Sin medidas

ANTES QUE NADA, QUIERO PEDIR UNA DISCULPA, NO ES PARA NADA CONGRUENTE PONER NOTAS DE DESPEDIDA Y VOLVER DESPUES CON SOLO UNA SONRISA Y HACER COMO SI NADA HUBIERA PASADO.

NO PRETENDO EXTENDERME, QUIZAS ALGUIEN CON INTUICION SE PODRA DAR CUENTA QUE NO SOY MUY BUENA CON LAS RELACIONES SOCIALES, SI, EL TINTERO NO SERIA LO MISMO SIN LISS Y SU PODER PUBLICITARIO :)

PASE POR UN MOMENTO REALMENTE OSCURO CUANDO PUBLIQUE LA ANTERIOR NOTA, PERO FINALMENTE ME ENCONTRE CONMIGO MISMA, CON CUALIDADES QUE ME GUSTAN Y COSAS QUE DEBO CAMBIAR Y TRATARE DE HACERLO.

GRACIA A MI ALMA GEMELA POR DARME EL ESPACIO QUE NECESITABA Y UN PEQUEÑO JALON DE OREJAS TAMBIEN, GRACIAS A TODAS LAS QUE ME DESEARON LO MEJOR Y NO JUZGARON, SIMPLEMENTE TENGO QUE DECIRLES QUE AMO CREAR HISTORIAS Y QUIERO COMPARTIRLAS CON USTEDES.

GRACIAS POR TODO.

CEL

PD. SI, YA SE, EL POST DICE SIN MEDIDAS ASI QUE LES DEJO DOS CAPITULOS DE UNA DE MIS HISTORIAS FAVORITAS ;).

CAPITULO 10

Verdad: Existencia real de una cosa

Derek estacionó la camioneta fuera de la fraternidad, le dolía el cuello por haberse pasado gran parte de la noche dormitando en el estacionamiento del gimnasio pero era necesario, Ben ya debía haber notado que la noche anterior no había dormido en la casa.

Siempre notaba esas cosas.

Tomó la pequeña bolsa de la lavandería de la guantera, con cuidado sacó la prenda de color verde, igual a los ojos de Samantha.

Quizás debía de dejar de pensar en ella y en ese color, pero sencillamente no podía.  Sus dedos tocaron la tela un poco más antes de guardarla en el bolsillo oculto de su chaqueta.

Había lavado las bragas añadiendo un poco de perfume con olor a vainilla, en el fondo sabía que el aroma era innecesario, con lavarla, la prenda dejaba de parecer nueva y se condenaría antes de dejar que Ben la tocara, pero aun así lo había hecho, ahora estaba rodeado de su olor.

Había ido a la lavarla la tarde anterior, mientras se esforzaba por no recordar el beso en el departamento de Sami, ni el hecho que ella necesitara explicarle algo al idiota de Alan.

Pero todos sus esfuerzos habían caído en saco roto cuando ella le llamó por fin ya pasada la hora del cierre de la cafetería.

“Me pidió salir con el”

Le había dicho ella cuando le pregunto cómo había tomado Alan que le contara su plan para ganar la apuesta.

Por unos segundos no había podido decir nada, simplemente se negaba a pensar en ello, a permitirlo. Una molesta voz en su cabeza le recordaba que Sami no necesitaba su permiso o su opinión.

-Vaya, debes estar nerviosa, no tienes experiencias con citas “reales”-, le dijo molestó y ella le colgó en respuesta, no había sido su mejor noche, pero iba a acabar con el asunto, iba a terminar con la maldita apuesta y a dejarla atrás.

Después de decirle a Ben la gran noticia, podría concentrarse finalmente en lo más importante.

Sami.

Entró en la casa y fue directo a la habitación de su amigo desde la infancia, al ser domingo tenía la certeza que después de haber desayunado algo Ben regresaría  a la cama una o dos horas más.

Lo encontró pasando los canales de la televisión recostado en la cama.

Ben solo le echo un vistazo y después siguió mirando la TV.

-¿Buena noche?-, preguntó su amigo con sorna y Derek se odió en ese momento y lo odió.

