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Cuando llegamos al restaurante de comida rápida en el centro, aun no podía creerlo.
Adam señaló una mesa y yo asentí mientras caminábamos hacia ella.
Me senté antes de que el señalara la gran hamburguesa del paquete especial.
-Quiero una de esas, ¿y tu?-, preguntó
-Igual, gracias-, le sonreí, y lo miré dirigirse hacia la caja para pedir nuestra comida.
Era difícil seguir molesta, aun dolía comenzar a entender que esperaba demasiado de él, más de lo que quería admitir, pero no iba a desperdiciar tiempo a su lado, aun más si había sido idea de Adam.
Parecía que era como decía la tía Alexis, después de una tormenta el cielo esta mas azul, hoy había sido uno de esos días buenos, Lara había pegado un chicle al cabello de Daisy como ella lo había hecho con una chica de primero el día anterior, todos oímos los lloriqueos de la porrista mientras llamaba a sus amigas para que fueran a su casa a ayudar con la emergencia, Peter me había propuesto algo estupendo y Adam parecía diferente hoy, a pesar de que no habíamos hablado sobre la noche hace tres días, todo parecía mucho mejor.
-¿En que piensas?-, preguntó a mi espalda
-Estoy contando todas las calorías que esta comida me dejara-, dije en mi mejor acento ingles y el se echó a reír sentándose frente a mi.
-Deben ser muchas-, le asegure remilgada y el volvió a reír, haciendo que deseara besar sus labios entreabiertos.
Parpadeé tratando de alejar esos pensamiento, no era el momento, ni el lugar y quizás tristemente el no pensara en los míos.
Para un beso se necesitaban dos.

Iba por mi tercer gran mordida cuando el terminó de contarme sobre el entrenamiento, con un entusiasmo quizás demasiado perfecto, sabía que los problemas con su papá aun no se había arreglado pero no habíamos vuelto a hablar de eso.
Respiré hondo dejando la hamburguesa sobre el papel
-¿Hablaste con el?-, pregunté y ambos sabíamos a quien me refería.
Tardo bastante tiempo en contestar, antes mordió su propia hamburguesa, bebió un trago de refresco y miró por la ventana.
-No, no mas de lo esencial, ¿podemos cambiar de tema?-, peguntó mientras sentía como si me hubiera lanzado lejos.
Asentí distraídamente y busqué en mi mente algo para llenar el silencio.
-Peter me contó sobre un concurso de fotografía, es a nivel seccional, esta tratando de convencerme de que entre-, le dije con una sonrisa sincera en el rostro al recordar el entusiasmo del enamorado de Lara.
-Pues parece que ya te convenció-, dijo sin mirarme antes de volver a dar otra mordida a su comida.
Su tono no dejaba lugar a una contestación cordial.
-¿Sabes lo que le paso a Daisy hoy?-, preguntó de repente mientras yo fruncía el ceño, solo así, el concurso de fotografía había sido descartado por la porrista, miré la mitad de mi hamburguesa, ya perdido el apetito
-No, si…creo que si-, contesté al final y el solo me miró por un momento.
-¿Qué es lo que crees que le paso?-, preguntó.
-Tal vez alguien le puso un chicle en le cabello-, murmuré enfurruñada.
Lo miré cuando el bufó
-Por Dios Nina, ¿le pegaste un chicle en el cabello?-, preguntó molesto
-Me he perdido, ¿cuando he dicho que fui yo?-, repliqué
-Pareces culpable-, aseguró
No pude contar a eso, bien o mal el me conocía, mejor que nadie, y aunque pareciera culpable, dolía que estuviera tan molesto por algo que le había pasado a Daisy.
-No he sido yo, ha sido…Lara, y si me preguntas, se lo merecía, ella le hizo lo mismo a una chica de primero ayer-, terminé mientras el se limpiaba los labios con la servilleta.
-Vaya, no conocía tus instintos vengativos-, murmuró levantándose, lo miré ir hacia los sanitarios mientras le contestaba con la voz entrecortaba.
-Y yo no sabía que Daisy tenía un protector-, murmuré sin que el pudiera escucharme ya,  mirando hacia la ventana.

