One Shot #8 Ayúdame a Conquistarte

Como ya saben, no se revela el autor hasta el final del concurso (para evitar que se dejen llevar por el nombre del autor). Si tienen dudas, pueden releer las bases del concurso Aquí.
Pido por favor sean mesurados a la hora de comentar. Recuerden que la gran mayoría de los concursantes es primerizo en lo que respecta a "originales". No soy de la idea de "si no tienes nada bueno que decir no lo digas, pero en esta ocasión agradecería un mínimo de comprensión.
Ahora les invito a disfrutar de «Ayúdame a Conquistarte».


“Ayúdame a conquistarte”


Me recline contra la ventana viendo mi reflejo y el cielo despejado al mismo tiempo, ya casi era hora de que llegara y estar aquí recargada frente a la puerta hacia que fuera lo primero que el viera. “Estaremos frente a frente” pensé y recordé que el solo estar parada frente a el hacia que mi respiración se cortara amenazándome con nunca regresar. Muchas veces imagine el que pasaría si acaso llegaba a desmayarme por no respirar apropiadamente, como siempre este pensamiento me hizo sonreír.

El momento había llegado… había llegado la hora de actuar de la mejor amiga del mundo… bueno no era su mejor amiga… pero al menos debía de pretender bien para que no se diera cuenta de que me gustaba. El solo pensar que se daría cuenta me daba pánico. ¿Actuaría como siempre? ¿Dejaría de hablarme? ¿Intentaría por todos los medios hacerme saber cuan desagradable era para el? O lo peor de todo… ¿Fingiría que nunca me ha conocido?

Trate de tranquilizar aquel golpeteo errático de mi corazón, estaba casi híper ventilando. Recuerdo que leí esta palabra por primera vez en el libro “Crepúsculo” y me dije a mi misma que nadie se podría sentir así, era ilógico. Si, mi mente era solo racional ante ese hecho y si he de ser sincera… ¡Extrañaba aquella mente totalmente racional! El saber que ahora era mi lado sentimental el que reinaba mi mente me hacia sentir de algún modo expuesta ya que nunca me había gustado un hombre en todos mis casi veinticinco años de vida.

Tuve pretendientes, lo admito. Pero ninguno era lo que buscaba, ninguno daba a aquel molde que tenia sobre mi hombre perfecto que había forjado con los años. Un pequeño “Hola” resonó en mis oídos, con aquella voz ronca que le caracterizaba a aquel hombre que me gustaba, compañero de trabajo y en este momento aliado en una propuesta  para la empresa.

− Hola. −respondi en un suspiro mientras sonreía.
− ¿Agobiada? −solo asenti− Vamos, falta aun tres días contando desde mañana, seguro lo lograremos. −me palpo la espalda mientras me trataba de consolar.
− Si pero… si la propuesta de publicidad sobre “Elixir” no sale como lo planeado… creo que tendremos que empezar a buscar trabajo en otro lado. −sonrei al mirar aquellos ojos castaños.
− Puede ser, pero tengo confianza que todo saldrá bien. −sonrio aun más dejando ver su blanca sonrisa.

Al quedarme ida por esa sonrisa, empecé a pensar en que no se que tenia este hombre físicamente que hacia que me gustara, normalmente el tipo que siempre quise a mi lado era mas parecido a Vin Diesel. Al seguirle mirando descaradamente me dio la espalda para dejar maleta y saco en su escritorio, lo mire de arriba abajo memorizándome su espalda ancha, su angosta cintura, sus largas piernas. Me puse roja, “¡Estoy pensando como lo haría un hombre!” O al menos eso era lo que había leído.

Disimuladamente me abanique aire con unos papeles que de alguna manera llegaron a mi mano sin que me diera cuenta. Volví a posar mi mirada en el de reojo esta vez, ahora estaba sentado revisando los datos de la nueva sección de la página de Internet de la compañía. “Elixir” la nueva fragancia creada por la misma primera dama de Los Estados Unidos. Puede que ella amablemente nos dijera que no le tomásemos mucha importancia y que hiciéramos nuestro mejor esfuerzo solamente.

Pero tener el peso de los ojos amenazadores del presidente de la compañía, John Hayser, hizo que dejáramos la idea de solo tener un buen trabajo, debía de ser excelente. Ian se levanto y pude ver su perfil, el como tomaba su barbilla pensativo mientras leía, como caía su cabello castaño entre ondulado y lacio sobre su cara contrastando contra su blanca piel.

Decidí que era suficiente. Estaba divagando demasiado ya era hora de trabajar, tome el folder que tenia en mi escritorio y empecé a ojearlo. Los datos me decían que íbamos por buen camino, las encuestas mostraban que les gustaba el tipo de aroma y la pequeña publicidad que a petición de la primera dama estaba con un seudónimo.

− Amanda, −me llamo Ian.
− Si. −levante la mirada topándome con una mirada seria de su parte. Me hele en el momento, ¿Por qué me estaba mirando de esa manera?− ¿Qué paso? −tartamudee sin dejar de verlo.
− Deja de fruncir el ceño, no te ves tan linda haciendo eso. −sin decir más volvió a su computadora.