No, no había sido una buena noche, porque sentía que un idiota le estaba ganando la partida, que alguien había hecho real lo que hasta ahora el solo consideraba un juego o quizás lo que solo quería ver como un juego.

-Gané-, dijo en cambio mientras Ben fruncía el ceño y por fin despegaba sus ojos de la pantalla.

-¿Una mamada?-, preguntó bromista y Derek giró los ojos y cruzó los brazos sobre su pecho.

-Estas últimas semanas salí tres veces con la chica de la cafetería y ayer…si, fue una buena noche, yo gané-, dijo atropelladamente sintiéndose estúpido, Ben se había quedado mirándolo como si no lograra entenderlo.

Se echó a reír un minuto más tarde.

-¿Estas de broma?-, preguntó entre carcajadas.

-Me acosté con ella, ahora no tienes oportunidad-,  repitió, aunque lo último podría habérselo ahorrado, de hecho gracias a eso su amigo había dejado de reírse.

-Vaya, vaya, no me dijiste nada Dek-, murmuró Ben apagando el televisor.

-No tenía que decirte, todos estábamos jugando y tú decidiste no tomarme como rival-, terminó Derek encogiéndose de hombros.

-Es cierto, aunque aún me falta algo-, terminó Ben levantándose y acercándose unos pasos.

Derek habría sido ingenuo si pensara que sería de otra manera.

Sacó la prenda de su chaqueta y se la mostró, pero la sujeto lejos antes de que Ben pudiera tomarla.

-Sabes que eso se queda en el armario de trofeos-, dijo su amigo con una sonrisa.

-No, es mi prueba para reclamar el premio, además te aseguró que no lo pondrías en el cajón correcto-, le dijo cada vez con los dientes más apretados.

Ben arqueó una ceja entre divertido e intrigado.

-¿Muy buena noche?-, le preguntó mientras Derek guardaba la prenda y salía del cuarto.

-Como dije, nunca lo pondrías en el lugar correcto-, aseguró ya en el pasillo y tensó la mandíbula al ori la respuesta clara y fuerte de su amigo.

-Tal vez no… o tal vez tendría que averiguarlo… ¡Peggy es ardiente, si señor!

***

Erik le señaló el reloj por cuarta vez, los viernes regularmente salía  después de las seis de la tarde de la cafetería por lo que le había dicho a Alan que estaría lista a las ocho, sin embargo como venía sucediendo durante toda la semana había demasiados clientes.

Si es que quería ser optimista y considerarlos así.

La mayoría solo pedía un café o algo más barato y buscaba sacarle algo de plática, cualquier cosa era válida.

Desde el lunes la sensación de que su popularidad había sufrido un cambio drástico era algo palpable, en las clases había sentido las miradas, aunque no alcanzaba a distinguir las apreciativas de las burlonas.

Había sido una tontería pensar que después de que Derek terminara con la apuesta su vida volvería su monotonía normal.

Erik le quito el delantal por detrás y la empujó hacia el cuarto de almacén, su amigo no quería que llegara tarde a su cita, y ella tampoco, ¿o sí?

Sentía el estómago revuelto solo de pensar en encontrase con Alan y no era los nervios por la cita, era algo más, una sensación extraña, casi de… arrepentimiento.

Sentía que le estaba dando esperanza a Alan donde no la había.

Él le gustaba pero no de esa forma, la realidad era que después de una semana de no haber sabido nada de Derek y después de la forma en que había terminado su última conversación telefónica estaba casi segura de una cosa.

Muy segura, de hecho.

Estaba un tanto enamorado de él.

Y había decidido dejarlo en “un tanto”, para no deprimirse a sí misma y concretar una cantidad.

Corrí las pocas calles a su departamento, al llegar, se ducho deprisa y cepilló su cabello dejando que se secara en suaves ondas, se puso un pantalón de mezclilla y un blusón ligero.

Solo uso delineador, rímel y pintalabios, terminando justo cuando Alan tocaba a la puerta.

-Muy linda-, le saludó mientras ella le devolvía la sonrisa

¿Cómo iba a explicarle?

Porque debía hacerlo, era inevitable, sabía de primera mano lo que dolían las ilusiones cuando las dejaban crecer sin nada.

