Confianza: Es la seguridad o esperanza firme que alguien tiene de otro individuo o de algo.

El ruido estridente perforó los oídos de Sami y la hizo maldecir por lo bajo, se estiró y trató de apagar el despertador solo para encontrarse una barrera humana en su camino, Derek gruñó mientras ella despejaba de su cabeza el velo producido por el sueño.

Por un momento tembló de miedo, ¿que había hecho?
Cuando dio unos cuantos parpadeos y logró por fin estirarse lo suficiente para apagar el maldito sonido, la parte no tan dramática de sí misma tomó el control, se había acostado con Derek y había sido bueno, muy bueno, casi… ¡Detente ahí!
 No se arrepentía de estar desnuda junto a él, era extraño, no se había despertado al lado de alguien por mucho tiempo, pero no se sentía mal o incorrecto, lo miró detenidamente aprovechando que él seguía dormido, sus parpados cerrados, su cabello enmarañado en la almohada, su torso definido subiendo y bajando suavemente con cada respiración.
¿Dónde los dejaba la noche anterior?
La pregunta no era sencilla, ni la más adecuada en ese momento, Derik abrió los ojos y ella desvió la mirada, no quería abordarlo con pensamientos románticos antes del medio día, de hecho ella tenía por regla no pensar en su vida amorosa antes del desayuno.
Las personas no pensaban con claridad al despertar y en su opinión su corazón era un tema de conversación sumamente importante, no debía tocarse si se estaba malhumorado o a media conciencia.
-¿Qué hora es?-, pregunto él con la voz amortiguada por la almohada.
-Las ocho-, contestó  y Derek gruñó.
-¿Siempre fuiste de esas personas raras que se levantaban temprano los domingos?-, preguntó mirándola divertido y ella chasqueo las dientes, volviéndose a recostar a su lado y tapándose hasta la barbilla, de repente le parecía demasiado dejar que la viera.
Irónico, ya que su cuerpo desnudo estaba a centímetros del de él.
-Olvidé desprogramarlo ayer, aunque no logró recordar que era lo que estaba haciendo, no debió ser algo tan importante mi memoria falla con lo que no es trascendental-, replicó Sami y se rió libremente cuando el gruñó de nuevo, el movimiento que siguió la tomó por sorpresa, el estaba sobre su cuerpo en un momento, su cabello cayendo a ambos lados de su rostro.
-¿Te refresco la memoria?

¡Si!, ¡No!

Sami no contestó, solo cerró los ojos y sin pensar abrió un poco sus piernas, solo para darle espacio…
Lo escuchó reírse y después la beso, disfrutó de aquel intercambio más que de ningún otro, no había tensión, nada entre ellos más que comodidad y…confianza, lo que debía ser loco, pues apenas podía llamarse amigos.
Su cuerpo comenzaba a despertar bajo su calor cuando él se separó, aunque parecía renuente, habló contra su oído antes de alejarse.
-Debo irme, no quiero soportar un interrogatorio-, murmuró y besó su mejilla de nuevo, Sami había querido pasar de largo el comentario pero algo dentro de ella se lo impidió.
-¿No quieres que Ben-Ken se dé cuenta que dormiste fuera o que dormiste conmigo?-, preguntó aunque no lo miraba había cerrado los ojos y puesto la sabana sobre su cabeza.
Lo escuchó moverse por la habitación, retiró un poco la tela y por el rabillo del ojo pudo verlo, desnudo y glorioso recogiendo sus ropas.
Casi logra que se le olvide la tensión que su anterior comentario había provocado, se volvió a tapar el rostro cuando él empezó a vestirse.
-No quiero que se dé cuenta que dormí fuera porque estoy de bastante buen humor como para soportar sus…comentarios y no quiero que sepa que dormir contigo porque eso solo le intrigaría mas y…no quiero que se acerque a ti-, terminó en voz baja y desapareció, Sami supuso que directo a su baño.
Seguía escuchando sus palabras en la cabeza cuando él regreso.
Estaba segura que no fueron perfectas pero su respuesta le había estampado una sonrisa en el rostro, quizás al levantarse y razonarlo encontraría una buena contestación, un argumento en contra, pero en ese momento no podía hacerlo.
Lo escuchó entrar a la habitación de nuevo y se apartó la sabana del rostro un poco nuevamente.
Él la vio y sonrió recargándose ligeramente en el marco de la puerta
-Te llamare-, advirtió Derek sujetándose el cabello con una liga, completamente vestido.
¡Qué pena!
-Quizás no te conteste Derik, ¿no has pensado que tal vez solo quería tu cuerpo?-, contestó Sami antes de taparse completamente con la sabana y darle a espalda, acurrucándose en la cama.
Por un segundo ella creyó que se había ido, sin embargo, una mano alejó la tela de su rostro y sintió la respiración de él en su oído nuevamente.
-Te llamare-, volvió a repetir
-Tal vez tenga suerte y quieras mi cuerpo otra vez-, terminó Derek antes de besar el lóbulo de su oreja y salir de la habitación.
-¡Confías mucho en tus habilidades!-, gritó Sami, pero no pudo contener la burbujeante risa que estalló al final.
***