El día paso rápido, pasando por alto el hecho de que me sentía atontada por su comentario. Sonreí, me había dicho linda. Una opresión surgió en mi pecho, no de dolor… solo una opresión que en lugar de incomodarme me hacia sentir de maravilla. Mientras caminaba trataba de pensar que no debería de gustarme alguien que esta tan fuera de mi liga. Alguien tan puro y pervertido a la vez, gracioso y serio, cuidadoso y desordenado, con extrema confianza y reservado, que cuida de los demás pero nunca de el mismo.

Se me hacia que parecía mas niño que hombre, reí levemente mientras trataba de meter la llave a la puerta de mi edificio. Camine casi entre nubes de tan ensimismada que estaba en mis pensamientos pero el entrar a mi departamento me devolvió a la realidad. El ver cajas y papeles sobre la mesa, la cocina que al mismo tiempo funcionaba de comedor repleta con trastes sucios y la ropa sucia tirada al lado del baño me hicieron recordar que casi no asistí en casa. Suspire, casi dos semanas haciendo nada más que trabajo y mi casa era una pocilga. Intente recoger un poco pero el cansancio pudo mas, mis ojos pesaban al igual que mi cuerpo, ni siquiera me quite el traje que llevaba puesto solo me tire a la cama totalmente noqueada.
……………..

Un pitido insistente no dejaba de sonar, mi cerebro aun dormido no carburaba bien de donde provenía. Abrí los ojos y el sol cayo directo a mis pupilas dejándome ciega por un momento, el sonido aquel seguía molestando así que mi mano siguió el sonido tomando mi celular. El nombre de Ian resaltaba en la pantalla, mi boca se seco mientras me acercaba el auricular.

− ¿Dónde demonios estas? −pregunto extremadamente enojado.
− En mi casa. −respondi intimidada.
− Ya casi son las nueve Amanda, el jefe espera que le llevemos lo que tenemos en una hora.

Apenas escuche la palabra “jefe” supe que estaba en problemas, le colgué sin decir una palabra mientras corría al baño. Una ducha rápida, un jugo y salir corriendo de mi apartamento logro hacerme llegar a la oficina en cuarenta y cinco minutos. No había alcanzado a recoger mi pelo, apenas me puse base y mascara como maquillaje y en lugar de mi usual falda estaba usando pantalón. Sentí como todos los ojos se posaron en mí, no era raro, llegaba casi con tres horas de retraso al trabajo.

Presione con insistencia el botón del ascensor, apenas se abrió me metí e hice lo mismo del lado opuesto, como si al hacerlo lo hiciera ir mas rápido. Ya casi llegaba al penúltimo piso, así que aprovechando ese poco tiempo me medio acomode mis ropas y pelo. El “ding” característico de los ascensores sonó y se abrieron las puertas, yo estaba lista para salir pero… hay estaba Ian frunciendo su ceño y con sus  brazos cruzados.

− No frunzas el ceño, no te ves lindo. −atine a regresar sus palabras al no saber que decir.

Me miro desconcertado pero luego me dio una sonrisa, yo por inercia hice lo mismo y salí del ascensor que empezaba a cerrar sus puertas.

− No creas que te has librado de mi furia. −comento al viento mientras caminábamos a nuestra oficina temporal.
− No, pero has de admitir que fue buena estrategia para prepararme sicológicamente.
− Por supuesto. Mis palabras derriten a cualquiera que las escuche. −sonrio con sorna− Incluso conmigo mismo… ¿Quién lo diría? −rió.
− Claro, claro.

Reímos hasta que llegamos a la zona de guerra. La oficina provincial que nos proporciono el jefe estaba atiborrada de propaganda, pósters y ediciones limitadas que surgirían después de que “Elixir” fuera un éxito. Quince minutos fueron suficientes para poder recoger las cosas que ocupábamos. Llegamos al salón de reuniones que estaba en el último piso, nadie había llegado.

− Dijeron que iban a hacer la presentación para las diez y cuarto. −sonrio Ian.
− Ian Goodwin. −llame amenazadora, ¿Cómo se atrevía a hacer eso? Entonces recordé, de haberme dicho que era para esa hora hubiese llegado exactamente a ese límite de tiempo. Me empecé a recriminar, llegaba tres horas tarde y aun así me molestaba.− Gracias. −respondí en un susurro.
− Vaya, pensé que ibas a aventarme la silla.
− Ganas no me faltaron de aventarte de pérdida la botella de agua que tengo en las manos, pero te necesito lindo para la presentación. −sonrei al escuchar un “gracias” de su parte, había aceptado mi halago y me sentía feliz al respecto. Mi ego quiso salir al pensar que ojala lo haya hecho sentir aunque sea un poco avergonzado, mi cuerpo tembló ante la idea.

El sacudió la cabeza riéndose de mí al volverse a acomodar el proyector.

La presentación empezó, los nervios empezaron… maldición sentía que mis rodillas se flaquearían en cualquier momento.

