La Guerra del Amor III

Bando Uno

Mare

Ava estaba mirando con una sonrisa a un chico que cargaba un equipo fotográfico, ni siquiera me saludó, otro chico entró con un panel de eso que los profesionales en fotografía utilizan para captar mejor luz, era peor de lo que me imaginaba, se lo había repetido a Anton una y otra vez.

¿Por qué no solo ponían una página con el nombre IDEAL en letras atrayentes en la revista?

Cuando había comentado que Only Women nos daría una pagina para publicidad, se le había olvidado mencionarme sobre la pequeña idea de que tendríamos que salir en ella.

Ahora nuestra oficina se había vuelto un pequeño estudio fotográfico improvisado y me había dejado sin recepcionista, pues esta estaba muy ocupada sonriendo coquetamente a los ayudantes.

-Buenos días-, dije parándome entre ella y su adorado campo de visión mientras el chico en turno subía las esclareas hacia las oficinas.

-Hola Mare, no me mires así, hoy es mi día de trabajo favorito desde que trabajo aquí, sabes que los amo, pero mirar a Anton seria una estupidez, siempre lo repites y llegue a convencerme, mirarte a ti, eres muy linda pero para nada mi tipo…además ustedes se descartan cuando están juntos no miran a nadie mas, ya se que otra vez estoy sacando conclusiones erróneas, dije que no me miraras así...-, sonreí negando con la cabeza y la piqué un poco, yo sabia su debilidad.

-¿Y John?-, pregunté mientras ella torcía la boca, Ava tenia aversión por nuestro Office Boy, una aversión que a el le gustaba demasiado, Anton y yo teníamos una apuesta pendiente, el sostenía que algún día los encontraríamos entrelazados en la oficina, y yo ganaría dos veces su sueldo si me enteraba de todo sin tener ese espectáculo no deseado.

-¿Ya llegó Anton?-, le pregunté y ella asintió mientras miraba hacia las escaleras.

-¿Cuántas personas?-, pregunté resignada a pasar la mañana entre reflectores y no en mi habitual y querida rutina, Ava rodeó los ojos.

-Cuatro: Ayudante ojos hermosos, Ayudante sonrisa de millón, Ayudante…-, se interrumpió mientras otro chico mas entraba, cargaba un maletín de tamaño medio.

-Buenos días-, saludó mostrando una sonrisa sexy, aunque el era joven, comprendía la actitud de Ava, nos miró y sonrió de nuevo antes de seguir.

-¿Ayudante trasero perfecto?-, terminé por mi amiga y ella asintió mordiéndose el labio.

-El cuarto es el fotógrafo supongo…-, dije sosteniendo de nuevo mi bolso y resignándome, un poco mas entusiasma a comenzar la mini sesión fotográfica.

-Si, fotógrafo, sensual…todo el-, articuló la palabra y yo negué riendo mientras comenzaba a subir las escaleras.

Pasé mi oficina, y una de las salas de juntas hasta llegar a la oficina de Anton que había insistido que fuera la que ocuparan para convertirla en nuestra visión perfecta del “dúo dinámico”.

En lo particular, me gustaba sentirme admirada, por eso arreglaba mi cabello, compraba ropa que me hiciera sentir segura, cómoda y sexy, y buscaba resaltar lo que podía ser resaltado, pero jamás me había considerado una candidata a Miss Simpatía, o algo mas elaborado.

Esperaba que mi vestido blanco de tirantes rojos y vuelos de igual color fuera suficiente.

Al entrar los tres ayudantes monos estaban colocando los materiales necesario, mientras que Anton estaba sentado frente a su portátil y un hombre frente a el examinaba una cámara, el cabello negro espeso la llegaba un poco arriba de los hombros, la barba estilizadamente delineada sus vaqueros desgastados y su suéter de diseñados eran un pack digno de ver, al menos a lo lejos, Anton levantó la mirada seguido por el que supuse seria nuestro fotógrafo.

Sus ojos grises me examinaron mientras Anton se levantaba y extendía una mano señalándome.

-Carlos te presento a Mare Santos-, dijo mientras “Carlos” lo miraba, y lo miraba en realidad, sonriendo casi de forma seductora, escaneando cada plano de mi amigo seductor, mientra este se movía, casi escondiéndose…reí tenuemente divertida y Anton entrecerró los ojos mirándome.

Carlos se acercó y estrechó una mano con firmeza.

