Black Love

Dana llegó al aeropuerto en su auto, agradecía que el vuelo fuese temprano y así no despertar tanto revuelo, se bajó dejando las llaves, para que Silvia, su asistente, pudiera recogerlo mas tarde, se colocó las gafas oscuras y se cerró un poco mas su chamarra, aun olía a el, eso le gustaba, le gustaba tener cosas con que recordar, sonrió cuando un estremecimiento le recorrió la columna, tomó su mochila y su bolso, su único equipaje y se colocó el reproductor de música para adentrarse en las instalaciones

Pasó la revisión y se colocó en la sala de espera de la zona VIP, Jason ya estaba ahí, le sonrió y se sentó a su lado.

-¿Aburrido?-, le preguntó con una sonrisa que nunca había podido evitar al tenerlo en frente, el le regresó la sonrisa y se encogió de hombros.

-Un poco, pero me mantengo pensando en el futuro-, le respondió en tono bajo, casi raspante contra su piel, ella cerró los ojos, si, Dana también pensaba en el futuro.

Su rodilla rozó con la suya casi de forma accidental y el negó con la cabeza divertido.

Habían hablado apenas hace dos días, pero odiaba el ritmo de vida cuando era etapa de promoción, los conciertos eran medianamente perfectos con los hoteles y sus cuartos contiguos, pero en la ciudad, teniendo que vivir cada uno en su departamento, era un martirio.

Esperaron en silencio, y ella se permitió observarlo, le gustaba hacerlo, solo poco menos comparado con tocarlo, pero en publico, eso era inaceptable.

Jason tenia hombros y espalda ancha, un cuerpo proporcionado de músculos anchos, tenia el cuerpo de un chico malo y la sonrisa mas perfecta, contagiosa y varonil, la tez apiñonada y los ojos verdes, tranquilo, pacifico y perfecto para sentirte completamente a gusto y protegida, su cabello negro le caiga hacia la frente solo un poco con sus ondas suaves y ligeras, la miró observándolo y el sonrió de nuevo negando con la cabeza.

Ella miró hacia sus pantalones, ni siquiera su movimiento enderezándose un poco, pudo lograr que ocultara su erección.

¡Por que tenían que esconderse!

Su desesperación fue detenida por el sonido de su celular, su celular privado, ese que solo conocían Jason y Ash, este ultimo, era obvio, seria el llamante.

Ella contestó el móvil mientras Jason rodeaba los ojos.

-Víctor quiere hablar conmigo, estoy llegando a su oficina-, le dijo sin un hola u otra señal de educación.

Genial, simplemente genial

-¿Sobre que?-, preguntó ella frunciendo el ceño.

-Digamos que había unos reporteros algo impertinentes en mi departamento ayer, odio los paparazzi-, le explicó.

-¿Querían captar si llegabas con otra escandinava?-, le preguntó aunque no quiso que su voz sonara aun molesta, igual lo hacia, Ash decía que era puro teatro, pero verlo del lado de esa piernas largas era simplemente un dolor en el trasero.

-¿Crees que no podremos grabar?-, le preguntó tan afligida que Jason por fin la miró y se acercó intentando oír.

-Claro que no, Víctor puede parecer un papá molesto, pero se olvida de sentimentalismo en los negocios, Black Love le da demasiado dinero, amor-, terminó mientras ella fulminaba al teléfono con la mirada, siempre tenia que hacerse el tipo chulo.

-Parece que solo seremos tu y yo-, le dijo a Jason haciendo que Ash oyera al otro lado de la línea, Jason sonrió y tomó el móvil

-No te preocupes amigo, estaremos solo afinando, empezaremos a grabar hasta que te unas-, murmuró, el gruñido al otro lado de la línea lo hizo reír.

Dana volvió a tomar el móvil.

-Adiós Ash-, dijo mordiéndose la lengua para no decir lo que deseaba, no aquí, no cerca de más personas.

-Adiós-, el colgó y ella guardó su celular en un lugar seguro de su bolso.

-A veces odio esto-, murmuró echándose el cabello hacia atrás, aun así un mechón pelirrojo cayó de nuevo al lado derecho de su rostro, adoraba ser pelirroja natural, a pesar de las pecas y la piel también un tanto rojiza en ciertos momentos, pero su cabello era un rebelde, Jason colocó de nuevo el mechón en su lugar, el movimiento fue tan limpio que apenas se notó.