− Bien “Elixir” es pensado para la mujer normal, promedio, simple. −empezo Ian− Pero eso no quiere decir que no sea especial. Toda aquella que lleve “Elixir”, hara llegar a los demás que ellas son únicas… ellas serán un elixir… −Ian dejo bailar su mirada hacia todos mientras sonreía. Era mi momento de entrar en acción. Me quede sin habla, miraba como todos me veían, mi mente empezó a jugar haciéndome imaginar como ellos solo estaban esperando un pequeño accidente de mi parte para reírse o solo decirme que no servia la propuesta. Mis rodillas empezaron a temblar, empecé a sudar en frío. “Maldición, ¡habla!” me decía a mi misma, pasaron lo que yo creí varios minutos hasta que vi con pánico a Ian. Apenas me miro entendió y empezó a terminar la presentación.− Cuando ellas se pongan “Elixir” harán a los demás abrir los ojos a quienes realmente son, quienes en esencia son. Según la alquimia, elixir es la sustancia esencial de un cuerpo. Es por eso que… “Elixir, es la nota de tu esencia”. −cerro con la frase que idee al mismo tiempo que se veía en la pantalla la presentación oficial del perfume. La botella que bien tenia la forma de una piedra de río era de cristal dejando ver su contenido azul verdoso, la botella estaba bajo el agua cristalina del mar contrastando elegantemente con la arena blanca.

Todos nos felicitaron incluso el Sr. Hayser, “Tenemos asegurado nuestro trabajo” pensé al salir un poco del shock.
− Ahora muchachos relájense, −dijo paternalmente el Sr. Hayser− pasado mañana será un día importante. Quiero que estén lo mas presentables y usted Srta. Wattson espero que participe en la próxima presentación. −sonrio.
− Ella va a presentar los datos, el valor que tendrá social y económicamente el producto y sobre todo una poderosa estrategia de ventas. −respondio Ian por mí, al ver que prácticamente había enmudecido.

El asintió y se despidió. Cuando todos salieron excepto nosotros empecé a quejarme, aun no podía creer que me había quedado sin voz, Ian me regaño por ni siquiera intentar verme un poco confiada.

− Es que tenía pavor. −me excusé.
− Cuando estas viendo como un tigre blanco te ruge estando dentro de una jaula con el, hay es cuando tiene que darte pavor. −espeto− Amanda, tu acomodaste todo lo de la presentación del comercial y tu frase.
− Ya, ya. −le trate de calmar. No necesitaba que me regañara mas, me hacia sentir mas avergonzada que nada. En estos casos me hacia sentir que yo era la niña y el, el padre regañón. Sonreí mientras el no me veía.

Por mas que lo intentaba no lograba sacarlo de mi cabeza a menos que estuviera trabajando, ahora tenia un día entero para pensar solo en el. Un quejido salio de mi pecho, no quería pensar en el. Cuando volví mi mirada hacia el, lo tenia prácticamente a solo centímetros de mi.

− ¿Qué? −mostre mi cara seria a pesar de que tenia mi corazón palpitando prácticamente en la boca.
− Te ves linda. −sonrio.
− Te estas declarando. −alce una ceja aun con mi cara seria aunque mi corazón gritaba: “¡Por favor, di que si!”
− No, −me contradijo frunciendo un poco el ceño divertido−  ¿que no puedo decirte un cumplido?
− Si. −lo dije mas como pregunta que afirmándolo.
− Exacto, mientras te digan cosas buenas… −se encogió de hombros alejándose de mi− gózalas. Si te dicen cosas malas, golpéalos.
− Que maduro. −respondí, el solo sonrío.

Su sonrisa se tatúo prácticamente en mi mente. Esa sonrisa me cazo durante todo el día, cada que surgía hasta por la mas idiota de las razones yo sonreía igual, como una boba. La realidad me golpeo de pronto, yo estaba haciendo castillos en el aire. El balde de agua fría me había hecho pensar de verdad y hacia que me golpeara un sentimiento de desasosiego en mi corazón, ¿Qué es esto? ¿Que estoy sintiendo?, pensé una y otra vez.
Cada que lo pensaba ese sentimiento crecía y crecía mas en mi interior, no esperaba que mi corazón me explicara el porque de ese sentir. Tome mi teléfono aun estancada en ese pensamiento,  le marque a Valerie esperando que al menos ella me guiara.

Una extremadamente larga charla se oficio entre nosotras. Al cortar me quede más desconcertada que antes, ella en pocas palabras me dijo que me estaba enamorando. ¿Enamorando? ¿Yo?... Me parecía increíble, ¿Qué no se supone que ese sentimiento surgía después de estar en una relación? ¿Qué no se suponía que para sentir eso la otra persona tenia que profesarte amor hacia ti también?

Mi cabeza daba vueltas, mi cuerpo temblaba. No podía entender que demonios era esto.

Intentaba darle pies y cabeza al asunto pero nada se formaba, la idea de llegar a enamorarme sin que siquiera el me mirase como una opción era agobiante, me sofocaba, me hacia pensar que no tenia lo que debía para que el posase sus ojos en mi.

“Lucha por lo que quieres” mi mente me respondió. Lo que yo quería… ¿Qué era lo que en realidad quería? ¿Qué era lo que esperaba? El no tener respuesta me dejo inquieta. Todo en mi vida tenia una razón y un por que. Vivía sola porque no quería que me dijeran que hacer, no tenia carro porque gastaba más de lo que lo necesitaba, tenia este trabajo por que era lo que más me gustaba hacer.

Esas eran las cosas mas importantes para mi que tenían una razón y un porque, la única cosa importante que no la tenia era este sentimiento hacia Ian. Me pare a mirarme a un espejo, a los ojos de un hombre podría decirse que no soy fea, mas no extremadamente hermosa; ojos color miel, tez trigueña, cabello lacio color negro, 1.65 de estatura, ni delgada ni gorda. Completamente normal a mis ojos.