La llevó a una pizzería en el centro y pidieron una pizza grande con enormes refrescos, Sami no pudo evitar sonreír, adoraba esa parte de Alan, no trataba de imponer nada, sabía que ella disfrutaba comer, el entendía lo importante de eso.

Así que decidió que debía ser sincera con él lo antes posible, no quería perderlo.

-Alan yo, esto es…

Comenzó justo después de morder el primer trozo de su pizza.

-Hagamos un trato, vamos a cenar tranquilos y luego te voy a llevar a jugar en las consolas de juegos del centro comercial, después tendrás el tiempo de decir que es esto-, pidió Alan mientras ella bajaba la mirada.

-A pesar que seguramente adorare la pizza, disfrutare de ganarte en los videojuegos y la noche será perfecta, ya se lo que diré al terminar-, le aseguró jugueteando con un pedazo de orilla de la pizza.

-El orden de los factores no altera el producto, ¿verdad?-, preguntó el con una media sonrisa y ella le correspondió solo un poco.

-Parece que mi maestra de algebra tenía razón-, respondió Sami desviando la mirada, el alargó su mano y tomó la suya llamando su atención.

Por un momento deseó haberse enamorado de Alan, pero el recriminarse o pensar en los “hubiera” no los beneficiaría a ninguno de los dos.

-Déjame disfrutar de mi cita contigo Sami-, pidió en voz baja y ella rodeó los ojos.

-Un poco más y serás dañino para mi autoestima, estará por las nubes, me volveré egocéntrica y antipática, y pensare que todos caen rendidos a mis pies-, bromeó Sami mientras el reía.

-¿Y no lo hacen?-, replicó mientras ella le hacía una mueca y daba otra mordida a su pizza.

***

Para sorpresa de Sami, Alan era un experto en los videojuegos, aunque ella dio unas cuantas batallas, lo mejor fue cuando ambos comenzaron a bailar siguiendo las indicaciones de la pantalla y presionando esos grande botones con  los pies, la gente se empezó a reunir a su alrededor y ella perdió por no poder aguantar más la risa.

Un par de horas después justo antes de salir del área de juegos, Sami se detuvo junto a una de esas típicas máquinas de tomar fotos y Alan le sonrió cogiendo su mano y empujándola dentro.

Se sentaron juntos y por un momento se miraron a los ojos, de hecho los dos sabían que a pesar de todo, los instantes felices, la complicidad, la amistad, nada había cambiado, la primer foto se disparó haciendo que el momento pasara y ambos rieran a carcajadas, las siguientes tres fotos, Sami mostraba poses chistosas mientras Alan trataba de apartarla pasándose una mano por el cabello en señal de galanura.

Sami aun miraba la tira de fotos cuando llegaron a su edificio, Alan esperó mientras ella tomaba la primera foto y la desprendía guardándola para sí.

Ninguno de los dos discutió, les dio las demás a él y después se lamió los labios sin saber cómo comenzar.

Alan habló antes de que siquiera pudiera pensar en algo.

-No estoy seguro de que él pueda hacerte feliz, incluso aunque  te quiera, eso es lo que más me molesta-, susurró, ambos sabían de quien estaba hablando.

Ni siquiera había tenido que decirle nada, la entendía, ¿por qué no le sorprendía?

-Nadie más que yo misma puede hacerme feliz, la felicidad compartida solo es una parte del…amor, además nadie ha hablado de sentimientos correspondidos, ni siquiera sé si quiero que lo sean-, terminó ella mientras Alan sonreía negando con la cabeza.

-Eres especial Sami, más de una persona se da cuenta, tú tienes la capacidad de atraer y de encantar a quien se te ponga en frente-, comenzó mientras se acercaba a ella solo un poco.

-Créeme, Derek no tiene ninguna posibilidad-, aseguró él mientras Sami desviaba la mirada.

¿Aún podría negarlo?

“¿Derek?, no, no, yo hablaba del chico que conocí por chat”

Se rio de la tontería y Alan le acarició la mejilla lentamente.