-Anton tenia razón no necesitas mas que tu sola presencia-, comentó mientras yo sonreí mas, era contradictorio, si no fuera por que sus ojos habían estado por comerse a mi macho men, cualquier mujer podría haberse derretido a su lado, quizá lo hacían, pero Carlos no estaba interesado.

-Listo-, dijo el ayudante de la perfecta anatomía debajo de su espalda, Carlos asintió mientras nos miraba.

-La idea es mostrarlos como son en realidad, cosa que no será difícil, hacen una combinación…explosiva-, lo dijo con voz mas profunda mientras Anton hacia una mueca antes de que pudiera asentir, sin pensarlo estaba divirtiéndome de lo lindo.

Nos señaló el escritorio y nos colocamos frente a los cuatro hombres, los ayudantes se recargaron contra la pared mientras Carlos miraba la cámara.

-Muy interesente-, le susurré a Anton mientras el me miraba, estábamos recargados contra el escritorio, uno al lado del otro.

-No lo sabia-, me explicó entre dientes.

Giré mi cabeza hacia Carlos mientras notaba que había comenzado.

-¿No se supone que deberías decirnos donde colocarnos?-, le pregunté mientras el sonreía.

-Son naturales, hermosa-, me explicó mientras yo fruncía el ceño.

-Ya, ahora lo entiendo todo-, le dije provocando risas masculinas.

-¿Por qué no comentan como empezó todo, esta sociedad y la idea…?-, propuso mientras yo miraba a Anton con cierto apremio, no era una historia publica, el me guiñó el ojo.

-Fue el destino-, explicó.

Negué con la cabeza, el recuerdo de ese día era uno de mis mas grandes ironías, me recordaba a una parte de mi misma que murió cuando encontró al hombre que creía amaba, traicionándome, todos aquellos castillos débiles e insustanciales y después estaba el sentimiento de agradecimiento a quien fuera que había puesto a Anton en medio del pasillo, no sabia lo que seria sin el, era una parte de mi, una parte indispensable.

-Anton dice que ser amigos era nuestro destino, el destino y un cuerno, yo lloraba como magdalena cuando el me arrolló por el pasillo de los dormitorios, simple coincidencia-, repliqué, Carlos rió divertido, y Anton me miró con otra mueca.

-Vayan detrás del escritorio-, pidió mientras nos movíamos, me senté en su silla reclinable, cruzado las piernas mientras Anton se sentaba en la orilla del escritorio de espaldas a su sensual admirador mirándome con los ojos entrecerrados, Carlos lo miró y luego a mi, y se centró en la cámara.

-El desearía estar aquí-, le bromeé en todo bajo, quizá pudiera escucharnos, quizás no, pero no todos los días podía molestar a Anton sin que el estuviera algo estupefacto.

-¿Tu crees?-, me dijo con ironía.

-Fui una tonta en pensar el perderme esto, démosle material-, le dije mientras mi mano iba a su pierna y se detenía ahí justo en su muslo.

-Vas a causar problemas cariño-, lo dijo mirando por sobre su hombro, desvié la mirada un poco, una sonrisa bailaba en el rostro de Carlos mientras miraba por el lente, los ayudantes estaba con la boca abierta y sin parpadear.

Lo admito, no era para nada desagradable, no tanto.

-El dijo que éramos naturales-, lo miré por entre las pestañas y Anton sonrió sus ojos brillaron de forma malévola, puso un mechón de cabello detrás de mi oreja y su mano siguió hasta mi cuello y mi hombro.

-Presuntuoso-, murmuré alejándome, Anton rió y se sentó en su lugar mientras miraba a Carlos, jamás habíamos mentido en el hecho de que éramos un hombre y una mujer, nuestro contacto y confianza eran medidos, tanto por si alguna hormona pasaba a volverse loca, tanto por si no.

-Una mas-, pidió Carlos acercándose.

-Colócate detrás de la silla Mare, tus manos sobre su hombro-, hice lo que me pedía y me sentí como en una extraña versión de “Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”.

-De nuevo desearía estar en mi lugar-, le dije bajito y Anton se rió, Carlos tomó varias fotos mas antes de girarse a sus ayudantes, rápidamente comenzaron a recoger el equipo mientra se acercaba.

-Fue perfecto-, aseguró mirándome.

-Que bueno, la verdad es que no me apetecería repetirlo-, aseguré haciéndolo sonreír

-¿No le has advertido sobre retar a un hombre?-, bromeó mirando a Anton, mi amigo sonrió sin mirarlo directamente.