Derek estuvo de buen humor durante el resto de ese día, a pesar de que al llegar a la fraternidad, la casa estuviera hecho un asco debido a la fiesta de la noche anterior, su fiesta, no se arrepentía de habérsela perdido.
Estuvo de buen humor a pesar de que su habitación había sido “utilizada”, permaneció de buen humor, aunque gritó y reclamó a Ben quien trato de calmarlo y restarle importancia mandando a los novatos a limpiar el desastre, Derek vigiló con porte ofendido lo que le dio la excusa perfecta para esquivar a Ben y las preguntas que seguramente tenia.
Siguió de buen humor el lunes cuando a primera hora de la mañana había decidió ir a ver a Sami por la noche pero tres horas después había caído en la cuenta que se había olvidado de un trabajo, maldijo por sus planes fallidos pero no pudo borrar su sonrisa mientras se quedaba hasta tarde terminando el ensayo y recordaba a Sami, sus comentarios, su risa, la forma divertida en la que se había entregado a él.
Siguió de buen humor el martes aunque le llamó por teléfono y ella no contestó, no debía de sorprenderse,  le había dicho que no lo haría.
Para el miércoles la dosis de alegría que Sami había parecido inyectar en cada poro de su piel iba extinguiéndose, le ponía nervioso y expectante a partes iguales la necesidad de estar con ella, no solo de su deseo por ella, sí, le carcomían las entrañas por volver a acostarse con ella, pero era más que eso, necesitaba verla, mirar sus ojos, oír su risa, que ella siguiera burlándose de él.
Cerró su portátil y se sentó en la cama de su habitación mientras tomaba su móvil y marcaba su número, escuchó el primer timbrazo antes de que Ben entrara por la puerta.
Colgó la llamada, una molesta reacción automática.
-¿Estabas teniendo sexo telefónico?-, preguntó su amigo, Derek sintió que su buen humor se esfumaba finalmente.
-Ahora sé porque nadie respetó mi habitación el domingo, tu ni siquiera puedes tocar-, le replicó y Ben rodeó los ojos.
-Deja de ser llorón, además, si no te hubieras ido con no sé quién y la hubieras traído aquí, tu cama hubiera estado ocupada-, argumentó Ben abriendo su portátil.
Derek rechinó los dientes, nunca le había molestado que Ben invadiera sus cosas, nunca, hasta ahora.
-¿Me contaras de tu follada misteriosa de la fiesta?-, le escuchó preguntar y Derek se contuvo de contestar.
Ben lo miró y levantó sus brazos en señal de rendición.
-Miré a Alan hace un rato, aun está intentando tomar de un poco de la tarta de Peggy, sigue jugando al amigo, debo de confesar que no esperaba que  nuestra peg se hiciera tan popular, solo solté unos cuantos rumores-, murmuró tecleando y con la mirada fija en la pantalla.
Derek sintiendo sus músculos tensarse, su mente no lograba decidir en que concentrase primero, la imagen de Alan con su sonrisa buena e idiota junto a Sami o el hecho de que Ben pudiera ir por toda la universidad contando detalles sobre Samantha y el.
-¿Qué rumores?-, preguntó conteniéndose
-Sobre la apuesta, no todos los detalles, simplemente he creado misterio, quiero probar mi teoría-, terminó Ben.
Derek estaba seguro que para mantener el poco control que le quedaba no debía preguntar sobre esa estúpida teoría.
-Déjalo ya, gané, me acosté con la chica, no fue malo, fin de la historia-, le interrumpió con los dientes apretados.
-Ese es el problema, lo volviste demasiado fácil-, explicó Ben mientras dejaba la portátil y se dirigía a la puerta.
-Dek, tu puedes haber terminado con Peggy, pero yo no.