Me dejó en mi casa, con un adiós tibio, titubeé al bajar de la camioneta y a pesar de que una parte de mi se odiara por ello, me acerqué a el y le di un beso en la mejilla salir del jeep.
Al fin de cuentas, mi corazón no entendía, seguía queriéndolo igual.
Subí a mi habitación y deseé poder hablar con la tía Alexis, deseé poder pedirle consejo, que me dijera que hacer, que me dijera que estaba equivocada y que mis temores eran infundados, pero ella estaba lejos y yo me sentía sola, así que llamé a Lara y la invité a ver una película, saltándome el hecho que necesitaba hablar con alguien.
Ella llegó media hora después, con su habitual look roquero y sus voz educada saludando a mama, solo por eso mis padres no se oponían a nuestra amistad, Lara era mas ladrido que mordida, casi siempre.
-¿No se suponía que tenias una cita sorpresa o algo así?-, preguntó ella cuando coloque el DVD de la película que habíamos escogidos, una de zombies, pues ella había ganado el derecho a escoger.
Zombieland se inició mientras yo me encogía de hombros sentándome a su lado.
-No duró mucho-, admití
La película seguía pero en realidad ninguna de las dos estaba poniéndoles mucha atención.
-Nina, ¿puedo decirte algo sinceramente?-, preguntó ella presionando pause en el control con una de sus uñas negras.
-Puedes y supongo que lo dirás-, le dije forzando una sonrisa y ella entrecerró los ojos.
-No te hagas la graciosa conmigo-, comenzó.
-Nina debes alejarte de Adam-, terminó en voz baja y aquello fue como un balde de agua helada
-¿Cómo puedes decirme eso?-, pregunté molesta.
-No estoy diciendo que lo dejes, si se te nota a leguas que mueres por ese idiota, el punto es que el no se ha dado cuenta de lo que tiene cariño y eso a la larga te hará infeliz-, terminó casi apenada y yo negué con la cabeza.
-El me quiere-, argumenté, deseando que fuera verdad.
-Querer y ser concientes de ello no es lo mismo-, aseguró Lara mientras suspiraba y tomaba el control de la TV.
-Mira solo piénsalo, ¿si?, no me gustaría verte sufrir por que tendría que golpearlo y eso ameritaría suspensión y mi mamá me la tiene jurada-, bromeó haciéndome reír un poco, puso el play y terminamos la película en silencio.

No pude conciliar el sueño esa noche, cada hora que pasaba me hacía más bolas la cabeza, no fue hasta casi el amanecer que fui capaz de tomar una decisión.
Tenía que hablar con Adam y contarle todas mis dudas, al fin de cuentas aun éramos los mismos amigos de siempre y si quería que nuestro noviazgo fuera verdadero para ambos tenía que hablar con el y decirle lo que me molestaba, lo que me lastimaba, si el me quería, todo ira a mejor… ¿o no?
Adam me esperaba fuera de mi casa a primera hora, me subí al auto y el me dio un beso fugaz en la mejilla.
Tal vez ese hubiera sido un buen momento para hablar con el pero sencillamente no encontraba las palabras, el se miraba casi incomodo a mi lado, como si no supiera que hacer conmigo, lo que era doloroso pues tan solo unos meses antes, cuando éramos “solo amigos”, no había un momento de silencio tortuoso.
Cuando llegamos a la escuela, yo suspiré sabiendo que había dejado pasar un momento, iba a abrir la puerta cuando el me llamó.
-¿Puedes hacerme un favor?-, preguntó con una media sonrisa
-Claro-, contesté confusa.
-Hoy no mas chicles, no es que me oponga a que seas una vengadora enmascarada, es que no me gustaría que Daisy te hiciera niñerías-, dijo pasando un dedo por mi nariz casi de manera juguetona, su dedo por poco rozó mus labios antes de alejarse.
Mi estomago estaba lleno de lombrices como hacía días no lo sentía, por un momento estuve segura que podríamos resolver lo que fuera que nos estuviera pasando, pues el sabía como era Daisy de bruja, yo le importaba, y lo mas extraordinario de todo, por un momento el había vuelto a ver mis labios, no podía estar imaginándolo.