Ian volvió a pasar por mi mente, la necesidad de verlo aumentaba. La necesidad de querer que me abrazara era insoportable. Después de veinticinco años estoy pasando lo que debí de haber pasado en la adolescencia… me revolví mi cabello irritada de no saber ya ni que pensar. Me deje caer a la cama mientras miraba en lo más alto del cielo las estrellas por mi ventana, la pereza llego acompañada del cansancio y me deje llevar a mi mundo de sueños.

………………………………………

− Llego el gran día Amandita. −lo mire feo, no me gustaba que hicieran diminutivo mi nombre. Peor aun que fuera la persona que me gusta.
− Llego el día Ian, ves tan bien rima. −trate de contraatacar con ese pobre intento de insulto.
− Vaya, hiciste que tu humillación fuera mas notoria al rimar completamente tu oración. Bravo. −me felicito arrastrando las palabras mientras tomaba café de su taza con logo de Superman.
− Lo que digas, −pause− tienes los documentos engargolados. −mencione para asegurarme por enésima vez.
− Si Amanda. −arrastro las palabras de nuevo− Son doce y una extra especial para la primera dama.
− Quería asegurarme. −dijimos al mismo tiempo, el sonrío sorbiendo de su café  y yo sacudí la cabeza despacio, esa pequeña coincidencia me acababa de hacer el día.

El día se fue mas rápido de lo que quería, después de unas horas que se me hicieron minutos llego la hora de la presentación oficial. Era un secreto tanto para el país, como para su marido que la primera dama quería entrar a esta industria. La empresa a pesar de ser la fragancia de una casa de perfumes nuevo, tenia muchas esperanzas puestas en el, la fragancia era exquisita y lo que decía Ian al presentarla la explicaba a la perfección.

La presentación acabo, a la primera dama le encanto tanto como se presento, como su comercial. Todos se despidieron de la primera dama −ella no dejaba de dar las gracias− y al irse ella celebramos aplaudiendo y diciéndonos “buen trabajo”. No volví a hablar con Ian esa tarde, todos estaban sobre el y aparte tendría una tarde ocupada sacando mis cosas de nuestra ya revocada oficina provincial.

……………………….

− ¿Qué punto bueno tiene ser tu amiga si no puedo tener un perfume edición especial he Am? −me regaño Valerie.
− Val. Sabes que no puedo hacer eso, tiene que llegarme uno de regalo y no me ha llegado.
− ¡Se supone que te tiene que llegar primero! −se quejo− Tú fuiste la que hizo la campaña publicitaria. −torció la boca como una niña.
− Pero falta aun medio año para que salga, ten más paciencia. −suspire− No debí de haberte dicho que iba a salir una edición especial. −me miro feo al decir lo último y me saco la lengua.
− Mejor cállate Amanda y solo escucha mis quejas. −rió− por cierto… −movio sugestivamente las cejas− ¿Qué paso con Ian?
− Valerie, te agradecería que no lo llamases por su nombre.
− Aw… ¿te pones nerviosa a la sola mención del nombre? −pregunto poniendo su barbilla en su mano mientras me miraba entrañablemente, yo me voltee a otro lado para reprimir una sonrisa− Oh, que rápido crecen. −dijo simulando que estaba llorando.
− Cállate Val, ¿Qué pasaría si pasa alguien de la oficina por aquí? −mire a ambos lados antes de seguir hablando− Sabes que es la cafetería mas cercana del edificio.
− Si lo se… −se mantuvo pensativa mientras se comía una cucharada de tarta− Pero, si no hablo contigo aquí de esto, ya no lo haré. Sabes evadirme fácilmente si piensas una estrategia −me reí, me conocía demasiado bien−. Amiga… tienes que decirle.
− ¡Estas loca! −respondí alterada.
− Si, ¿Qué harás?... ¿Esperaras que el caiga irremediablemente enamorado de ti y el lo diga primero?
− ¿Qué hay de malo en eso? −me defendí.
− Todo. −deletreo− Mira, tienes que tomar el riesgo…
− No puedo. −la corte.
− Si, puedes pero no quieres.
− Bueno ya tienes tu respuesta, no me molestes. − respondí tajante mientras comía mi pastel de chocolate.
− Amanda… −hablo seria− perderás una gran oportunidad para exponer tu corazón.
− Ósea que estas segura que me rechazara y aun así quieres que lo haga. −susurre viendo mi pastel tratando de hacerla sentir culpable por hacerme hablar de esto.
− No quise decir eso. No pongas palabras en mi boca Amanda. −la mire a los ojos, me miraba con ternura− Amiga… te conozco desde que estábamos en la universidad. Te estimo… y quisiera que… te dieras la oportunidad de al menos hacer el intento.
− Val… no hablo tanto con el.
− ¿Eso que tiene que ver? −la mire con cara de “¿Enserio?”− Bueno… algo, pero por eso tienes que hablar mas con el. Aparte… no se te hace cliché querer hacerte su mejor amiga y que luego el caiga enamorado de ti y después de un tiempo el te diga “Amanda… me he enamorado como un loco por ti” −actuó con voz grave− y tu le respondas con lagrimas en los ojos “Oh, por dios Ian… yo siempre te he amado” −termino simulando mi voz.
− De verdad… ¿Qué tiene de malo eso? Los clichés por más que uno los vea siempre encantan. −refute.
− Pff… bueno… a mi ya me aburrieron. Ahora hablándote claro… si no tiene novia como me dijiste y no tiene a alguien que le guste… es blanco fácil.
− ¿Blanco fácil?
− Si, puede ser abordado por cualquiera y seamos sinceras… todos los hombres si ven una buena oferta la toman. −me miro con una cara que me es difícil de explicar.
− …. −no pude responder a su acusación del género masculino, normalmente todos los hombres hacen eso.
− Ves, así que… ¿Qué planeas hacer? −me miro divertida.
− Nada, ¡deja mi mundo con historias rosas! −me voltee tapando mis oídos.
− Vamos… −dijo con tono chiqueado− Si no haces algo, ¿¡como te llegara a ver como algo mas!?
− ¿Quién te va a ver como algo más? −pregunto Ian a mis espaldas. Mi respiración se helo, ¿Cómo? ¿Desde cuando ha estado hay atrás?
− ¡Ian! −sonrió Valerie.
− Mmm, disculpa la descortesía. Pero… ¿nos conocemos? −pregunto preocupado.
− Oh no… Es que… −me miro de reojo− Vi tu Facebook. − “¿Qué esta pensando hacer?”, pensé alarmada mientras la miraba con algo parecido al odio.
− Mi Facebook… pero, ¿Cómo? −siguió interrogándola.
− Es que Amanda quería agregarte pero no supo si era buena idea, decidió esperar a decirte. −mintió descaradamente. Ella anteriormente me había obligado a hacer una cuenta falsa, agregar a Ian y esperar si podía seducirlo. Nunca acepto la solicitud.
− Oh… −se quedo pensativo− Pero… Amanda si quieres agregarme hazlo. −Río− No hace falta que me avises, por mi esta bien. −termino mirándome.
− Bien, gracias. −sonreí apenas. Estaba aterrorizada, mi amiga era una aventada, yo una cobarde y el demasiado inocente. Me hacia cada vez mas pequeña cada que veía por todos lados los intentos de mi amiga por querer hacer que pasara algo… posiblemente lo notaba por que la conozco demasiado.