-Eso no es cierto, adoras cantar-, le replicó.

Si lo adoraba, y adoraba el grupo, y si adoraba tener a miles de personas escuchando y adoraba no preocuparse por el dinero, pero no a costa de esto, secretos, apariencias, por que todo tenía que ser tan cuadrado.

-No me refiero a eso-, termino ella y Jason entendió pero no supo que mas decir.

El sabía que Víctor estaba castigando a Ash por haber perdido los estribos con los reporteros, ante todo ellos tenían una buena imagen con la prensa, su manager era de lo  mejor en el negocio, un talento haciendo dinero y explotando su talento, y si encubriéndolos tanto como podía, pero no estaba dispuesto a que “su vida privada” afectara a la mina de oro.

Ash estaría algo molesto justo ahora, a pesar de lo que pensara su manager, era demasiado complicado, el lo sabia y lo entendía, los celos a veces podían carcomerlo a pesar de que el era su mejor amigo.

Subieron al avión en silencio, regularmente esto no seria así, Dana y Ash eran los bromistas, los que hablaban en las entrevistas, el era mas el músico silencioso, estaba bien para la banda pero no cuando ella se veía decaída, maldijo por no poder tocarla, no quería otro tabloide como los de Ash y “sus imaginarias conquistas”, se sentaron juntos y esperaron estar en su casa de campo, donde había instalado su estudio de grabación, ahí seria mas fácil, ahí estaba su pequeño mundo.

Llegaron a la costa pasada la hora de la comida, una camioneta los esperaba, habían logrado pasar desapercibidos, salvo unas sonrisas y dos autógrafos, al final si alguien les preguntaba ella solo diría.

“Vamos a grabar nuestro siguiente material”

Y no era mentira.

Cuando subieron a la camioneta que seguramente de la cual, Víctor había arreglado la renta, Jason encendió el auto y salió del aparcamiento sosteniendo su mano, el calor de su piel fluyó a través de ella, sonrió sintiéndose casi completa, no podía acercase y besarlo como quería, no se arriesgaría, para todos el era simplemente su amigo y compañero de banda, no arriesgaría mas lo que tenían.

Su casa de campo era una moderna construcción escondida a través de un camino privado, nadie los molestaría ahí.

El pensamiento permaneció mientras el conducían, y se alojó en su vientre y entre sus piernas cuando por fin miraron la entrada

Jason sonrió cuando ella llevó sus manos entrelazadas a su muslo y el se acercó para que pudiera sentir su aliento en el cuello.

-Por fin en casa-, murmuró causándole escalofríos, ella llevó su mano hasta su entrepierna y el presionó contra la tela de su pantalón pero se separó.

Idiota

Ella bajó de la camioneta y el la siguió bajando su poco equipaje

Abrió la puerta casi con impaciencia, su decoración, las cosas que mas amaban, sus colores favoritos, todo lo que ellos eran estaba en esa casa.

Entraron con una sonrisa y el dejó las mochilas de lado, ella respiró casi feliz y el besó su cuello aun detrás de ella.

Dana no pudo pensar, solo recargarse completamente ansiando sentir su erección, prueba de que la deseaba tanto como ella a el

Justo ahí, hacia una semana que no estaban juntos, Jason había visitado a su familia pues sabía que después de hoy ninguno querría interrumpir “su tiempo en casa”

Volvió a besar su cuello y esta vez sus dientes rasparon un poco la delicada zona humedecida mientras ella movía sus caderas contra el, la envolvió con los brazos en su cintura y ella aferró sus manos en sus antebrazos.

-Te he extrañado tanto-, le murmuró mientras ella se mordía el labio.

-¿Cuánto?-, le incitó

-Demasiado-, murmuró el mientras sus manos se movían, una hasta su rostro para girar su cuello y besarla en esa posición y la otra hasta sostener su montículo.

Dama sonrió contra sus labios, esto no era muy diferente al movimiento que el parecía hacer con sus manos cuando sostenía el bajo, aquel instrumento le fascinada.

