Mas que juegos - Sexto Capitulo

Capitulo 6

Sam se despertó sola, lo supo sin siquiera tener que abrir los ojos, abrazó contra si la almohada vacía y se aferró al tenue olor a Kev que aun tenía la funda.

Había cometido un error y no tenia las ganas de levantarse y solucionarlo.

Ojala pudiera permanecer así con el rostro escondido y no volver  a salir, no volver a mirarlo.

¿Qué diablos le iba a decir?

“Para ser tu primera vez estuviste genial”

“¿Gay?”

“¿Me quieres tanto como yo a ti…?”

Sus sentimientos habían quedado claros justo después de que ambos comenzaran a retomar su respiración y el saliera lentamente de Samantha.

Siempre había presentido que su amistad con él se le había salido de las manos pero hasta la noche anterior podía poner en el apartado de dudas sus sentimientos por el…

Ya no.

Lo quería y eso la tenía aterrada.

Tenía un trabajo que terminar y solo eso la obligó a alejarse de la cama y ducharse, un poco antes del mediodía salió finalmente de la habitación, -solo porque su portátil estaba sobre la mesa-, endemoniadamente fuera de su guarida.

Caminó directo hacia la mesa sin siquiera nota que Kevin permanecía de pie junto a la cocineta con una taza de café cerca de los labios.

-Hola-, murmuró el haciéndola pegar tremendo brinco, Sam maldijo por lo bajo y se giró tratando de estampar en su boca una media sonrisa.

-Hola-, contestó

-Sam, yo….necesitamos hablar-, comenzó Kevin pasándose una mano por el cabello

Ella se giró de nuevo tomando su computadora y aferrándola contra su pecho.

El siguió a sus espaldas.

-Fue….fue realmente fantástico, yo, yo no cambiaría nada de la noche pasada-, comenzó el haciendo que el odioso gusanito de la esperanza se enroscara en el corazón de ella.

Sam se volvió lentamente esperando las palabras que deseaba oír, sin embargo, en cuanto lo miró a los ojos supo que no iba a ser así.

El no mentía, en su mirada había cariño tal vez hasta algo más profundo y un deseo creciente, pero también había culpa y confusión.

-Sam, no se que pensar, yo, yo aun pienso en...yo aun quiero…-, ella negó con la cabeza cerrando los ojos, interrumpiéndolo antes de que llegara mucho mas lejos y dijera algo que no quería escuchar, no en ese momento. Pues ella lo conocía, y quizás también amaba esa parte de él, esa forma de aceptar otros deseos en vez de negarlos, pero si eso la alejaba de Kevin, no quería oírlo de sus labios, no aun sintiéndolo en su piel y tampoco le pediría cambiar, nunca.

-Lo se,  es una parte de ti-, dijo calmadamente

-Sam, y…

-No quiero hablar de esto, no ahora-, murmuró ella acercándose a pesar de que sus pies parecían pesar una tonelada.

Necesitaba acercarse a él, pero no sabía que diantre iba a decirle, no sabía que haría.

No tuvo que averiguarlo, golpearon la puerta del departamento dos veces lenta y pausadamente.

Kev frunció el ceño y dejó la taza sobre la mesa al pasar junto a ella para abrir la puerta.

-¿Qué demonios haces aquí?-, oyó exclamar a su mejor amigo y Sam solo pudo cerrar los ojos consiente del dolor de cabeza creciente y del hombre al otro lado de la puerta.

Nick miró a Kevin fijamente y sonrió levantando las manos.

-Solo quiero hablar con ustedes un minuto, quizás dos, la realidad es que ayer me dejaron abandonado-, comenzó sabiendo que Anderson estaba casi al limite, lo notaba en sus puños cerrados, su mandíbula tensa y sus hombros rectos.

Se miraba esplendido, un pequeño guerrero inexperto, Nick se obligó a sostener el pensamiento y centrarse en la negociación, estaba seguro que ellos están preparados para el siguiente paso.

-Vete de aquí, Colton-, ordenó Anderson intentando cerrar la puerta, Nick metió medio cuerpo para impedirlo.

-¿Hiciste lo que deseabas?-, preguntó Nick haciendo una mueca cuando la puerta presiono su torso, el maldito guerrero lo quería aplastar.

Kevin se detuvo y una mueca de dolor apareció en su rostro fugazmente, antes de volver a fulminarlo con la mirada, por el rabillo del ojo, Nick notó a la ninfa, de pie a unos pasos.

La miró con una leve sonrisa.