− ¿Cómo que le gusta alguien? −se vio sorprendido al escuchar aquel secreto, a este punto ya estaba sentado con nosotras y a este punto empecé a poner realmente atención a lo que estaban diciendo especialmente a lo que decía Valerie.
− Si, le gusta alguien… pero no puedo decirte quien. −le sonrió coquetamente.
− ¿Por qué? Yo podría ser de ayuda. −dijo como un niño.
− No, rotundamente no. −lo mire de reojo totalmente seria.
− Vamos Amanda… −me vio Valerie− que te ayude. Capaz y así puedes declararte.
− Si Amanda, −me tomo la mano posándola entre las de el y me miro directamente a los ojos. Sus ojos me atraparon haciéndome caer en una red de idiotez.− di que si, veras que te ayudare para que el susodicho caiga a tus pies.
− Esta… bien. −las palabras salieron de mi boca como agua fluyendo por el canal de un río. Me maldije internamente por ser tan débil.
……………………………….

− Bien dime Amanda. −me dijo en un susurro ya en la oficina− ¿Quién es? −pregunto expectante.
− No te lo diré, accedí a esto pero no diré quien es. −le dije mirándolo a los ojos.
− Bueno… −dijo pensativo− entonces ¿puedes darme pistas?
− ¿Cómo cuales? −pregunte curiosa mirándole.
− ¿Lo conozco? −pregunto casi afirmándolo.
− Si. −conteste segura de que no sabría que era el, ninguna persona que estuviera en la oficina con Ian era un desconocido para el.
− Ok… −se quedo pensativo− Maldición… conozco a todos aquí. −rió− ¿Cómo es? −“Chistoso, buena onda, hablo hace unas horas con mi mejor amiga Valerie… ¿Te suena?”, pensé.
− Dije que no iba a decir quien es ni como es.
− No dijiste que no me ibas a decir como es. −sonrió travieso.
− Pues puede ser, pero una cosa congenia con la otra ¿no te parece? −lo mire alzando una ceja.
− Amanda Wattson. −grito el chico de la paquetería.
− ¡Aquí! −alce la mano y baje del escritorio para ir a su lado.

Me tendió un paquete y me hizo firmar una forma. Tome el paquete, curiosa ya que no tenía emisor. Llegue a mi escritorio e Ian ya no estaba, dentro de mi surgio la desilusión al pensar que iba a estar cuando yo llegara. Abrí el paquete con enojo para toparme con una caja de galletas y una carta de mi madre.

Me revolví el pelo, mi madre podía a llegar a ser muy dramática. Ella desde aquella vez que me visito durante una semana no volvió a marcarme y se había cambiado de residencia. Quería reclamarle no el hecho de que no me marcara… sino que se llevo mi almohada favorita. Desde esa vez me llegan paquetes, cartas, tarjetas de regalo, ropa, comida… casi haciéndomela muy a la P.S I Love you ya que es su película favorita.

