Bendito Castigo
Bendito Castigo Prólogo
Tamara llegó a la casa de sus “pecados”, por fin tendría algo para demostrarles que ya no era la niña que ellos seguían insistiendo que era, iría a la universidad, ¡Por fin!
Lo único que le causaba una ligera opresión en el pecho, era que ya no los vería todos los días.
Alonso y Daniel viajarían o cualquier cosa que se les ocurriera, lo deducía por que no los había oído hablar sobre universidades.
Tocó la puerta y esperó un momento antes de que esta se abriera mostrando a un Alonso sonriente.
-Hola Tami-, saludó dejándola pasar.
Los hermanos Sin, vivían con su abuela desde que sus padres habían muerto en un accidente, Nana era una abuelita a toda regla, dulce, fuerte y honesta, la había tomado como otra nieta desde que ella se mudó ya hacia 5 años.
-Hola-, le dio un beso en la mejilla y entró hasta la sala, Daniel la miró desde el sofá y volvió a centrarse en la televisión.
-Pareces un saltamontes-, le aseguró, mientras ella brincaba un poquito mas, se sacó de detrás del pantalón la carta de aceptación.
-¡Llegó!-, les informó a sus mejores amigos, Alonso le quitó desde atrás el papel.
-La Universidad del Este…-, leyó mientras Daniel se enderezaba.
-Felicidades-, le dijo con una sonrisa mientras ella se acomodaba los lentes y se sentaba en el sofá.
-¿Dónde estarán ustedes, podríamos hacer un plan para vernos unas veces en el año?-, les preguntó.
Alonso miró a Daniel y este tensó la mandíbula, ambos sabían que solo tenían una oportunidad para no limitarse a eso, a verla sólo unos días, la querían siempre, ahora solo tenían que convencerla.
-¿Te conformarías con vernos “unas veces al año”?-, bromeó Alonso con gesto herido mientras ella hacia una mueca.
-Son mis mejores amigos, no quiero perder contacto, pero ir a la Universidad es mi manera de demostrar que soy fuerte, grande, capaz-, les aseguró.
Daniel sonrió.
-Lo eres Tami-, se encogió de hombros.
Ella iba a comenzar a hablar de nuevo pero Alonso la distrajo, fue hasta la mesita de la esquina, justo al lado del teléfono esperaban dos sobres, se los tendió sin decir más.
Tamara no podía creer lo que veía, un ochenta por ciento de su mente esta feliz, radiante, la otra pequeña parte sabia que ellos no confiaban en ella para dejarla sola.
Ella los consideraba los hermanos que nunca tuvo y eso incluía la protección excesiva.
-¿Por qué no me dijeron nada?-, preguntó tenuemente.
-Nuestro regalo-, bromeó Daniel sonriendo como pocas veces lo hacia, solo para ella.
-Conozco esa mirada-, le espectó ella mientras él cerraba los ojos y negaba.
-No pareces muy contenta Tami-, señaló Alonso con un destile de decepción en su voz.
-Creo que me ocultan algo-, aceptó ella.
-Tal vez, pero te lo diremos a su tiempo-, murmuró Daniel cerca de su oído, le dio un besó en la mejilla y salió de la sala.
-¿Diremos?-, Tamara le sonrió a Alonso arqueando una ceja, el hizo una mueca.
-Siempre a sido un bocanazas, anda Tami, iremos juntos a la Universidad, prometo que no seremos una carga-, hizo un gracioso puchero.
-Jamás lo serian-, aceptó ella, Alonso sonrió mirando hacia la televisión, si todo salía bien jamás serian una carga, solo serian dos hombres rompiendo un maldito castigo, convirtiéndolo en una bendición.
Lo único que le causaba una ligera opresión en el pecho, era que ya no los vería todos los días.
Alonso y Daniel viajarían o cualquier cosa que se les ocurriera, lo deducía por que no los había oído hablar sobre universidades.
Tocó la puerta y esperó un momento antes de que esta se abriera mostrando a un Alonso sonriente.
-Hola Tami-, saludó dejándola pasar.
Los hermanos Sin, vivían con su abuela desde que sus padres habían muerto en un accidente, Nana era una abuelita a toda regla, dulce, fuerte y honesta, la había tomado como otra nieta desde que ella se mudó ya hacia 5 años.