-¿Lo hicieron?-, le preguntó, a pesar de que la pregunta había sido formulada en el contexto de si de verdad habían hecho lo que deseaban, el intercambio de una mirada intima entre los dos le dijo todo lo que necesitaba.

Aprovecho la distracción para empujar la puerta y entrar al pequeño departamento por completo, bueno, pequeño se quedaba corto en la descripción.

Miró el interior antes de centrarse en ellos.

-Merezco una pequeña tregua, ¿no creen?-, preguntó Nick sin moverse, pues sabía que si daba un paso más entre los dos lo sacarían a patadas.

-¿Qué tenemos que hacer para que nos dejes en paz?-, preguntó la ninfa en voz muy baja, abrazándose a sí misma, Nick frunció el ceño, para haber tenido sexo con Anderson parecía más bien…triste.

Tendría que investigar qué diablos había pasado pero no era el momento.

-Una semana, pido estar con ustedes una semana, en mi casa-, terminó reteniendo el aire y obligándose a parecer despreocupado, si algo salía mal, adiós video, adiós tenerlos ambos en su cama.

-¿Qué?-, soltó Anderson incrédulo.

-No me acostare contigo-, dijo la ninfa casi inmediatamente

Nick soltó el aire que estaba conteniendo, no lo habían sacado o llamado a la policía, quizás había una oportunidad.

-¡Que mal pensada ninfa!, no dije eso ¿o sí?-, replicó y metió las manos en sus pantalones.

-Contrario a lo que se pueda creer, no tengo muchos amigos-, continuó

-¿Quieres que te diga por qué?-, preguntó Kevin en voz baja

Pasó por alto el comentario y se aventuró a sentarse en el sofá, de nuevo no lo impidieron.

Definitivamente algo pasaba ahí.

-Ustedes son amigos, muy buenos amigos-, dijo con una sonrisa de entendimiento mientras Kevin entrecerraba los ojos, Samantha puso sus manos en las caderas y bufó bajito.

-Quiero pasar un tiempo con ustedes, mi casa es demasiado grande y aburrida, mi tutor me ha puesto collar, no puedo hacer desmanes, estoy tratando de cambiar de compañías-, terminó el frunciendo ligeramente el ceño, Kevin se pasó una mano por el cabello y se recargó en la pared frente a él.

-No puedes comprar amistades, y solo como información general, eres pésimo para conocer nuevas personas-, terminó mientras Nick le sonreía genuinamente divertido.

-Mis disculpas, pero ahora que lo saben espero que consideren la oferta en serio, tómenlo como unas vacaciones, con clases claro está, podrán disfrutar de la piscina, el gimnasio-, se obligó a detenerse antes de empezar a sonar como agente inmobiliario.

Miró a la ninfa que lo miraba confusa, como si no le estuviera prestando toda su atención y le costara seguirlo.

-Harry Jones es mi mayor-niñero-domo, si alguna vez quiere irse o algo no les parece, solo tienes que llamarlo, el hombre siempre está ahí cuando menos lo esperas-, le aseguró Nick con una sonrisa.

-Gracias por la oferta pero…-, comenzó Anderson

-¿Después nos dejaras en paz?-, preguntó Samantha interrumpiéndolo, Nick arqueó una ceja hacia Anderson.

-¿Qué?-, dijo Kevin mientras miraba a la ninfa como si se hubiera vuelto loca.

-Si no quieren volver a hablarme, si, los dejare en paz-, le contestó Nick a ella.

Sam no quería sentirse incomoda con Kev, no quería que él la viera y no supiera como comportarse, no ahora, si alejarse de una intimidad que no sabía cómo manejar  la empujaba con el diablo, estaba segura cual opción seria menos dolorosa, al diablo lo podía manejar, al hombre que amaba no.

Era una salida al precipicio pero al fin y al cabo, una salida.

-De acuerdo-, murmuró la ninfa en voz muy baja

Anderson la miraba a ella, solo a ella, enojado y confundido a partes iguales, Nick se levantó del sillón y sonrió.

-Los espero abajo-, les avisó antes de salir por la puerta sin que nadie se lo impidiera o dijera algo.

Sonrió en el pasillo, había ganado una batalla pero no la guerra.

Bien, el todavía no se cansaba de jugar.

Kevin no daba crédito a lo que estaban haciendo, no lo entendía, no lo aceptaba y aun así ahora iba montado en el asiento trasero del auto deportivo de Colton.