Respire hondo y me dije a mi misma que si la llegaba a ver la reprendería, no podía hacerle eso a su propia hija. Mientras comía una de sus famosas galletas de mantequilla empecé a leer la carta, como siempre me pedía que la perdonara por no dejarme nada de información sobre ella y que me quería, me contó todo lo que había hecho en este mes evadiendo mucho el lugar donde se encontraba, pero lo que me hizo ahogarme con la mitad de galleta que tenia en la boca fue: “Espero que recuerdes este día y estas galletas en especial… dime que recuerdas... Feliz cumpleaños amor… que cumplas muchos mas años nena…”

− ¡Mi cumpleaños! −grite levantándome aun con la carta en la mano.
− ¿Es tu cumpleaños Amanda? −pregunto Jimm −quien se sentaba a mi lado−, yo asentí avergonzada− Oigan, −grito captando la atención de todos− es el cumpleaños de Amanda. −siguió gritando dando un aplauso al aire haciendo que todos los siguieran, cada uno se fue acercando a mí para darme mi abrazo con una sonrisa en el rostro.

Me sentía aturdida y asustada, era la primera vez que me tocaba mi cumpleaños en la oficina ya que siempre caía en domingo o normalmente me enfermaba este día, así que el abrazar a gente que casi ni conocía era todo un reto para mi.

− Vamos gente, no hostiguen a Amanda, ¿no ven en sus ojos lo asustada que esta? −rió Ian a mi costa.
− Ian, ¿sabes me das mas miedo tu? −empecé a jugar con el.
− ¿Yo? −se señalo− Por favor Amanda, soy un pan de dios. −sonrió− ¿Que podría hacer que te de miedo de mi?
− Tu cara de desvelado a las tres de la mañana mientras estas frustrado, eso señores si da miedo. −les dije a nuestros compañeros sacándoles una risa leve a todos.
− O vamos, dices eso por que no te has visto a ti misma cuando gritas mientras te revuelves el pelo, parece que fueras una enferma mental. −todos rieron más fuerte.
− Bueno, −replique derrotada− ¿Qué ya no me van a dar mis abrazos o que? −sonreí mientras recibía con brazos abiertos a Janeth, la secretaria del Sr. Hayser.

Era sencillo estar con Ian, siempre me sacaba de apuros parecidos. Bueno a todos, siempre hacia que los demás se sintieran agusto. Tal vez sea por eso que toda la gente de la oficina es tan unida.

− Atención chicos −grito Ian mientras se subía a una silla− ¡fiesta saliendo del trabajo para celebrar a Amanda! −todos gritaron accediendo− Pero ¡Hey!, ¡esperen! −rió al terminar de captar la atención de todos nuevamente− Salimos hoy a las seis de la tarde ¿no? −pregunto, un “si” que salio de donde se encontraba el escritorio de Martha le respondió− Bien, entonces mejor todos vayan a sus casas y nos vemos en el 13 Bar a las diez.

Todos accedieron… “Hoy a las diez en el 13 Bar” me recordé. Textee a Valerie para que fuera conmigo, no tardo en responderme diciéndome que estaba bien y que me esperaba en casa al salir. Sonreí, Ian me había hecho el día nuevamente.

Llegue a mi departamento recién limpio −gracias a aquel día libre antes de la presentación− antes de las siete. Valerie aun no llegaba, así que aproveche para tomar una ducha rápida. Me puse unos vaqueros y una blusa de vestir medio informal, al terminarme de vestir tocaron el timbre y supuse que era Valerie.

− Val, al fin llegas. Mira esto, ¿esta bien para salir en la noche? −mire hacia mis ropas mientras abría la puerta.
− No querida, diría que eso no va para el club a donde vamos. −dijo con voz chillona Ian… ¡¿Ian?!
− ¡Ian! −grite.
− Si, soy Ian mucho gusto. −sonrió inclinándose un poco.
− Si, se que eres Ian… pero… como… porque… −no podía formular ninguna pregunta tenia demasiadas que querían salir al mismo tiempo.
− Como, acepte a Valerie por Facebook. Porque, me dijo que vendría hacia acá y me pregunto si quería que nos fuéramos al 13 Bar desde tu casa y me dio tu dirección… el pero es lo único que no entiendo. −dijo encogiéndose de hombros divertido.
− Valerie… −susurre con enojo, ella lo había hecho a propósito. Pero el no tenia la culpa que mi amiga fuera una idiota.− ¿Gustas pasar? −pregunte cediéndole el paso a mi casa.
− Oh, gracias.
− ¿Quieres algo? ¿Agua? ¿Jugo? −pregunte cerrando la puerta detrás de el− ¿Agua? ¿Jugo? −reí al ver que era lo único que había en el refri.
− Jugo, me parece bien. −sonrió conmigo, las mariposas en mi estomago se movieron mas rápidamente.

Antes de tenderle el jugo a Ian el timbre sonó de nuevo. Me fui directo a la puerta ahora totalmente segura de que era Valerie. Abrí la puerta mirándola con un montón de bolsas.

− Valerie… ¿Qué demonios? −pregunte anonadada al ver tanta bolsa.
− Bueno… −sonrió con complicidad− Traje outfits porque supuse que no ibas a tener nada aceptable para donde vamos a ir y… −me miro de arriba abajo− tenia razón.
− Es justo lo que le acabo de decir. −comento Ian levantándose para saludarla con un beso en la mejilla. Me encele… a ella que la conocía apenas unas horas le daba beso en la mejilla y yo que he trabajado con el durante tres años recibía solo un “Hola”, vaya.
− ¡Que bueno que estas aquí Ian! −exclamo Valerie− Ahora que tenemos a un hombre con nosotras, tú serás el juez para el look ganador de Amanda. −sonrió.
− Claro, Amanda corre a arreglarte. Ah, −exclamo− pero déjame decirte no te la pondré fácil. −me sonrió.
− Si, si, háganle la vida imposible a la pobre cumpleañera. −me queje.
− Ya, sin llorar Am, vamos a tu cuarto. −me sonrio traviesa Valerie.
− Val… ¿Qué demonios planeas hacer? −pregunte una vez cerré la puerta de mi cuarto.
− Pues… haciendo que vea algo de piel para que te vea diferente.
− No saldré desnuda de este cuarto. −le dije amenazadoramente.
− No así Amanda. Vas a vestirte sexy amiga. −me sonrió tirando unas bolsas sobre mi cama.