-Hola-, le dio un beso en la mejilla y entró hasta la sala, Daniel la miró desde el sofá y volvió a centrarse en la televisión.
-Pareces un saltamontes-, le aseguró, mientras ella brincaba un poquito mas, se sacó de detrás del pantalón la carta de aceptación.
-¡Llegó!-, les informó a sus mejores amigos, Alonso le quitó desde atrás el papel.
-La Universidad del Este…-, leyó mientras Daniel se enderezaba.
-Felicidades-, le dijo con una sonrisa mientras ella se acomodaba los lentes y se sentaba en el sofá.
-¿Dónde estarán ustedes, podríamos hacer un plan para vernos unas veces en el año?-, les preguntó.
Alonso miró a Daniel y este tensó la mandíbula, ambos sabían que solo tenían una oportunidad para no limitarse a eso, a verla sólo unos días, la querían siempre, ahora solo tenían que convencerla.
-¿Te conformarías con vernos “unas veces al año”?-, bromeó Alonso con gesto herido mientras ella hacia una mueca.
-Son mis mejores amigos, no quiero perder contacto, pero ir a la Universidad es mi manera de demostrar que soy fuerte, grande, capaz-, les aseguró.
Daniel sonrió.
-Lo eres Tami-, se encogió de hombros.
Ella iba a comenzar a hablar de nuevo pero Alonso la distrajo, fue hasta la mesita de la esquina, justo al lado del teléfono esperaban dos sobres, se los tendió sin decir más.
Tamara no podía creer lo que veía, un ochenta por ciento de su mente esta feliz, radiante, la otra pequeña parte sabia que ellos no confiaban en ella para dejarla sola.
Ella los consideraba los hermanos que nunca tuvo y eso incluía la protección excesiva.
-¿Por qué no me dijeron nada?-, preguntó tenuemente.
-Nuestro regalo-, bromeó Daniel sonriendo como pocas veces lo hacia, solo para ella.
-Conozco esa mirada-, le espectó ella mientras él cerraba los ojos y negaba.
-No pareces muy contenta Tami-, señaló Alonso con un destile de decepción en su voz.
-Creo que me ocultan algo-, aceptó ella.
-Tal vez, pero te lo diremos a su tiempo-, murmuró Daniel cerca de su oído, le dio un besó en la mejilla y salió de la sala.
-¿Diremos?-, Tamara le sonrió a Alonso arqueando una ceja, el hizo una mueca.
-Siempre a sido un bocanazas, anda Tami, iremos juntos a la Universidad, prometo que no seremos una carga-, hizo un gracioso puchero.
-Jamás lo serian-, aceptó ella, Alonso sonrió mirando hacia la televisión, si todo salía bien jamás serian una carga, solo serian dos hombres rompiendo un maldito castigo, convirtiéndolo en una bendición.
Cel.
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11 Comentarios
holaaaa Cel me gustoo mucho este prologooo...van a ir a la universidad juntosss los tress...me gusto mucho el ultimo parrafo..escribes geniall...besoss!!! nos leemos en el proximo!!!
ResponderEliminarMi imaginación se desborda, que nos tienes preparado eh? mmmmh, espero que sea lo que estoy pensando (como lo dije, tengo mucha imaginación) sera una de tus fantasias?
ResponderEliminarmuero por leerla
ResponderEliminarme gusta quiero mas
ResponderEliminarLa portada esta genial! Y el prologo igual! :D Ya quiero leer el primer capitulo!
ResponderEliminarcha cha chaaaa!!! mmmm... creo que esto se va a poner bueno.. mm un trio?? me gusta!!
ResponderEliminarTrío... me gusta +_____*
ResponderEliminarMe ha encantado el prólogo (L)
Wooo esto pinta divino! un prólogo super intrigante, ya quiero leer mas, (k)!!
ResponderEliminarmmmm esta historia tiene mucho parecido a la Saga Mas...
ResponderEliminarespero pronto puedan actualizar ^^
OH POR DIOS
ResponderEliminarCUANDO ACTUALIZARAS ESTA MARAVILLOSA HISTORIA K PARECE PROMETEDORAAAAA
OMG!!! ya quiero leer
ResponderEliminarDeja que fluya...