-Yo te tuve ayer, en cada uno de mis sueños-, le murmuro mientras Jason la giraba incapaz de besarla lentamente, apresándola contra sus caderas, moviendo un muslo por su entrepierna, ella quería solamente quitarle la ropa pero también sabia que el tendría hambre y ella necesitaba sentirse mas fresca después del vuelo, sus manos había bajado el cierre de la chamarra y la quitó

Captó su mirada y ella le respondió, bien la chamarra no le había agradado pero su playera si, le gustaba ponerse cosas que lo recordaran…

Ya se los había dicho.

Jason casi se corrió de verla con su camiseta negra, sujetó sus pechos contra la tela y ella gimió contra su boca antes de besarla.

Su lengua se hundió entre sus labios como ansiaba meter su erección contra su estrecha humedad

-¿Hambre?-, gimió ella cuando el bajó a su cuello.

-Claro que si-, pero no de comida, sonrió el y vio cuando ella se rendía, ante su toque, ante su deseo, ante el

Era el momento cuando mas poderoso se sentía, cuando sabia que ella lo deseaba tanto como el a ella, cada que estaban juntos, cada que la veía cantar, cada que ella lo miraba con esos ojos marrón.

Desabrochó sus jeans mientras ella le quitaba la playera, dificultando su misión, luego su boca besó su torso y bajó lamiendo, el sintió sus manos temblar.

-Demonios Dana-, le murmuró y ella se rió dejando que le desudara las piernas, una parte del cerebro de Jason sabia que solo estaban a pasos de la entrada pero no importaba, no allí.

Bajó también sus bragas de encaje, en otro momento menos apresurado, quería un desfile, le encantaba la combinación del encaje negro y su playera.

Ella lo ayudo saliendo del mar de ropa a sus pies, y se quitó sus zapatillas sin tacón.

Dana quiso desnudarlo igual pero Jason negó mientras la abrazaba hasta que sus manos sujetaron sus caderas bajas y ella jadeó, los dedos de una de sus manos resbalaron mucho mas abajo.

Ella luchó, también quería quitarle los pantalones pero el era mas fuerte, si bien eran casi de la misma altura ella no podía contra las tenazas en sus brazos.

Caminó con ella hasta al pared mas próxima y dejó que sus pies tocaran el suelo antes de girar bruscamente, el era toda una contradicción, tan apacible cuando estaba con el mundo exterior, pero con ella, haciendo el amor, el era el dueño, el señor.

Ella trató de quitarse la playera y el no la dejó, sujetó sus manos a su espalda.

-No amor, quiero vértela puesta mientras te corres-, le dijo a su oído haciéndola temblar, ella oyó la cremallera bajarse y su sexo palpitó sintiendo la humedad entre sus muslos, estaba totalmente recargada contra la pared, sus pechos contra esa textura era de verdad excitante.

Sintió como el separaba sus piernas, besó y mordió su cuello de nuevo hasta su oreja, apartando sus mechones pelirrojos.

-Jason-, gimió ella cuando sintió su erección contra sus glúteos.

-¿Si?-, respiró el en su oído, no le había soltado las manos así que ella solo atinó a echar su cuerpo para atrás solo un poco, el volvió a ponerla contra la pared.

-¿Anoche soñaste con esto?-, le preguntó haciendo que su miembro acariciará la piel sensible de su trasero y sus muslos.

-Si-, gimió ella

-Soñé y me corrí y cada vez que cierre los ojos y te escuche empezar las notas pensare en esto-, el gimió y flexiono sus rodillas colocándose, entrando en ella, aquella sensación de calor y humedad, todo lo que el amaba y ansiaba.

-Jason-, jadeó Dana con la frente contra la pared, el soltó sus manos y las llevó arriba de su cabello junto a las suyas, lo oyó exhalar firmemente y trató de no luchar, ahora ambos eran uno y así se movieron, lentamente ella lo ayudaba, a entrar y salir de su sexo, a cambiar el ángulo de su cadera, volviéndolo loco, no dejándolo ir hasta que el presionaba sus labios en su piel.

