pase por ti?-, preguntó Tabata, mi mejor amiga no había hecho un solo comentario, guardándose su opinión ante todo, a veces había tenido ganas de gritarle que me juzgará, otras que me dijera que hacer y muchas mas había agradecido que solo estuviera ahí, conmigo.
-Estaré bien, necesito hacer esto sola-, le dije guardando un pequeño portarretrato en la caja del archivo, ni siquiera miré la foto, donde una chica de cabellos rojos y rizados al viento abrazaba con fuerza a un hombre de cabellos castaños y muy corto, se miraban felices, sonrientes, casi un sueño.
Conocía la foto de memoria, y cada plano de ella dolía como miles de espinas en mi pecho, una lapida pesada sobre mi espalda y mi cuello estaba asfixiándome.
-Cuentas conmigo Andrea-, aseguró
-Gracias-, murmuré en voz baja antes de que ella cortara la llamada, no había más que decir.
Miré mi escritorio casi vacío, llevaba dos años trabajando para la firma contable, me habían ascendido dos veces y me había ganado la confianza del Sr. Anderson, dueño del despacho.
Irónicamente lo más simple de todo lo que debía hacer, había sido presentarle mi renuncia, su cara al leer el escrito pareció de sincera sorpresa.
¿Por qué?, había cuestionado incrédulo.
El silencio que siguió fue suficiente para ambos, por más que quise hablar la voz nunca salió.
Me habían dado una semana para entregar el trabajo pendiente, los días habían sido contados de manera exacta, era hora de salir de allí.
La puerta de mi oficina se abrió casi de forma precipitada, la caja de archivo resbaló de entre mis manos y volvió sobre el escritorio, el sujetaba el pomo de esta puerta con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos.
-¿Es cierto Andie?-, preguntó.
No me llames así, no lo hagas
Cerré los ojos y sujeté la orilla de la mesa.
-No tienes que hacerlo, no tienes por que irte-, siguió el, levanté el rostro por el miedo de que dijera algo mas que por que de verdad quisiera hacerlo, el cerró la puerta a sus espaldas, mi cuerpo se tensó por completo, una milésima parte de el recordaba imágenes que quería borrar de mi mente, imágenes que no quería haber vivido nunca y que el no se merecía que yo rechazara
Xavier Andros era la mano derecha del Sr. Anderson, el contable con los clientes mas poderosos e importantes, era responsable e impredecible, una mezcla de hombre maduro y tonto adolescente, sus gafas de montura negra contrastantes con su cabello negro a ras de los hombros, siempre con una camisa de vestir pulcramente presentable y sus pantalones Dockers.
-Andie-, llamó de nuevo.
-Andrea-, corregí con los dientes apretados.
-Olvídalo, si te es tan desagradable, solo olvídalo-, siguió, cada palabra mucho mas molesto
-Nunca quise perjudicarte-, terminó, y Dios santo le creía, por que sabia que era cierto
-No hagas esto mucho mas difícil-, le dije levantando de nuevo la caja avanzando hacia la puerta, solo quería que me dejara salir.
-¡Lo siento!-, dijo entre dientes, la mandíbula se tensaba en su rostro apuesto, me odiaba, a cada minuto que pasaba, lo miré a los ojos presa de desesperación.
-Yo lo siento, siento no haber estado con el esa noche y siento no haber estado contigo como merecieras-, repliqué mientras el me quitaba la caja en un movimiento casi perfecto, mis manos automáticamente abrazaron mi cuerpo a modo de defensa
-Te quiero-, gimió con desesperanza.
Cállate, cállate
-Y yo lo quiero a el-, le aseguré
Se acercó y tomó mi rostro con las manos, el olor de su piel, madoroso y masculino erizó mi cuerpo, y desvié mi rostro ante su intento de acercamiento.
Como debí hacerlo hace un mes…
-Adiós Xavier-, susurré tomando la caja esquivando su cuerpo casi con rudeza y saliendo de la oficina sin detenerme hasta que sentí el aire de medio día chocar contra mi piel, el aire movió mi falda mientras echaba hacia atrás mechones pelirrojos.
Cuando entré en el auto y dejé la caja en el asiento del copiloto, aferré mis manos al volante.
-Todo es tu culpa, todo es tu culpa-, murmuré con la voz agónica, de momento parecía mas fácil culparlo a el de mis errores.
Miré mi anillo de bodas, sentía que la piel me quemaba contra el metal, que atravesaba completamente hasta lo más profundo de mis entrañas.
-Debiste de haber venido esa noche-, golpeé al volante de nuevo.