***
Derik la esperaba fuera de su edificio el miércoles por la noche, no quería admitir que algo dentro de ella había comenzado a brincar cuando lo vio ahí esperándola.
No le dijo nada, simplemente siguió su camino y el comenzó a subir las escaleras detrás de ella.
Sacó sus llaves al llegar a su número pero él tomó su muñeca y la giró, recargándola contra la puerta cerrada, lo miró, su cabello estaba sujetó por una liga, sus ojos serios, estaba de mal humor, lo sabía y de pronto ella quería quitarle todo la tensión del día.
-No me contestas el teléfono-, le dijo él, una declaración más que un reclamo.
Sami sonrió y su piel hormigueo cuando el se acercó un poco más.
Le había costado mucho no tomar la llamada, pero era un juego que ella había empezado y una manera de proteger su cada vez mas enamorado corazón
-Te dije que no lo haría Derik-, murmuró, lo miró cerrar los ojos ante el sobrenombre que ella le había designado y luego sus labios estaban sobre los de ella.
Se perdió en el beso, lo abrazó sintiendo de nuevo su cuerpo contra ella.
Esta vez su falda le permitía más libertad que su encuentro anterior, Derek pareció darse cuenta porque pronto una mano comenzó a subir por su pierna y se adentró bajo su ropa.
-Abre la puerta, aun no me va por el exhibicionismo-, le dijo dejando escapar un pequeño jadeo involuntario, el dejó de besarla y arqueó una ceja al mirarla, pero sujetó las llaves y abrió la puerta, Sami entró al departamento dejando su bolso en el suelo de la entrada, unos segundos después escuchó el sonido inconfundible de la puerta al cerrarse, los latidos de su corazón se volvieron locos, se lamió los labios y respiró hondo antes de caminar hacia su habitación.
Él la siguió nuevamente.
No estaba segura que mas hacer cuando miró su cama, de pronto la impaciencia y el velo de lujuria parecieron remitir, Sami comenzó a girarse cuando Derek encontró su mirada.
Le tomó el rostro entre las manos y la besó ligeramente, un dulce toque, reconfortante.
-¿Cómo fue tu día?-, preguntó y aquello llegó hasta el corazón de ella y se quedo ahí.
-Me alegro que haya terminado-, admitió ella, su popularidad recién adquirida estaba comenzado a molestarla.
El sonrió solo un poco y la besó de nuevo, Sami se relajó en sus brazos y lo abrazó, besándose por varios segundos hasta que ambos fueron a dar a la cama, con su cuerpo caliente nuevamente rodeándola ella también buscó una repuesta.
-¿Cómo fue tu día?
-Iba pésimo hasta hace unos minutos-, le sonrió y Sami se olvidó un poco de las preocupaciones que se habían ido acumulando durante los últimos tres días.
No se había equivocado, al abrirle su cuerpo y su…corazón a Derek, no era que estuviera cerca de descubrir donde estaban o hacia donde podían llegar pero ella quería esto, sin restricción, sin miedos, sin medidas.
Derek comenzó a besarla más profundamente y ella se dejo llevar, las manos masculinas comenzaron a subir su falda y ella trató de alcanzar el cierre lateral de la falda.
-No, esta vez no-, le murmuró él antes de separarse un poco y mirar sus piernas al descubierto ligeramente abiertas.
Sami sintió algo en su interior, una mezcla de miedo y placer, comúnmente no pensaba mucho en su mejor ángulo, su mejor atributo, le gustaba su cuerpo, pero como un acto reflejo trato de entender lo que él veía, piernas un poco mas torneadas que la media, no aparentaban ser kilométricas, eran más bien….
-Deliciosa-, le escuchó murmurar y no registró el movimiento hasta que el estaba besándola de nuevo, sus manos delineaban sus muslos, hasta que una de ellas apartó su ropa interior que empezaba a estar húmeda.
-Ayúdame con tu blusa-, le pidió y ella se olvidó de todo y dejó que el siguiera por un poco más, en ese juego de “dominación”.
Hizo ademan de quitársela pero el negó con la cabeza y comenzó a acariciarla, rodeando un dedo contra su clítoris.
-Solo desabróchala, baja el sostén, ¿lo has hecho sin quitarte la ropa Sami?-, preguntó Derik y ella simplemente sonrió llevando sus manos hasta la cintura de sus vaqueros
Sus dedos entraron en ella haciéndole más difícil concentrase en desabrocharle los pantalones, Derek besó el contorno de sus pechos, solo un momento, casi demasiado pequeño antes de que el mismo bajara sus ropas y acercara su erección hacia su entrepierna, ambos gimieron y ella buscó sus labios de nuevo.