-¿Esta retándote?-, preguntó el y Carlos rió.

-Fue un pacer conocerte, hermosa-, aseguró besando mi mejilla, se acercó a Anton y le estrechó la mano.

-A ambos, Lana te llamara para que pueda seguir el diseño de la publicidad-, se despidió mientras Anton asentía.

Se escuchó la puerta cerrarse después de que saliera y me senté en el sofá que tenia en su oficina.

-Por todos los años que hemos estado juntos, no deberías de tener esa sonrisa-, dijo entre dientes.

-El es el gay más sensual que he conocido, tienes suerte-, le bromeé.

-Nadie dijo que fuera gay-, aseguró Anton, solo enarqué una ceja, ¿A no?

Sonrió divertido, vino hasta mi y me dio un beso en la frente de forma paternal.

-A veces sigues siendo inocente-, dijo en un susurro.

-¿Café?-, ofreció cambiando de tema mientras yo sabia que no lo explicaría, no ahora.

Era su venganza.

-Por todos los años que hemos estado juntos, no deberías divertirte a mi costa-, le dije saliendo de su oficina oyéndolo reír.

Comimos juntos mientras Anton pagaba la cuenta como un símbolo de paz, ya que se oponía a explicarme nada sobre Carlos, no estaba equivocada, se lo había comido con la mirada, era un hecho.

Decidí dejarlo y disfrutar de mi merecido postre después de la exquisita comida italiana.

-¿No ha vuelto a llamar Jess-Jeff?-, preguntó

-Esperabas que lo hiciera-, le contesté y Anton sonrió.

-Te sorprenderías-, aseguró al tiempo que yo negaba con la cabeza.

-Jaime me llamó ayer para presumirme que tenia ya planes para dentro de dos semanas cuando cumpliera la mayoría de edad-, le comenté mientras mi amigo ponía cara angelical.

¿Si?-, preguntó mientras yo lo señalaba.

-Jaime ya te cree un ídolo juvenil-, le expliqué mientras el sonreía.

-Solo me ofrecí a salir con el, es tu hermano-, dijo como si eso lo explicara todo.

-Por eso mismo, tengo suficiente contigo-, dije a modo de broma.

-No estas invitada cariño, además prefiero estar con el a que salga con sus “amigos”, es inteligente, esta etapa pasara pronto-, me aseguró mientras sonreía, sabia que Jaime era para Anton el hermano que nunca tuvo y sabia que mi hermano estaría seguro junto a el, pero eso no quitaba el hecho de que mi amigo no tardaría en enseñarle trucos, siempre me pregunté por que no estudió enseñanza.

Fue una semana relativamente tranquila al no tener ningún curso programado, revisé algunos planes de trabajo y actualicé las bases de datos, hasta concreté una cita con la “cazadora” y “el héroe”, esperaba que mi teoría fuera correcta, Jeff y Karen debieran congeniar bien.

Se lo merecían, o quizás sólo era el mero sentido de culpa en mi conciencia

El viernes por la tarde esperé a Ava hasta que cerrara la oficina como todos los días para ir a tomar unas margaritas al nuevo club de moda.

-¿Anton no regresó después de la comida?, no es que me interese, digo es el jefe, pero es extraño, ¿una cita?, estoy entrometiendo en lo que no debo lo se-, se explicó ella misma mientras yo sonreía, subimos al auto y ella esperó.

-Anoche nos quedamos mirando las tres películas del Señor de los Anillos, en realidad el se quedo mirándolas, aposté las entradas del próximo partido de los Marines a que podía soportarlas sin dormirse-, le dije divertida.

Ava me miró con una ceja enarqueada.

-Me estas diciendo que ayer el estaba en tu casa y se quedo mirando la televisión mientras tu te dormías, ¿Cómo estas segura que ganó?-, preguntó.

-En realidad no lo estoy, pero cuando desperté cerca de las 4 el iba en la parte final del “Retorno del Rey”, tenia los ojos chiquitos y una mueca malhumorada, pagaré las entradas por que en la comida estaba a punto de quedarse dormido-, le aseguré mientras Ava reía

-¿Puedo decir lo que pienso?-, preguntó mientras yo rodeaba los ojos acercándonos a la entrada de Delirium, el bar del que todo mundo hablaba.

-No-, le dije firmemente, a veces Ava parecía tener el síndrome de mamá para convencerme de que necesitaba algo mas que lo que tenia ahora, pero ella estaba mas convencida en que tarde o temprano asumiría que Anton y yo no teníamos una relación normal, claro que no la teníamos, pero nada tenia nada que ver con un cuento romántico de hadas.