Hace un mes debía haber celebrado mi tercer aniversario, tres años de lapsos altos y bajos, quería recordar con mi marido que aun seguíamos siendo los mismos que se amaban locamente, que habían jugado sesiones locas de seducción, Damon Thompson me había conquistado y calentado mi sangre, mi cuerpo respondía al suyo, lo amaba con locura, me casé con la verdad de que siempre seria así.
¿Entonces por que me parecía vivir sola?
¿Por qué el solo ansiaba dormir cuando llegaba?
¿Por qué había cancelado la cena de aniversario con un “lo compensaré”?
Damon siempre había sido un tanto arrogante, líder, ansiaba llegar a ser el mejor en lo que hacia, y cada vez ganaba gran prestigio entre la comunidad medica, el Dr. Thompson era un cirujano reconocido.
Esta inmerso en una carrera contra si mismo, compitiendo contra cada logro que atesoraba, yo era un trofeo mas, ¿Era así?
¿Después de la conquista no había que más hacer?
El guardia de seguridad del edifico miró hacia mi mientras parpadeaba entre los ojos nublados, arranqué el auto mirando las lágrimas a través del retrovisor.
Cuando me di cuenta que el no aparecería para ir juntos hacia la reservación del restaurante esa noche, odié la lencería que me había hecho recordar la sensualidad de que sentirme secretamente sensual, odié la llave del hotel que había reservado a sus espaldas…
Me odié, lo odié y luego ahí estaba el.
-¿Pasara tu esposo por ti Andie?-, cuando Xavier hizo al pregunta supe que no había vuelta atrás, pero el ser humano es la bastante ciego para no advertir el peligro, a veces cuando el dolor es casi insoportable, te dañas solo para saber que estas vivo, que aun puedes sentir.
-La verdad es que no-, le dije, el me contestó con un ceja enarqueada, luego sonrió.
-¿Quieres una cerveza?-, preguntó
Asentí mientras el señalaba su auto, de mi mano calló la llave de aquella habitación mientras lo seguía, se quedo ahí en el suelo con todas mis expectativas.
El bar fue solo un momento borroso, risas, coqueteos, jugar al borde el abismo creyendo que jamás podrás caer.
-¿Te dejó plantada?-, me había preguntado después de varias bebidas, debían haber pasado ya de la medianoche, miré a Xavier y me acerqué un poco, quería que alguien me conquistara, quería que alguien luchara por mi, quería que el me tomara.
La idea se asentó en mi estomago y mucho mas hacia el sur, sórdido e incorrecto, terriblemente excitante.
Desearía que me vieras Damon, gritaba mi mente, mi corazón lastimado.
-Si-, le susurré y miré directamente a sus ojos negros, le quite las gafas, y Xavier entrecerró los ojos.
Su aliento fresco rozó mi mejilla.
-Bésame-, le pedí, y me partí en mil pedazos, cada uno, un trozo de mi, la mujer que amaba a Damon, la que deseaba al hombre frente a ella.
La lastimada y la traidora
El lo hizo sin ninguna palabra y sin ninguna contemplación, sus labios tocaron los míos, no quería pensar, no quería recordar, bésame, bésame, gritaba mi piel, mis manos fueron a su cuello y las suyas acercaron mi cintura, el sofá en el que estábamos en una de las esquinas del lugar era de todo lo que era conciente.
-Andrea-, murmuró mi nombre y me miró.
Deseo puro, me encantó mirarlo y a su vez deseé otra mirada contra mi cuerpo, toda una ironía, busqué su piel para sofocar aquellos pensamientos, volví a besarlo deleitándome con el sabor de su boca y su lengua avanzado dentro de la mía, acaricié su cabello ansiosa de sentirlo mas.
-Vámonos-, murmuró el jadeante, desesperado, casi consiente de que podría alejarme y despertar de aquella locura.
-No un hotel-, dije con los ojos cerrados, me arrastró hacia su auto mientras yo guardaba silencio, su mano siguió contra la mía de camino hacia su departamento y siguió contra mi pierna mientras estacionaba el auto, después salió sin decir nada y me abrió la puerta, cuando comencé a caminar hacia las escaleras el me abrazó por detrás, besando mi cuello mientras yo cerraba los ojos.
-Dime que me deseas-, pedí, necesitaba escucharlo decir aquello, necesitaba comprobar que no había nada de malo en mí.
-Como un loco, cada día-, dijo y quizás solo era le sexo hablando, no importaba, sus manos ya iban subiendo mi falda mientras encontraba la lencería que debía haber sido para mi esposo
Pero prefirió fallar una vez mas, lo compensaría con otro regalo que no querías, tu, que solo anhelabas su cuerpo y su afecto, ¿que ya no lo recordaba?