-Solo quiero que tengas muy en cuenta que yo estaré ahí…, estaré ahí, si él comete un error-, terminó mientras se acercaba para darle un suave y fugaz beso en los labios, que la dejo con un sentimiento hondo pero sin ninguna sensación ni cosquilleo en su piel.

Sami no pudo sonreírle pero beso de nuevo su mejilla y se despidió tragando un enorme nudo en la garganta.

CAPITULO 11

Amor: Conjunto de sentimientos que ligan una persona a otra

Parte de su pago por haber ganado la apuesta era esa dichosa fiesta, Derek deseaba poder apretarse las sienes y así hacer remitir el indeseable dolor de cabeza.

La piscina estaba llena de chicas y algunos cuantos miembros de la fraternidad y otras casas vecinas, Ben estaba en una de las sillas del jardín ocupado en una improvisada competencia de bebedoras de cerveza.

Una parte de él no alcanzaba a entender cómo es que todo eso ya le parecía demasiado superficial, demasiado ruidoso, demasiado falso, muchas de las mueres que se habían acercado a él esa noche simplemente quería tenerlo en su lista para subir en el escalafón social universitario o quizá para aspirar a tener algo más con él.

Ninguna se parecía a Sami.

Lo cual debía de ser lógico pero no dejaba de molestarlo.

No se la podía imaginar en medio de todo aquel mar de gente, pero si podía recordarla sentada en la orilla de la piscina del gimnasio moviendo los pies dentro del agua.

Si hacía un esfuerzo podía imaginarse que lo miraba divertida y se lanzaba al agua para alcanzarlo, que la abrazaba solo unos instantes después y que los sumergía justo en el momento en que sus labios se tocaban.

Interesante, nunca había sido su fantasía hacerlo en el agua, pero en ese instante no podía dejar de pensar en ello, concretamente, no podía dejar de pensar en ella.

Ben lo llamaba a gritos pero él se esforzó por comenzar una conversación con dos chicas que permanecían justo a su lado, le hizo un gesto que su amigo pronto aprobó y le levantó los pulgares mientras las aludidas se acercaba expectantes y rozaban sus cuerpos mojando un poco su ropa.

A diferencia dela mayoría, el aun llevaba camiseta y bermuda.

-¿Cuándo vas a nadar con nosotras, Dek?-, preguntó una de ellas jalando un poco su playera, el terminó la cerveza que tenía en la mano y se alejó de la mano de la otra chica que intentaba quitarla la liga con la que sujetaba su cabello.

-Esta noche no-, les aseguró mientras se alejaba.

Dek

No quería ser Dek.

Quería ser Derek, quería ser Derik, quería…

Estar con ella.

Celebrar a su manera haberle ganado a Ben en su propio juego.

Su amigo se había creído todo y había extendido el rumor de la calidad de Samantha y Derek había sido consciente de lo que aquello había provocado, había querido llamarla cada uno de los días de esa semana, pero había llegado el sábado y aun no podía convencerse de que ella no estaría molesta con él por su última conversación.

Además no quería enterarse si Alan estaba con ella, si el día que la llamara seria la dichosa cita.

El idiota había dejado la fraternidad tres días antes, así que no se había enterado de nada.

La incertidumbre y el anhelo habían sido suficientes. Había llegado a su límite.

Subió a su habitación recorriendo las escaleras de dos en dos, entró y tomó el perfume de Sami, del buro al lado de su cama, se cambió la bermuda por unos vaqueros y tomó sus llaves y su cartera. Saliendo sin avisarle a nadie.

***

Se quedó fuera del edifico de Sami un poco más, casi como un colegial en su primera cita, igual de nervioso e inseguro.

Sujetó el frasco con fuerza y entró para dirigirse a su piso.

Dos golpes en la puerta bastaron, después de un momento el sonido del cerrojo le hizo sentir un agujero en el estómago, Sami debía de haber echado un vistazo a través de la mirilla.

-Derek, ¿qué haces aquí?-, preguntó ella extrañada, él sabía perfectamente que era pasada la media noche, pero no dijo nada pues simplemente se permitió observarla.

Llevaba una camiseta de tirantes floja y unos pantalones de chándal, el cabello en un moño flojo y los pies desnudos, pudo observar las uñas pintadas de rojo que tanto lo volvían loco sin razón alguna.

