Crónicas de un librero
Estaba en casa, agotada después de un intenso día laboral,
dispuesta a escribir otro capítulo de X novela cuando cierta escena se me vino
a la mente. No, no hablo de una escena de la novela en la que trabajo
actualmente, sino de un suceso particular que me ocurr
ió durante la semana.
Verán, es algo difícil terminar de escribir cuando tienes
otra cosa en mente, es como cuando estabas en clase de matemáticas y el
profesor te preguntaba el resultado de la inecuación escrita en la pizarra,
pero justo te preparas para responder notas que el chico que te gusta se ha
quedado mirándote más de la cuenta. Y no precisamente porque le interese
conocer el resultado del ejercicio, ni porque tengas algo en un diente… O la
nariz.
Olvídenlo, soy pésima con las comparaciones, además, esto es
cien veces más complejo que una inecuación, y la escena es cien veces más
absurda que un chico babeando.
Entonces me dije:
Liss, mejor te sacas esa cosa de la cabeza, ya sabes, para
que puedas continuar con la novela. El tiempo corre, ¿sabes?
Y bueno ¿Qué mejor forma de aligerar mi cabeza que soltándolas
acá?
Imagino que será bueno, ya saben, como terapia o al puro
estilo de Enrique Iglesias “Una experiencia Religiosa”
Aclaro, no pretendo hacer de esto un diario de vida, donde
los blogger gritan a los cuatro vientos sus crisis existenciales, sino más del
tipo informativo, comentar sobre libros, anécdotas de algunos lectores,
compartir comic, doramas, mangas, etc.
Sé que suena nerd, pero es lo que hay.
Aclarado esto, les contaré la escena.
Estaba en el local donde trabajo (una importante librería
nacional), cuando ingresa una mujer con no más de treinta años cargando un niño
en los brazos. Hasta acá todo bien, claro si no fuera porque empezó a revolver los
muebles como loca.
No sé si hay algún manual para trabajar con mamás
histéricas, soy la mayor de cuatro hermanos, pensé que sabía lidiar con niños…
O mamás, incluso me consideré una: durante más de cinco años le hice creer a mi
hermana menor que yo era su madre real y que mi viejita la había adoptado para
evitar habladurías. Fue fácil convencerla dado el impresionante parecido entre
ambas. Kathy y yo somos clones. Ahora, si uno empieza a sumar es un tanto
enfermizo, dado que solo le gano por diez, pero la idea era divertirme a su
costa, no traumarla, yo tenía 16 cuando le dije la verdad.
Volviendo al tema,
pensé que lo había visto todo, pero no, estaba esta mujer buscando libros con
tanta ilusión en esos ojos, que no puede más que ofrecerme a buscarle el
título, claro, sin conseguirlo, porque no existía. Al menos, no en el stock del
local y acá viene lo increíble, espero que si alguien se maneja en el tema me
lo haga saber, porque lo que diré a continuación me dejó ATÓNITA.
Ella buscaba un libro para enseñar a leer a un pequeño de
dos años… Sí, dos años.
Me dio un título que era básicamente eso: Cómo enseñar a leer a un niño de dos años.
No figuraba en sistema, tampoco teníamos material relacionado. Quiero decir, hay libros infantiles, libros para el baño, libros de género, incluso audiolibros. Pero nada relacionado con Enseña a leer a un menor de dos años.
Me dio un título que era básicamente eso: Cómo enseñar a leer a un niño de dos años.
No figuraba en sistema, tampoco teníamos material relacionado. Quiero decir, hay libros infantiles, libros para el baño, libros de género, incluso audiolibros. Pero nada relacionado con Enseña a leer a un menor de dos años.
Quiero decir, olviden la diversión, despreocupación, música
y colores.
¿Quién quiere esas sillitas saltarinas que se colgaban al
techo, cuando puedes estar leyendo a los dos años? No es como si pasar los
siguientes doce años entre la primaria y la secundaria fuera la gran cosa, lo
de hoy es ser un niño genio. Y si es posible ponle lentes gigantes, sin cristal
y cómprale camisas escocesas. Nada como un baby Hipster para iniciar la época
escolar (en mi país es en Marzo).
