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-¿Cómo estas tía?-, pregunté al teléfono con la primera sonrisa sincera en días, tal vez si tenía la oportunidad lograría unirme como voluntaria y me iría de la ciudad, esa sería lo mejor.
Era mucho más sencillo que enfrentarme a todo lo demás.
-Yo estoy genial, mucho mas bronceada que antes, deberías verme-, dijo con una sonrisa en su voz mientras yo apenas alzaba las comisuras de mis labios.
-Me alegro mucho-, murmuré
-¿Te alegras de que me haya tostado toda la espalda?-, preguntó burlona.
-No, no de eso, lo siento-, dije sonriendo.
-¿Cómo estas cariño?, tu mamá dijo que estas enferma pero te oyes perfectamente para tener la gripe-, acusó.
Me maldije por no cuidar los detalles, la tía Alexis no creería que un resfriado que me había incapacitado de ir a la escuela por tres días se quitara de la noche a la mañana.
-Me creerías si te digo que sucedió un milagro-, susurré con los ojos cerrados.
-Cuéntame Nina-, pidió mi tía con voz suave.
Me limpié una lágrima que recorría mi mejilla tan solo de pensar en pronunciar las palabras.
-Adam no me quiere-, fue todo lo que pude decirle.
-Cariño, ¿estas segura?-, preguntó con voz escéptica.
-Lo escuché cuando lo decía tía, y yo solo no puedo verlo, no ahora, me duele demasiado-, terminé
-Se que debe dolerte mucho Nina, pero esconderte no solucionara nada, debes enfrentarlo y preguntarle, al menos has que lo diga en tu cara, has que diga que no te quiere, haber si se atreve-, dijo mi tía Alexis como una guerrera llamando a la batalla, me hizo reír entre lagrimas
-Quizás lo sorprendas y te sorprendas-, murmuró

Me despidió prometiendo que no seguiría fingiendo resfriados solo para huir de los problemas.
Pasé ese día aun “recuperándome”, mirando por la ventana la mayor parte de la tarde y pensando en las palabras de la tía Alexis.
Hacer que el te lo diga
A pesar de que el solo hecho de tenerlo en frente me hacía querer correr en dirección contraria, la verdad es que deseba que tuviera el valor de decírmelo en la cara, que tuviera el valor de decirme que me había hecho un favor, quería que el se sintiera tan mal como yo me había sentido.
Una parte de mi gritaba que eso no era suficiente, pues yo estaba herida muy en el fondo.
Yo lo quería, por eso dolía tanto.
¿Y si pudiera hacer que el dijera lo contrario?
Que admitiera que me quería, que sentía algo por mi, lo que fuera, solo lo justo para que yo pudiera lastimarlo igual a como el me había lastimado.
Miré como el cielo fue volviéndose oscuro hasta que la noche cayo por completo mientras mi mente seguía trabajando, mi corazón se había rendido demasiado lastimado para discutir.
Le estaba dejando todo a mi cabeza.
¿Podría hacerlo?
¿Quería hacerlo?
Sabía en el fondo que lastimar a Adam me lastimaría a mí pero aun así me pase la siguiente hora buscando el mejor conjunto de ropa con el que pudiera volver a la escuela.
Justo antes de ir a dormir mi móvil sonó, el había llamado a la casa estos días, pero gracias a que yo se lo había pedido, mamá había contestado y le había informado que no era necesario que me visitara.
Contesté respirando hondo, mirando la falda sobre el cobertor.
-¿Hola?-, murmuré
-¿Nina?, ¿Cómo estas?, te escuchas mejor-, dijo Adam precipitadamente.
-Si, ya estoy mejor, un poco-, contesté con voz monótona.
El silencio al otro lado de la línea fue de varios segundos.
-¿Iras a la escuela mañana?-, preguntó finalmente
-Supongo, solo fue un resfriado Adam, no quede invalida-, contesté cortante.
-No te oyes como tu-, admitió después de un rato
-Quizás por que tengo sueño, nos vemos mañana-, susurré entre dientes
-Buenas noches Nin-, alcancé a escuchar antes de colgar la llamada, enterrar el rostro en mi almohada y prometerme que sería la ultima vez que lloraría por el.

Me las arreglé para salir casi media hora antes de mi casa para la escuela y así estar segura que no me encontraría a Adam de camino.
Me dirigí a mi primera clase y me senté a esperar que Lara llegara, dudaba que ella se hubiera tragado del todo lo del resfriado.
-¿Fue gripe o cambio de cerebro?-, preguntó solo de llegar hasta nuestra mesa.
Sonreí sin poder evitarlo, si la había sorprendido a ella ya era ganancia.
-Es solo una falda-, argumenté rodeando los ojos.
-Añadiendo pequeños detalles como que tus zapatos permiten ver las uñas pintadas de tu pies, el brillo labial y tu cabello perfectamente alaciado, si, es solo una falda-, terminó ella entrecerrando los ojos.
-¿Me vas a decir a que se debe el cambio?-, preguntó después de unos minutos de trivialidades.
-¿No me veo bien?-, pregunté, algo temerosa.
-Nina, muero de ganas de verle la cara al idiota de tu novio, pero solo deseo que no lo hayas hecho por el, todo esto debe ser por ti, ¿lo entiendes verdad?-, preguntó mientas yo me salvaba de contestar ante la entrada del profesor.