-¿Derik?-, preguntó ella y el solo sonido de esa palabra en sus labios lo sacó de su letargo, entró al departamento sin que ella le diera permiso, dejó el frasco de perfume en la primera superficie que encontró y cerró la puerta mientras ella se abrazaba a si misma sin dejar de mirarlo.

-¿Sabes lo que significa: allanamiento de morada?-, preguntó Sami mientras él sonreía y lentamente se acercaba a ella.

-¿Sabes lo que significa: te extrañé?, replicó el mientras ella tomaba aire y el enterraba las manos en su cabello, sus labios se encontraron en medio de un suspiro, ella lo abrazó llevando la mano a su nuca y acariciando con sus dedos ese lugar sensible.

Sus lenguas jugaron e incitaron la una a la otra, sus cuerpos se amoldaron, suavidad contra dureza.

Después de varios minutos del baile de sus labios, Derek separó su boca y lentamente bajó hacia su cuello, aspirando el delicioso aroma que se había grabado a fuego en su mente.

Sus manos comenzaron a vagar por el cuerpo de Sami, titubeantes pero avasalladoras, ella se estremeció mientras el rodeaba sus pechos al tiempo que ella le quitaba su liga, haciendo que el cabello marrón le callera a ambos lados del rostro, Derek sonrió cuando ella comenzó a cepillarlo con los dedos y no dejó de mirarla mientras a su vez el acariciaba sus pechos, tensando sus pezones contra la tela de la blusa, sin sostén de por medio.

Ella trató de morderse el labio para reprimir un gemido pero aun así se tragó el sonido con otro beso.

-También te extrañe, Derik-, suspiró ella contra sus labios mientras ella le atraía más cerca, mirando fugazmente alrededor, haciéndola caminar hacia uno de los dos únicos sofás de la sala comedor del pequeño departamento, la recostó fácilmente mientras seguía besándola, sus cuerpos se amoldaban a cada movimiento sin dificultades.

Derek no pudo contenerse más, sus manos se metieron bajo su blusa y tocaron la suave piel que lo volvía loco, a pesar de la pequeña protesta que miró en los ojos verdes de Sami, él le quito la prenda en un rápido movimiento por encima de su cabeza y se quedó así, mirándola.

Suaves y redondo pechos, no grandes, ni exagerados.

Naturales y puramente sensuales.

Su pálido abdomen redondeado dándole una figura con curvas excitantes, un cuerpo femenino sin retoques.

Sami trató de levantarse y el movimiento provocó que el desviara la mirada de aquel cuerpo que lo tenía más duro que ningún otro.

-Me miras como si fuera un pedazo de carne-, dijo ella mientras él la hacía volver a tumbarse, arrastrándola con el peso de su cuerpo, sujetó su rostro con una mano mientras con la otra acariciaba lentamente el pezón inhiesto.

-Un pedazo de carne realmente suculento-, bromeó el contra sus labios para después alejarse un poco y mirarla a los ojos.

-Eres deliciosa-, le aseguró mientras ella fruncía el ceño.

Derek casi podía escucharla decir que no la mirara pero sabía que Sami tenía más confianza en sí misma que eso, aunque no lo creía, no del todo, así que siguió acariciándola hasta que la sintió relajarse un poco, la mano bajó de su pecho a su pantalón y lo bajó un poco solo para poder meterse en él y acariciarla, ella gimió contra sus labios cuando su palma presionó su entrepierna,  Sami abrió un poco más sus muslos y le dio acceso mientras el reprimía un gruñido al sentir la humedad mojar sus dedos, la incitó y jugó, acarició el botón de nervios con su pulgar mientras la penetraba con uno y dos dedos.

Sami lo beso más fuerte, diciendo su nombre entrecortadamente.

Derek no podía más.

Se separó lo suficiente para quitarse los vaqueros y los zapatos, le bajó el pantalón y las pantaletas por completo y se quedó mirándola nuevamente sin poder evitarlo, ella no se cubrió, aunque vio su lucha interior.