Después de unos minutos ella ya me tenia enfundada en un vestido que parecía de dos piezas: la parte de arriba parecía una blusa sin mangas blanca y la parte de abajo que iba desde la cintura hasta seis dedos sobre la rodilla era parecida a una falda floreada rosa al cuerpo con elástico en la cintura, unos botines a juego y muchas pulseras en mi mano derecha.

− Vamos Ian ¿Qué piensas de este? −pregunto escéptica Valerie al ver que no decía nada.
− Pues… no, demasiado sexy para ella.
− ¿Para ella? −pregunto enojada− Ella es sexy.
− Si, pero solo tener un vestido mas sexy que ella la opacaría. −le espeto.
− Bueno… −dijo sorprendida− si es así, siguiente Am. −me dijo mientras me arrastraba del brazo para que volviera al cuarto.

Nuevamente me tenía dentro de otro vestido, un vestido completamente negro con un zipper que quedaba en medio del vestido desde el escote marcado en V hasta el final de este que era igual de corto que el anterior.

− ¿Ahora? −pregunto victoriosa Valerie.
− No.
− ¿Qué? −exclamo nuevamente− ¿Por qué? Ahora si se ve ella mas sexy que el vestido.
− Si, pero ese zipper da el mensaje equivocado. −dijo poniéndose rojo y mirando directamente hacia Valerie evadiendo mi mirada cada que sus ojos trataban de verme.
− ¿A si? ¿Cómo cual señor? −pregunto divertida.
− Bueno… −me miro poniéndose mas rojo, sonreí, lo acababa de ver ponerse rojo− es que… no te ofendas Am, es que parece que es de entrega rápida. −se tapo la cara con una mano tratando de esconderse.
− ¿Qué? −preguntamos juntas.
− Si. −empezó a contestar quitando su mano− Si ves a una mujer sexy con ese vestido, uno como hombre solo piensa… “A, deber de ser sencillo sacarle eso de encima” y por consiguiente… pues solo pensamos en ellas como algo de una noche. −Valerie se puso roja del coraje− ¿Qué? No caigas contra mi ¡Casi todos los hombres pensamos igual! −se defendió parándose al ver que Valerie se le acercaba amenazadoramente.
− Val, Valerie −le llame algo asustada de ella− vamos amiga, vamos a que juegues a la Barbie de nuevo. −la arrastre conmigo al cuarto, cerré la puerta y mire que se estaba debatiendo internamente algo− ¿Qué paso Val?
− Estaba pensando que me encantaba ese vestido, que siempre lo uso cuando me siento con suerte y… que ya no lo usare a menos que quiera algo de una noche. −sonrió traviesa. Me reí, le a de caer demasiado bien Ian para no caerle a golpes por haber dicho una verdad tan cruda.

Pasaron unos minutos mas en los que me hizo usar una blusa straple color verde esmeralda metalizada que se afianzaba en mi busto y cintura cayendo en corte imperial, unos skinny jeans color negro con unas zapatillas negras de tacón numero diez… iba a sufrir esta noche. Pero no solo me dejo asi como los otros outfits, me maquillo. Me hizo los populares smokey eyes de color negro… me asusto un poco ver solo el negro en mis pupilas, pero después de ponerme delineador, mascara, un blush rosa pálido, mis labios con un tono nude y mi pelo hecho en ondas cambio todo… me veía… sexy. Sonreí al ver mi reflejo y le di un gran abrazo a Valerie.

− No me importa lo que diga Ian, me quedare con este outfit. −termine de decir al separarme de ella.
− O gracias, que bueno que te gusto, pero recuerda eso es mío −me señalo− lo quiero de vuelta.
− Si, lo se. −respondí saliendo del cuarto.

Mire como Ian que estaba distraído por la tele me vio de reojo quedándose inmóvil. Sentí mi ego hincharse hasta el infinito.

− Wow. −fue lo único que dijo mirándome de arriba abajo, me cohibí al sentir su mirada en todo mi cuerpo.
− Bueno, una mirada vale más que mil palabras ¿no? −sonrió satisfecha al ver que su obra de arte causaba tal impacto, yo sonreí igual, al fin y al cabo… yo era esa obra de arte.
− Si, −carraspeo− te ves, her… ammm, be… no, te ves… −alce una ceja, nunca había visto a Ian tan ¿nervioso?− te ves… bonita.

Y hay mi ego se estrello a miles de kilómetros por hora en el suelo, ¿que quería decir con eso? Maldición, todo este conjunto y sacaba eso de su boca. Y… ¿y si no me veía bien y no hallaba la manera adecuada de decirme? ¿Estaré haciendo el ridículo con esto puesto? ¿Todos se reirán de mí al verme? ¿Por qué mi madre no me dio mejores genes?, Dios... el miedo es mal consejero. Suspire hondo.