Después de algunas clases noté a mas de una persona mirándome, casi sin disimular, la discreción no es el fuerte de un adolescente.
Finalmente encontré a Lara justo a la entrada de la cafetería, tomamos nuestra comida y nos sentamos en una de las mesas apartadas.
-Ojala vieras su cara, ¡no vayas a voltear!-, murmuró ella minutos después mientras yo me quedaba a medio camino de girar mi cabeza.
Sabía a quien se refería.
Me esforcé por relajar mi postura.
-Te ha seguido con la mirada desde que veníamos caminando-, dijo mi amiga con una sonrisa engreída.
-Felicidades has dejado con la boca abierta a Adam Spencer-, declaró Lara antes de fruncir el ceño.
-¿Qué?-, pregunté
-Se fue-, gruñó

Llegué a pensar que todo aquel “plan” sobre vengarme había sido solo otro de mis sueños imposibles, justo antes de que su mensaje llegara una clase antes de salir.
TE LLEVO A CASA
Era todo lo que el había escrito.
Mi cuerpo se estremeció de puro nerviosismo, pero tristemente las lombrices habían desparecido de mi estomago.
Llegué a su jeep antes que el, solo un momento antes, Peter me saludó con la mano a varios autos de distancia y yo le correspondí con una sonrisa.
-No parece que hubieras estado enferma-, dijo Adam a mi espalda y por su tono de voz la molestia era evidente, me giré con la mejor sonrisa que pude.
-¿También quieres un justificante?-, pregunté en broma y el solo negó con la cabeza, medio sonriendo y murmuró que subiera al auto.
Miré por la ventana la mayor parte del camino, reuniendo fuerzas.
-Deberías tomarte una foto-, susurró el finalmente y yo fruncí el ceño mirándolo.
-¿Por que?-, pregunté genuinamente confusa.
-¿Cómo le dices?, es algo digno de capturar en una imagen…
-Aunque sinceramente no entiendo a que se debe el cambio-, terminó.
-Haber si entendí bien, me estas diciendo que me veo bien pero que piensas que debe haber un motivo detrás-, inquirí mientras el sonreía.
-¿No fue un muy buen cumplido verdad?-, preguntó con una sonrisa.
-No buscaba uno-, dije encogiéndome de hombros y noté su mirada sin que me permitiera mirarlo de frente.
-¿Te aburriste estos días?-, preguntó
-No, la verdad es que estuve pensando mucho-, admití, rezando que la voz me saliera firme para las siguientes palabras.
-¿En que pensabas?
¡BINGO!
-Cosas…como por ejemplo, ¿Por qué nunca lo hemos hecho?-, pregunté con voz neutra, el dio un volantazo inofensivo pero aun así me hizo tensarme por completo.
-Porque somos novios, y se supone que estamos deseosos por hacerlo, ¿no?-, terminé justo cuando el giraba para avanzar sobre nuestra calle.
-¿En eso pensabas estos días?-, preguntó en voz baja sin mirarme.
-Si, ¿tu que piensas?... ¿por que no lo hemos hecho?-, pregunté esperando que aunque me impidiera terminar con mi plan, el me dijera la verdad.
Por que no te quiero Nina.
-No lo se-, contestó en cambio, sus ojos buscaron los míos y por un momento, no fui conciente de nada mas.
-Supongo que no importa, ¿cierto?-, pregunté mientras me colocaba la mochila y tomaba la manija de la puerta.
-Espera-, murmuró, me estremecí cuando su mano tomó mi hombro, sus dedos recorrieron hasta mi cuello y me giró lentamente, de pronto el estaba demasiado cerca, demasiado.
-Adam, yo...
No pude terminar pues el me estaba besando, un beso real, un beso apasionado como en mis mejores sueños, sus manos enmarcaban mi rostro y su lengua buscaba que yo la dejara entrar entre mis labios, sin poder evitarlo quise probarlo, por un momento olvidé todo, y solo pude sentirlo, las lombrices habían regresado, "traidoras", todo mi cuerpo parecía vibrar, nuestros labios se rozaron una y otra vez mientras nos probábamos.
El murmuró mi nombre bajito y eso regresó todo de golpe, como un choque eléctrico, me separé de sus labios y el me miró, sin soltarme, pegando su frente a la mía, ni siquiera notando lo tensa que estaba mi espalda.
-Te extrañé-, murmuró con los ojos cerrados y yo no pude evitar odiarlo en ese momento, ¿no era suficiente con estar haciéndome un favor?, ¿tenía que mentirme también?
Me alejé obligándolo a soltar mi rostro y me despedí rápidamente entrando a mi casa.

Quizás era verdad que si jugabas con fuego podrías quemarte, como iba a hacer que el dijera que me quería para luego dañarlo si con un solo beso yo me olvidaba de todo, si con un solo beso todo lo que sentía por el inundaba mi cerebro y aun herido, mi corazón comenzaba a latir como loco.
Era imposible, casi suicida.
Estaba decidida a solo alejarme de el y olvidarme de venganzas absurdas que solo lograrían destruirme un poco mas.
Me pasé la tarde en la habitación evitando a mamá y su sonrisa cómplice después de que hubiera admitido que nos había visto por la ventana.
Estaba a punto de ducharme cuando sonó el móvil.
Me obligué a contestar la llamada de Adam pues lo había dejado sonar hasta el quinto timbre y no colgaba.
-¿Puedes venir?-, preguntó sin mas.
Yo parpadeé, mirando mi habitación pensando en un no, sin poder pronunciarlo.
-¿Por qué?-, pregunté en cambio
-Por favor Nina-, pidió casi molesto, yo cerré los ojos aunque fui incapaz de callar a mi corazón.
-Solo necesito hacerles creer que me voy a dormir, no hay manera de que me dejen salir, es bastante tarde, ¿esta bien?-, terminé mientras el murmuraba la hora seguida de una maldición
El dijo algo mas en voz baja y luego colgó, fruncí el ceño al móvil y pensé en no moverme de la habitación, pero supe que eso sería imposible, lo cual demostraba que jamás podría dañarlo como el lo había hecho comigo, lo quisiera o no.


Cel.