Sami lo hizo con la ropa puesta, por primera vez.

***
A diferencia del domingo anterior, esta vez no habían dormido prácticamente nada, después de una cena muy tardía, habían visto una película en la televisión y compartido bromas absurdas sobre la historia antes de que comenzaran  a hablar de sus carreras, su familia, los sueños del futuro, no profundamente, no se podía en una noche, pero Sami estaba segura que ahora conocía a Derek mucho mas que en todas las semanas que se habían estado frecuentando.
Se levantó primero, aunque ninguno de los dos tenia clases por la mañana ese día, ella debía entrar a trabajar en el turno de la cafetería antes del medio día.
Preparó dos tazas de café y se quedo en su diminuta cocina un poco más de tiempo del necesario.
Esta confusa y extremadamente feliz, era una dualidad difícil de entender.
Escuchó los toques en la puerta, pero tardó un poco más en concentrarse lo suficiente para hacer algo al respecto,  justo iba a salir de la cocina cuando vio a Derek recargado en la pared frente a ella, los vaqueros colgaban precariamente sin abrochar del todo, la única ropa que se había puesto hasta ahora, ni siquiera podía decir cuánto tiempo llevaba ahí.
-¿Qué piensas tan duramente?-, preguntó él medio en broma, medio en serio.
Ella se acercó solemnemente y le tomó las manos entre las suyas.
-Roncas-, afirmó sin poder ocultar su diversión, escuchó los toques una vez más y se alejó de ahí.
Sami caminó hacia la puerta de su departamento aun riéndose del rostro de Derik ante la cruda verdad.
El roncaba, era su deber decírselo.
Llamaron de nuevo con dos golpes tenues antes de que ella abriera.
Frunció el ceño al darse cuenta que no tenía ni idea quien podría ser, giró la perilla y se quedo mirando unos ojos color miel que brillaban divertidos, repasó al resto del hombre frente a ella, su boca en una enorme sonrisa, su cabello corto, casi demasiado, su mandíbula con una sombra de barba y su cuerpo, todo con sus ligeros cambios al paso del tiempo.
Solo tardó un segundo en acortar la distancia completamente y abrazarlo.
-¡Tomas!-, gritó, aunque el sonido se perdió cuando ella se fundió en su cuerpo.
Ya no era la misma, ni eran los mismos sentimientos pero estaba feliz de estar junto a él de nuevo.
-No me gustaría interrumpir tan emotivo momento pero no encuentro mi camisa-, murmuró Derik.
Sami se separó de su mejor amigo y se giró hacia el señor ronquidos, al mirarlo reprimió una sonrisa, no debería divertirle verlo celoso, ¿o si?

***

Derek sabia que se estaba comportando descortés, pero no le importaba en lo más mínimo, no sabía quién diablos era el hombre que Sami aun seguía mirado de manera adoradora, pero de repente odiaba que esa mirada no fuera para él, odiaba que el pareciera tan seguro de si mismo, tan seguro de que ella lo miraría así.

Cel.