Las clases pasaron a un ritmo normal y sin mayores incidentes, salvo el hecho de que Peter me interceptara en el pasillo cuando iba con Lara a nuestra clase juntas
Lara bufó y Peter se pasó una mano por el cabello, siendo objetivos el chico era atractivo y tenía el ligero presentimiento que ella pensaba lo mismo, por eso le huía tanto.
Peter me preguntó sobre el concurso y yo le dije que entraría más emocionada de lo que lo había estado anteriormente, las cosas con Adam irían para mejor, estaba segura y eso era suficiente para querer mirar todo con un lente diferente.

Le mandé un mensaje a Adam para saber si se quedaría a entrenar, pero no me contestó, supuse que si ya estaba entrenando no vería el móvil en un buen rato así que me dispuse a ir a las canchas después de clases, para mi sorpresa no había ahí ningún equipo entrenando.
Caminé hacia el estacionamiento, golpeándome mentalmente por no comprobar primero si su auto aun estaba ahí, para mi alivio el jeep seguía aparcado en el mismo lugar donde lo habíamos dejado, así que me encaminé de nuevo hacia las canchas, empezaría a buscarlo desde ahí.
Un chico que también estaba en el equipo, -era casi seguro-, me saludó al pasar y yo lo detuve torpemente.
-Disculpa, ¿has visto a Adam?-, pregunté mientras el me sonreía.
-Claro, tu eres la chica que vive cerca de su casa, ¿cierto?-, preguntó mientras yo me esforzaba en devolverle la sonrisa.
¿Así era como ellos me veían? O ¿Así era como Adam me reconocía?
El chico me indico que seguía en los vestidores, el entrenamiento había sido más temprano.
Le di las gracias tragando el nudo que asfixiaba mi voz y caminé hacia las canchas, entré al pasillo de los vestidores y me detuve justo al escuchar las voces, un poco antes de llegar a la esquina que giraba rumbo a las regaderas.

-Daisy, tengo que irme-, murmuró Adam en voz baja.
-Si, si, tienes que recoger a tu amiguita-, contestó ella riendo.
-Day, sabes que no me gustan estos juegos-, replicó el.
-No son juegos, es la pura verdad, ella solo es eso, una amiga, aunque no entiendo por que, que tu le hagas creer otra cosa es diferente-, terminó Daisy mientras yo me tapaba los labios con una mano, como si de pronto pudiera gritar y que ellos se dieran cuenta que estaba escuchando.
-No voy a hablar de esto contigo-, replicó el.
-Solo contéstame algo Adam, solo dime ¿Por qué?, creía que nosotros nos divertíamos antes, y creía que habías dicho que no querías una “relación”, que estábamos genial con los besos en tu auto y todo eso, pero de pronto un día ella llega proclamando que es tu novia y tu lo aceptas…y me dices que nosotros solo podemos ser amigos, sencillamente no lo entendido-, Daisy había comenzado a subir la voz.
Sentía las lágrimas en mis mejillas, sentía como mojaban mi mano.
Esperé deseando correr y alejarme pero sintiendo que mi cuerpo se quebraba, incapaz de moverme.
-Ella me lo pidió, me pidió que…fuéramos novios, sin que yo lo esperara, sin que me dejara tiempo para pensar, solo sabía que no podía herirla-, comenzó Adam en voz baja.
-Así que no me importa si lo entiendes o no, fue la opción mas sencilla, ser novio de Nina por unos meses la haría feliz, ella no se merecía decirle que yo no la quiero.

Me agaché y ya no fui capaz de escuchar la respuesta de Daisy, casi hincada avance hacia la salida del túnel y corrí hasta el estacionamiento reprimiendo los sollozos que amenazaban con asfixiarme, corrí y corrí alejándome de la escuela, y de mis sueños, de mi cuento de hadas y de mi príncipe.
Alejándome del villano…
Logré parar de llorar antes de entrar a mi casa, sabía que tendría los ojos rojos y una parte de mi mente ya trabaja en una excusa mientras que la otra registraba el sonido del móvil llamando.
Lo saque de mi mochila y por primera vez desvié una llamada de Adam Spencer.