-Preferí preguntar, además si me vas invitar las margaritas prefiero no molestarte, aunque aun estoy furioso por que estuviste el lunes con mas testosterona de la que yo he estado en semanas, necesito un distractor, crees que lo encuentre esta noche, no soy de aventuras, y no se como es que puedes tener ha todos comiendo de las manos, si ya lo se estoy hablando mucho, mi mamá decía que eso asustaba a los chicos, John pone cara de aburrido cuando empiezo a reclamarle, parece que se pusiera tampones e los oídos y no me escuchara, solo me mira mover los labios-, sonreí aparcando, un ballet se acercó al auto, miré a mi amiga y sonreí.

-¿Puedo decir lo que pienso?-, la cité y Ava sonrió.

-No-, dijo saliendo del auto.

Delirium, era un delirio, el estilo te mareaba al mirar las paredes, habíamos entrado a otro mundo, y toda la gente parecía amar ese aspecto algo chiflado, mientras no me concentrará en las figuras circulares y en los hipnóticos ojos pintados en los cuadros, el ambiente parecía agradable.

Ava pidió dos margaritas y nos sentamos en una mesa mientras ella escaneaba el lugar.

-¿Es el fotógrafo?-, preguntó casi emocionada, seguí su mirada y Carlos nos miró desde la barra, sonrió y levantó su bebida, lo saludé con la mano y volví mi atención a mi recepcionista a punto de morir de emoción

-Te esta mirando-, dijo mientras yo tomaba un poco de la margarita recién hecha.

-Si sus ojos miran hacia acá supongo que si-, le aseguré.

-¿No te interesa ni un poquito?-, dijo contrariada

-Su interés es el punto crucial aquí-, le dije mirándola con cierto esmero, Ava abrió muchos los ojos.

-No parece-, dijo mirándolo de nuevo, reí, no, Carlos era apuesto y sexy, no un gay divertido y chistoso.

-¿Estas segura?-, me preguntó y yo me encogí de hombros.

-En realidad no-, le contesté

Ella lo miró de nuevo fugazmente y se cruzó de hombros

-Es totalmente injusto, por que alguien como el debe preferir, menos pechos y mas…-, señaló hacia abajo mientras yo reía.

-Uno de los grande misterios de la vida-, dije chocando su vaso con el mío haciéndola reír.

-¿Misterios?-, susurró una voz a mis espaldas, Carlos me sonrió y yo le devolví la sonrisa.

-Hola Mare-, saludó.

-Hola-, le contesté mientras el miraba hacia mi amiga

-¿Ava?, cierto, un placer-, le saludó

-Noche de chicas-, inquirió mientras las dos asentíamos.

-Me alegro de verte, aunque hubiera sido perfecto si Anton estuviera por aquí, ustedes son uno solo, no lo crees-, lo dijo con seguridad, no una pregunta, se acercó mas a mi mientras yo lo miraba, su aliento rozó mi oreja, para nada esperado, lo miré, retándolo, estaba comportándose extraño.

-Me hubiera encantado poder verlos juntos de nuevo…son excitantes-, aseguró alejándose de nuevo, levantó su bebida y me guiñó el ojo antes de alejarse.

-Idiota-, murmuré mientras Ava me miraba con una perfecta cara de póker.

-¿Quién, el?-, preguntó y yo negué

-Anton-, le contesté mientras ella me miraba mas confundida.

-No es gay, es una oportunista de ambos bandos-, me crucé de hombros mientras ella soltaba una carcajada

-¿No es tan mala imagen mental?-, dijo ella pensativa mientras yo la miraba.

Reí negando con la cabeza, quizás, pero NO CON ANTON, JAMAS CON EL.

-Nunca-, murmuré tratando de convencerme, tomé más de la bebida olvidando cierta mala imagen mental.

Ava solo sonrió y pidió dos más.

Cel.

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4 Comentarios

  1. estuvo muuy buenoo!! me gusta la personalidad arrolladora de Mare, y que hAablar de la de Anton! esta genial

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  2. jaja...nunca digas no....mare, podrías retractarte de tus propias palabras....

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  3. apoyo a lynn XDDD, jejejejeje carlos tiene pinta spr sexy, y yo me pregunto lo mismo que ava XD, buenisima historia^^

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  4. En realidad es una buenísima imagen mental ... no enserio. Muy buena, me voy al otro Cap.

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