-Vamos Dana, vamos-, le pidió mientras ella gemía y abría mas las piernas dejando de moverse, inclinándose un poco, ofreciéndose, las manos de Jason liberaron las suyas y sostuvo sus caderas golpeando su carne sensible contra el, hasta que solo era conciente en el momento que el la fundía, sintiendo las primeras convulsiones, ella sostuvo la pared con una mano, para que el mundo no desapareciera y la otra la llevó hacia su clítoris encargándose de llevarlos a ambos al limite, haciendo que alcanzaran un orgasmo casi simultáneo, el la giró controlando su respiración y la besó a los labios, tan sensual y lento como Jason era …como todos lo conocían, como ella lo amaba.

Se ducharon juntos y cenaron pasta, el y Dana estaban disfrutando el uno del otro, el le contó sobre las mejorías de su madre y el siguiente castigo para Tomas, su hermano menor, todo un caso.

Ella amaba esa parte de el y quería saberlo todo pero no podía, una parte de ella inevitablemente no estaba allí.

El sonrió y la llevó hacia la habitación hasta que se quedo dormida oliendo su piel, y abrazándose a el, como tantas noches sola en su departamento soñaba contra la almohada.

Ash aparcó cerca de las 6 de la mañana frente a la casa de  campo, podría haber dormido un poco mas si viajaba hasta ese día, pero no podía, ansiaba esto, la paz, la música sin dinero, la amistad y a Dana, ansiaba siquiera verla.

Víctor y su sermón le habían dado dolor de cabeza, así que quisiera o no, no hubiera conciliado el sueño.

Entró si hacer ruido, desactivando la alarma y dejando sus cosas junto al perchero, su chamarra estaba ahí, y se acercó para oler a ella junto a el, sus aromas mezclados lo hicieron sonreír y estar excitado en menos de un segundo, parpadeó y caminó de la sala y la estancia hasta los dormitorios, uno estaba cerrado, el otro abierto dejando ver la tranquilidad con que ellos se abrazaban en la cama.

Ash se quedo en el marco, “Black Love es mucho mas que el juego que ustedes tres están jugando”, le había dicho su manager.

Claro que era mucho mas, el amaba a Dana, y ella a el y a Jason, Jas también la amaba, su mejor amigo y Ash no solo habían encontrado una vocalista hacia ya 3 años.

Black Love los había unido y no harían nada para destruir el grupo aunque tuvieran que conformarse con eso.

Ash sonrió, al demonio, era un idiota excitado mirando a la mujer que amaba con su amigo, no necesitaba eso, ya tendría su tiempo, claro que lo tendría, salió hacia la cocina y se sirvió café y buscó pan tostado.

Se sentó en la mesa colocando la taza sin hacer casi ruido y trató de serenarse.

Los celos eran algo imposible de eliminar por mas que lo entendería, por mas de que tanto el como Jason compartiera a la única mujer que había nacido para ellos, igual que su voz para las letras que el escribía.

Un sonido lo distrajo y miró sobre su hombro, ella estaba ahí recargada contra la pared, su cabello como fuego enmarcando su rostro y sus piernas al descubierto, solo portaba un pequeño camisón verde.

-¿Hiedra venenosa?-, le bromeó mientras ella entrecerraba los ojos.

-¿Parezco una villana?-, le respondió mientras el sonreía

-Si, muy, muy mala-, le respondió mirando mas allá de ella, hacia las habitaciones

Dana supo que el los había visto y había aprendido a no sentirse culpable, pero también a equilibrar la balanza, amar a dos hombres era simplemente perfecto, el tiempo que durara, pero era difícil, mucho, todas las cosas buenas del mundo lo eran.

La miró acercase y se recargó en la silla, sus piernas abiertas, mordió un poco mas de su pan y las morusas se quedaron en sus labios juntos a la barba de la mañana, su cabello rubio estaba desordenado y sus ojos la quemaban, Ash era alto y delgado, como un soldado ingles pero la maldad y sensualidad de un demonio

Se acercó y se sentó en una de sus piernas, inmediatamente su mano sostuvo su espalda, ella bajó su boca hasta su cuello.

-A ti te encantan las chicas malas, ¿No es así?-, le preguntó y el la miró sonriendo, sus ojos vagaron por el escote de su camisón, su mano lentamente trazó el valle de sus pechos.

-No, solo tu-, le respondió al oído mientras metía su lengua, como si aquel orificio auditivo le dijera lo que el quería hacer, su legua jugaba y jugaba en su oreja mientras ella cerraba los ojos.