Xavier abrió la puerta y entramos con pasos torpes, cerró a sus espaldas y avanzamos hasta el sofá de la pequeña estancia, aferré mis manos a la orilla mientras el seguía besando mi cuello, levantó mi falda y apartó de un tirón el satín negro de mis bragas que estaban completamente mojadas.
-Andie-, murmuró contra mi oído jadeante, el sonido ronco de la voz excitada de un hombre
Andrea, mi Andrea, era las palabras de Damon al correrse, cerré los ojos y apreté los nudillos.
-Xavier-, gemí su nombre para ser conciente que era el quien me deseaba, para que me hiciera olvidar quien era yo.
Sus dedos se adentraron en mi mientras el pulgar jugaba con mi pulsante clítoris, mecí mis caderas contra el, sintiendo la magnifica excitación de su cuerpo.
No quería contemplaciones, quería que el me tomara así, quería solo sentirlo.
-Xavier-, una orden, una petición, un anhelo, el respondió, tiró de mi ropa interior y abrió mis piernas casi con brusquedad mientras delineaba con sus manos mis caderas y su erección rozaba mis pliegues hinchados, escuché el sonido de su preservativo y después el golpe contra mi piel sensible, me tomó, se adentró en mi recibiendo en mi cuerpo una sensación diferente, el corazón parecía salir del pecho
El sonido de su cuerpo chocando contra el mío, mis jadeos involuntarios y sus gemidos entrecortados, me mordí los labios mientras llevaba mis dedos hacia mi necesitado botón de nervios a nada de estallar
Su mano tomó la mía y ambos presionamos justo ahí, lentos círculos y luego mas y mas rápido, tortura sin fin, lo encerré en mi, las contracciones lo hicieron gruñir contra mi odio mientas mi orgasmo se iba desvaneciendo poco a poco.
Alentó sus movimientos, mientras la realidad se abría paso contra mí.
Solo termina, pedí internamente pero el pareció querer mas, y mas, yo ya no podía darle nada, me giró saliendo de mi y me besó mientras volvía a tomarme, desabrochó mi blusa abotonada y tomó uno de mis pechos con su mano, mientras se movía lentamente, cada vez mas lento.
Lo besé sabiendo que había arruinado mi vida por completo y me aferré a el hasta que terminó.
Damon estaba dormido en una cama vacía cuando llegué esa noche pasadas las 4 de la madrugada. Se había creído sin dudas la cena con Tabata
Lloré en silencio contra la almohada después de haberme duchado más de una vez
Mi mirada volvió hacia la caja de archivo que contenía mis pertenencias de la oficina, en estos momentos, aparqué el auto fuera del que había sido mi hogar y sentí mi cuerpo vacío, hueco en el fondo de mi vientre.
Dejé las cosas en el auto y bajé, el aun no llegaba.
Cuando entré me senté en el sofá abrazada contra un cojín.
-Disfrutaremos cada rincón de esta casa-, había murmurado a mi oído cuando el agente inmobiliario estaba ofreciéndola.
Damon
Los minutos pasaban mientras el temor se convertía en solo un sentimiento de soledad uno que había aprendido reconocer.
¿Y si a el ni siquiera le importaba?
El sonido del cerrojo de la puerta encendió mi respiración y los latidos erráticos de mi corazón, cuando giré tenuemente el rostro el entró en la sala.
Sus pantalones de vestir y su suéter gris que se ajustaba a su torso, medio sonrió extrañado, sin embargo no se acercó.
-¿Qué pasa Andrea, creí que pasaba algo malo?-, murmuró su voz parecía mas grave, casi a la defensiva, cerré los ojos.
-Y es cierto-, le aseguré mientras el dejó el maletín en la entrada y caminó hasta quedar frente al sofá, un gesto de impaciencia.
-¡Puedes dedicarme unos segundo!-, le dije con la voz entrecortada, su expresión cambió, su mirada se encontró con la mía y se sentó a mi lado mientra enmarcaba mi rostro.
-Estoy aquí-, replicó entre dientes y me besó, tan inesperado que mis labios se trabaron con los suyos hasta que su lengua exigió aun mas, todo lo que quería era decirle que nos fuéramos de ahí, el podía seguir su carrera en cualquier sitio, tan fácil seria mentir, omitir una parte de mi vida.
Tan fácil y tan injusto, tan bajo.
Me separé contra la voluntad de sus manos y el las dejó caer, desviando la mirada.
Solo había querido eso, solo había quería eso, odiaba tener que aspirar a solo un beso de su parte antes de dormir.
¡Todo es por ti!, gritaban sus ojos.
Que ilógico creer que yo me había casado por una casa, un auto o una cuenta bancaria.
¿Cómo decirle al hombre que amas que has entregado tu cuerpo a otro, por voluntad, por una necesidad irracional, como decirle que sabes que eres culpable y que el también lo es?