Estaba molesto con Sam, muy, muy, molesto y dolido, ¿qué diablos le pasaba?, no lograba aceptar que hubiera elegido pasar una semana soportando a Nick, (o los días que durara esa locura) a hablar sobre lo que había pasado entre ellos la noche anterior.

Y tenían que hablar, el necesitaba hablar con ella, que lo ayudara a entender, a decidir.

Cuando Colton salió de su departamento el trató de razonar con ella y Sam solo lo miro encogiéndose de hombros.

-Veamos que pasa-, le dijo con una sonrisa tenue y se giró rumbo a su habitación, él la siguió y se detuvo al observar las sabanas revueltas, recordó su noche juntos, imágenes dulces y apasionadas, imágenes deseadas, también recordó los pensamientos al despertar, confusión, miedo, anhelo.

La miró y ella parpadeó con lagrimas en sus ojos, aquello fue como un golpe en su estomago.

-No estoy de acuerdo-, le dejo claro.

-Vamos Kev, sigámosle el juego por un rato, quizás no lo quitemos de encima y el idiota moleste a otra persona, llámame tonta pero le creo cuando dice que no hará nada mas…quizás, solo está solo, la realidad es que ni siquiera le hemos dejado hablar.

El la miró un largo rato mientras ella pedía con sus hermosos ojos una tregua, pero de que, ¿Del acoso de Colton o de su relación con Kevin?

-Solo voy porque no te dejare sola, no con el

Ninguno de los tres habló durante el camino, finalmente llegaron a una de las zonas más ricas de la ciudad y miraron pasar enormes casas lujosas una tras otra hasta detenerse en el camino de entrada de una con la fachada de un blanco reluciente.

¿Cómo diablos llegarían a la universidad temprano?

-Hogar, dulce hogar-, murmuró Nick entre dientes y bajó del auto.

-¿Cuánto se hace de aquí al campus?-, preguntó Kevin aun sin poder disfrazar la molestia en su voz, tomaron las dos mochilas de cada uno y entraron por el garaje, el que tenía cuatro autos de último año.

-Depende cual escojas-, le señaló los autos.

-Las llaves las tiene Harry, solo pídele una, Anderson-, terminó Nick

-¿Y si quiero ir caminando?-, replicó

-Nunca he tenido la necesidad de averiguarlo, Andi, ¿lo creerías?-, le respondió Colton mientras entraban a una amplia estancia, lujosa, ¡que novedad!

-Ya basta-, los interrumpió Sam justo cuando Kevin preparaba una repuesta mordaz.

-Buenas tardes-, saludó frente a ellos un hombre vestido con camisa de vestir azul claro, pantalón negro, lentes y un libro en la mano, para nada la imagen que Kevin tenía de un mayordomo.

-Harry, ellos son Samantha y Kevin, amigos de la universidad, su departamento sufrió un ligero percance, se quedaran aquí.

Tanto el empleado como Samantha lo fulminaron con la miraba mientras Kevin reprimía una sonrisa, Nick no lo tendría fácil si planeaba hacer un sucio movimiento, además el se lo impediría,

-Bienvenidos, estoy a sus órdenes-, dijo el mayordomo en tono servil.

-Lo que traducido significa, “bienvenidos, están en mis dominios”-, dijo Colton con sorna, el empleado no dejo entrever ninguna reacción.

-Eso me tranquiliza, tú no puedes tener dominios, sería una idiotez-, replicó Sam mirando a Nick haciendo sonreír a Kevin y que Harry arqueara una ceja mirándolos más detenidamente, algo brilló en sus ojos cuando observó a Colton de nuevo.

-Como sea, siéntanse en su casa…-, replicó Nick comenzando a subir las amplias escaleras a poca distancia, se detuvo después de algunos escalones y sonrió al girarse,

-¿Harry?

-Sí, señor-, contestó el empleado formalmente

-Dales habitaciones continuas

-¿Cerca de la suya?-, murmuró el empleado arqueando una ceja, Sam y Kevin se preparaban a replicar cuando Nick soltó una carcajada.

-No, ¡Por Dios!, quiero ser bueno, alejarme de la tentación y todo eso, ellos han estado detrás de mí por días.

¡Lo iba a matar!

Kevin casi esperar que el hombre frente a él hiciera algún comentario, frunciera el ceño o mostrara su reprobación, pero solo sonrió y los miró.

-Es un gusto conocerlos, ¿vamos?-, les hizo un gesto con la mano mientras Sam asentía.

-Lo que dijo es mentira-, le recalcó ella a Harry, el hombre mayor les sonrió al mirarlos.

-Pero él quisiera que fuera cierto.