-Ash-, gimió bajito, casi sin voz mientras su mano bajaba hasta encontrarse entre sus piernas bajo el camisón, para encontrar lo que ella ya sabia, carne mojada y desnuda.

-Mala-, susurró el tragando mientras ella reía.

Ella retorció su cabello rubio con una mano y la otra la coloco sobre su erección.

-Ayúdame-, le pidió mientras temblaba, el pasaba sus dedos por todo su sexo casi sin tocarla si quiera.

Le sonrió como el chico malo que era, fuera y dentro del escenario y disfruto al hacerlo lentamente, al sacar su erección lista y excitante mientras ella lo miraba aun sentada en su pierna

Ella se levantó tratando de ponerse a horcadas y Ash negó con la cabeza.

-No cariño-, le dijo girándola y haciendo que se sentara dándole la espalda.

Ella cerró los ojos y resopló mientras sus manos levantaban su camisón, retorciendo sus pezones desnudos por fin.

-Llévame dentro Dana-, le dijo con los dientes apretados y ella sonrió.

-Quizás no encuentre el lugar-, le dijo mientras sostenía su erección con una mano levantándose y jugaba con su humedad.

-No eres mala, eres maldita-, le respondió el juguetón, con un destile de sufrimiento, el pasó su pulgar una y otra vez por su pezón hasta bajar a su clítoris.

¡Dios!, ella sabía que no podría ganar, se colocó y comenzó a bajar a através de el.

Sus manos la envolvieron como una boa haciendo que se sentara sobre el,

Con su espalda contra su pecho, su lengua en el lóbulo de su oreja

-Follame cariño-, le pido el haciendo que Dana gimiera

Comenzó a bajar y subir mientras el la ayudaba, el no poder verlo la exasperaba tanto como la excitaba, sus manos se entrelazaron con las de el en sus caderas y sus movimientos se volvieron frenéticos, ella aun sentía en sus piernas las costuras de los vaqueros de el, pero no le importaba solo quería terminar y hacer que el se corriera, que el terminara junto a  ella.

Dejó de moverse y movió sus cadera con el dentro, Ash gritó contra su oreja cuando ella apretó sus muslos aprisionándolo, no necesitaron nada mas que aquél encierro para salir…libres.

La meció durante muchos segundos mientras ella ronroneaba, el final el lento sonido de otra taza en la mesa la hizo abrir los ojos.

Jason estaba en el otro extremo de la mesa y sorbió un poco de café evitando reír ante la cara colorada de Dana.

-Bueno, cualquier sermón de Víctor ya ha sido mas que recompensado-, le dijo a Ash mientras este reía contra el cuello de ella.

La ayudo a acomodarse en su pierna de nuevo, mientras ella buscaba algún atisbo de dolor o resentimiento en Jason, pero si los tenia, no lo expresó y de igual forma ella pronto los tendría a ambos, no habría desigualdad.

-Creo que el plan de las salidas nocturnas no funcionó-, admitió Ash

-Te lo dijimos-, murmuró Dana

-Igual era necesario, vamos, si no salimos la prensa se dará un festín, somos populares y buscan emparejarnos cada dos por tres-, admitió Jason algo molesto.

-No quiero mas rubias-, dijo Dana haciéndolos reír.

-Tan territorial-, murmuro Ash en su oído.

-¿Quieres que yo salga con alguien?, ya sabes la vocalista de Black Love con ese actor sexy …¿como es que se llama?-, ella siguió divagando mientras ellos la fulminaban con la mirada.

-No-, respondieron al unísono.

Ella sonrió sintiéndose suya, y le encantaba

-Entonces deben tener una idea brillante-, dijo en tono bajo.

-La tendremos o si no inventaremos algo, igualmente no te dejaremos ir-, aseguró Ash

-Claro que no, yo soy el talento del grupo-, replicó Dana

-Encontraremos una forma, y si no, solo seremos nosotros tres-, terminó Jason

-Para siempre-, susurró Dana mientras Ash asentía besando su cuello.

Ella se levantó y se dirigió a la habitación sin mirarlos, pero sabía que la seguían, siempre la seguían como las notas a su voz sobre el escenario.

 

Cel.