No quería decir nada sobre un reproche, Damon no me había llevado a al cama de Xavier, solo me había hecho aun lado de su vida.
-Damon-, comencé y el tomó mi rostro con una de sus manos, sus ojos gritaban, estaban gritando de dolor, fruncí el ceño y el miró mis ojos.
-Bésame-, pidió siseando, sollocé, pero lo hice, por que quizás era la ultima vez que podría hacerlo, mis manos recorrieron su torso hasta llegar a sus hombros y el deshizo el moño de mi cabello dejando que rizos rojizos cayeran a ambos lados de mi rostro, lo besé luchando contra sus ansias, una mano sujetó mi cabello con eficaz y firme delicadeza mientras otra avanzaba desde mi rodilla y subía mi falda.
Tan fácil seria no ver la realidad.
Me separé y el respiró con dificultad contra mis labios.
-Te amo-, le susurré incapaz de callarlo a pesar de lo que seguía.
-Por eso….necesito hablar contigo-, seguí mientras el me miraba, cerró los puños contra sus muslos y se levantó hasta llegar a su maletín, y sacar algo que jamás creí ver.
Me quedé paralizada mientras el colocaba la llave de la habitación que había reservado para los dos y que había dejando atrás esa noche…
El había estado ahí…
-Si, necesitamos hablar-, dijo en voz baja, mientras limpiaba una lagrima que resbalaba por mi mejilla.
Nada cierto, nada nuevo
Nada más que lo que quieras escuchar,
En un pequeño instante en un momento de debilidad
El mismo error constante, Un paso adelante y dos atrás,
La misma piedra en un camino, Del que no veo el final
Mientras seguimos como ayer, Huyendo de una realidad
A la que no le caigo bien, O es ella la que me cae mal
Riendo para olvidar, llorando por necesidad
Y aunque no te quise mentir, tampoco dije la verdad
Tal vez, me sobra el dolor, me falta el valor
Para decirte adiós, Y sigo alzando la voz
Cantando la misma canción,
Un día me hizo pensar que el amor era cosa de dos
Era cosa de dos
Nada he cierto, nada nuevo
Nada más que lo que quieras ocultar,
Tras una mascara que no me deja ver lo que hay detrás
Lo que daría por entrar en tu cabeza una vez más
Para saber que nos paso, para saber lo que hice mal
Tal vez, me sobra el dolor, me falta el valor
Para decirte adiós, Y sigo alzando la voz
Cantando la misma canción,
Un día me hizo pensar que el amor era cosa de dos
Era cosa de dos
Tal vez, me sobra el dolor, me falta el valor
Para decirte adiós, Y sigo alzando la voz
Cantando la misma canción,
Un día me hizo pensar que el amor era cosa de dos
Era cosa de dos
Y sigo alzando la voz
Cantando la misma canción,
Un día me hizo pensar que el amor era cosa de dos
Era cosa de dos
Cel.
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9 Comentarios
ohhhhh Madreeeeeeeeee.... O.o
ResponderEliminarque pasara ush!!!! pobre Andrea
la pesco Damon en media accion!!!! O.o
Excelente!!!!
hola Cel!!! guauuu me quede sin palabras me fascino!! bueno pobre Andrea pensando que el no habia ido y despues resulta que si apareciooo channnnn!! que complicadooo!!! la ultima parte me mato cuando le dice que lo ama y el le dice que tiene que hablar y le muestra la llavee guuauu me dejo shockeadaa..je!! besos!!
ResponderEliminarsolo puedo escribir WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOWWWWWWWWWWWW!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarO.o Los vio juntos!(?)
ResponderEliminarDIOS!!! buenísimo!!!
Besiitos!!! :D
Los vio juntos wow, sin palabras, la culpa es de ambos pero Andra no debio serle infiel y Damon no debio descuidar asi la relacion.
ResponderEliminarDios, lo leí otra vez, mauahhahaha.
ResponderEliminarDeberías hacerle una segundaparte a este shot w.w
quiero mas!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarexcelente!
siiii apoyo la moción de Liss, merece una segunda parte...
ResponderEliminarestoy releyendo todas sus historias jajajaj
eso si es tener tiempo en el trabajo ;)
No me canso de leer esta historia... Me da mucha pena por los dos, Damon descuido a su esposa, pero Andrea se acostó con otro... y Damon la vio cuando se marcho con Xavier... Ahhhh... las relaciones a veces son complicadas, pero no hay que rendirse, y creo que eso hizo Andrea, se rindió y se canso...
ResponderEliminarPDT: me alegrarías la vida si publicaras una continuación a esta historia!
Deja que fluya...