Desvió la mirada intentando alejarse del momento pero él no iba a permitírselo

Ella era hermosa tal cual era.

Con el cuerpo único, redondeado, femenino.

Suyo, suyo, suyo.

Debía estar sorprendido por ese hecho, por sentirse así, pero no lo estaba

-Sami-, llamó el sin moverse y ella poco a poco lo miró.

No dijo nada más, las palabras podrían parecer un cliché, estaba desnudo y excitado por ella, quería que lo viese, quería que ella aceptase ese hecho.

Para el, era perfecta.

En ese sentido y en todo los demás.

***

Algo en Sami muy en el fondo se liberó por completo, sin pensarlo, olvidó si se miraba estética, si él era impresionante sin ropa o si eso no era una locura.

Antes de que Derek llegara solo pensaba en que él debería dar el primer paso a pesar de que lo extrañara cada día más, de pronto se dio cuenta que él había dado ese paso, había ido a buscarla.

Abrió sus piernas para él, solo para él y Derek se acomodó entre ellas en un santiamén.

Buscó sus ojos al entrar lentamente en su cuerpo y cuando por fin estuvo por completo en ella, cuando nada más importo, si eran músculos trabajados o algunos kilos de más, cuando simplemente eran un hombre y una mujer compartiéndolo todo, aquel momento fue perfecto.

Sami buscó sus labios de nuevo mientras el comenzaba a moverse más rápido de lo que hubiera esperado.

Era delicioso

Ella presionó las piernas contra su cadera y se arqueó buscando un mejor ángulo, un punto más alto, un mayor placer.

Sus manos recorrieron su espalda, su cadera y su trasero, se aferró a él y comenzó a buscar sus empujes, a exigir la liberación.

Derek se levantó apoyándose en sus manos y empujó más fuerte y con más poder, hasta que solo pudo mirarlo a él, captar su presencia, su fuerza y su calor y después estallar en pedazos una vez y otra vez, tan seguidas que la dejaron volando un rato, algo mareada, lo sintió tensarse, y lo sintió salirse en el último momento, antes de sentir el baño caliente en su abdomen.

Varios segundos después, él tomó su camiseta y los limpió a ambos antes de recostarse abrazándola, apretujados en el sofá.

-Estuvo bien Derik-, le dijo girándose para tenerlo frete a frente, el la abrazó más fuerte y se rió.

-Ahora mi ego puede dormir tranquilo-, le aseguró y ambos compartieron una sonrisa y un beso antes de cerrar los ojos.

***

A Sami se le estaba congelando la mitad del cuerpo que no estaba pegada al delicioso calor a su lado.

¡Derek!

Abrió los ojos y lo observó dormido a su lado, un poco incómodo en un sofá no hecho para dormirse abrazados después del sexo.

-Despierta Derik, se nos movemos, podré ir a la cama, consideraré invitarte-, le aseguró medio bromeando y se congeló un poco por la proposición, en serio quería llegar tan lejos.

Antes de que pudiera contestar el abrió los ojos y le sonrió, su corazón dio un brinco y admitió a si misma que quizás ya tenía su respuesta, aunque no daría nada por hecho, no se permitiría negarse a estar acurrucada y calienta a su lado bajo las sabanas.

Caminaron a su habitación medio vestidos, ella con la blusa porque se la había puesto antes de que Derek pudiera evitarlo y el con los calcetines.

Cuando se metieron bajo la manta se quitó la blusa de nuevo y el hizo lo propio a sus pies.

La abrazó sin decir una palabra y amoldó su cuerpo al suyo.

-Necesitamos hablar ¿cierto?-, murmuró ella mientras el simplemente hacia un sonido bajo contra su piel

-Espero no tener que desperdiciar más camisetas-, le bromeó y ella sonrió aunque reprimió el estremecimiento de lo que aquella frase daba a entender

-No estoy mi segura de querer salir contigo, Derik-, dijo ella parte en serio, parte en broma

-¿Salir?, tienes razón, yo también quiero quedarme aquí-, la abrazó un poco más comenzando a estar excitado y listo, creando una respuesta en ella casi inmediata

-Derek-, replicó

-Solo quiero más de ti Sami, mucho más…