El caso es, con mucha paciencia mi jefa le explicó que eso
era poco probable por razones en su mayoría obvias: que a esa edad los niños
recién se reconocen a sí mismos por su nombre, como un ser individual de la
madre… Y otras cosas más, creen que incluso citó a Freud. El caso es, esta “mamita”
al parecer no entendía. De hecho, nos hizo saber con esa soberbia que solo
tienen las madres primerizas que han leído cientos de libros sobre El
desarrollo del bebe, que a los dos años el niño alcanzaba el máximo de su
potencial y era, obviamente, el momento ideal para enseñarle a leer.
Probablemente la clienta vuelva con libro en mano para
argumentar esta genialidad y se quejará sobre lo mal que está la educación,
luego hablará de cómo el país debería implementar una reforma donde se empiece
a leer a los dos, se eliminen los dibujos animados y empiecen a leer clásicos
universales desde los siete, de preferencia Tolstoi o Dostoievski.
La verdad, el tema me dejó inquieta. Por lo que sé, ella podría tener razón y yo estar en la más profunda ignorancia. Entonces comencé a investigar y claro, en internet habían cientos de cursos, sobre todo en Youtube. "Llame ahora, llame ya" "Guía instantánea para enseñar a un niño de dos años a leer".
Como podrán imaginar, esto no me dejó muy tranquila. Entonces, gracias a mi amiga Geral que estudia medicina conseguí aclarar algunas de mis dudas -no todas-. Y así fue que di con el Dr. Glenn Doman, quién en su teoría de la estimulación temprana plantea la escala de Desarrollo que les dejaré a continuación.
La verdad, el tema me dejó inquieta. Por lo que sé, ella podría tener razón y yo estar en la más profunda ignorancia. Entonces comencé a investigar y claro, en internet habían cientos de cursos, sobre todo en Youtube. "Llame ahora, llame ya" "Guía instantánea para enseñar a un niño de dos años a leer".
Como podrán imaginar, esto no me dejó muy tranquila. Entonces, gracias a mi amiga Geral que estudia medicina conseguí aclarar algunas de mis dudas -no todas-. Y así fue que di con el Dr. Glenn Doman, quién en su teoría de la estimulación temprana plantea la escala de Desarrollo que les dejaré a continuación.
Si se fijan bien, notarán que el promedio de edad para aprender a leer es 72 meses, y en casos avanzados (superior) 36 meses. Tres años sigue siendo temprano, pero bueno, cuando los niños nacen superdotados, está bien querer estimularlos. Ahora, entre estimularlo y querer conseguir un manual para enseñarle a leer a los dos años hay una diferencia enorme.
Bueno, eso sería todo, me complacería mucho conocer sus opiniones al respecto. Si hay algún psicólogo presente que quiera corregirme es libre de hacerlo.
Bueno, eso sería todo, me complacería mucho conocer sus opiniones al respecto. Si hay algún psicólogo presente que quiera corregirme es libre de hacerlo.
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2 Comentarios
Que señora mas idiota.
ResponderEliminarPues, si ella piensa que su hijo puede leer a tan temprana edad, ¿por qué no?... Digo, he visto películas y casos de niños que lo logra, de hecho ahora en Chile hay muchos niños que ya leen a la edad de 5 años (kinder).
ResponderEliminarNo sé si has visto "La Familia de mi novia", donde en la parte dos sale un bebé que no alcanza los dos años que habla en lenguaje de señas; señas diseñadas para dar mensajes básicos como "quiero ir al baño", "tengo hambre", etc. Y según el making off de la pelicula, la madre le enseñó a sus hijos cuando a penas tenían 6 meses. Por supuesto es algo más básico que leer un libro completo, pero aún es parecido.
Y por lo demás, si le puedes enseñar otro lenguaje a un niño cuando todavía es un bebé, por qué no leer? (Por muy excesivo que eso suene). Mi humilde opinión :3
Deja que fluya...