− Ian… −regaño Valerie.
− Si Valerie… −se volvió a mí mirándome con sus ojos traviesos− Te ves hermosa Amanda, muy sexy. −termino con una sonrisa y alzando su pulgar en aprobación.
− Gracias. −respondí en un susurro sonrojándome.
− Oh, ¡aceptaste un cumplido sin cuestionarme! −celebro mientras le sonreía, así de fácil como me hizo caer en la miseria me rescato.

Ahora era el turno de Valerie de arreglarse ya pasaban de las ocho y ella se tardaba mucho. Fui a mi cuarto para tomar mi celular, algo de dinero y mi suéter abierto predilecto a rayas de ala de murciélago, apenas salí y Valerie se encerró alegando que se arreglaría rápido para estar lista a tiempo, como ilusa le creí… ella nunca terminaba de arreglarse a tiempo. Ya había pasado varias horas en las que estaba viendo la televisión con Ian al no saber de que hablar, incluso faltaba un cuarto para las once y ella aun no salía. Tuve que casi romperle la puerta para que saliera, pues alegaba que no sabia que ponerse.

Después de una amenaza o dos de mi parte salio y se veía mas hermosa que de costumbre. Un vestido entallado púrpura que le llegaba a unos cuatro dedos sobre la rodilla la envolvía, era de un solo hombro y este estaba lleno de cristales plateados, sus zapatillas plateadas no podían faltar, su pelo se lo dejo suelto dejando que sus chinos naturales relucieran, su piel blanca resaltaba mas de lo normal, sus ojos castaños se veían mas enigmáticos, ella podía decirle a cualquiera que solo quería ponerse bella para darse un gusto, a mi no me engañaba...

− Quieres ligarte a alguien hoy. −sonreí al ver que se ruborizaba mientras se ponía sus pendientes.
− ¿Y si es así? −me reto con las manos en la cadera− ¿Mami Amanda no me dejara?
− Claro que te dejare, solo no vengas llorando después. −sonreí al ver que ya no me pudo responder.
− Vamos chicas, −Ian comento divertido− tenemos que irnos, recuerdan. Fiesta. Cumpleaños. Amanda.
− Si lo recordamos Ian. −contesto Valerie− Por cierto, ¿Me veo bien o que? −pregunto haciendo un mini modelaje en el pasillo de mi departamento.
− Muy bella. −respondió Ian mientras yo asentía.
− Gracias −canto− ahora Ian. ¿Cuál es el plan para que Amanda haga que el susodicho la vea como algo más? −pregunto en un susurro lo suficientemente bajo para hacerlo parecer como un secreto.
− Pues supongo que si ira, toda la oficina va a ir según se… −se puso una mano bajo su barbilla pensativo− ponte a bailar sensualmente. −sonrió con una mirada seria.
− ¿Qué? −chille, no podía creerme lo que me decía.
− Si, muy bien Ian. −mi “amiga” acepto su propuesta chocando los cinco con el. Yo solo los miraba feo.
− Amanda, debes de hacerlo. −dijo Ian algo serio− Mira, todos los hombres nos vemos atraídos por una mujer sensual, escúchalo, “sensual” no como si estuvieran teniendo sexo en la pista, de acuerdo.
− ¡A me pervierten! −me tape los oídos girándome a otro lado, apenas dijo eso me mire a mi misma con el bailando de esa manera y me había dado una oleada de calor.
− Amanda, vas a hacerlo amiga. −me aseguro Valerie mientras me veía a los ojos− Yo te ayudare a que puedas hacerlo. −me guiño un ojo y me arrastro junto con Ian a su auto.

……………………………………

El camino al club me sentí ansiosa. El pensar que todas esas personas iban a esperarme o que posiblemente no fuera nadie… ¿Qué pasaría si no va nadie? Un hueco enorme en mi estomago se abrió, me hizo sentir enferma casi como si quisiera vomitar. Trate de abanicarme un poco de aire, gracias a Dios funciono, no quería arruinar las bonitas ropas de Valerie. Divise a lo lejos el club, por su estandarte rojo con un circulo negro y el numero 13 en su interior.

− Bueno, entremos. −sonrió Valerie antes de bajarse del auto.
− Amanda. −llamo Ian captando mi atención− respira, no muerden. −sonrió para infundirme valor.

Mi corazón y mi cuerpo tembló, ¿como lograba hacerme sentir esto sin el siquiera intentarlo? Saliendo del auto empecé a caminar al lado de Ian tomándole de la chamarra, era algo que tenia de pequeña cuando tenia nervios o miedo me invadían. Ian se percato de esto y con una sonrisa me paso el brazo por los hombros.

¡Me había abrazado! ¡A mi!

De seguro tenia una sonrisa boba en mi cara. Caminamos juntos hasta el umbral de la puerta donde nos separamos para llegar en fila india −Ian al frente− a donde esta reservado nuestro lugar. Casi todos los de la oficina estaban excepto los que tenían niños y no lograron llamar a una niñera.

Unos me volvieron a dar un abrazo regalándome una tarjeta y otros un detallito, me sentí querida, tomada en cuenta, el sentimiento de cariño hacia ellos creció y sonreí con ternura. Aprovechando que era medio temprano hablamos un poco, bromeamos, reímos. Cuando casi iban a dar las doce y media y la música empezó a sonar mucho mas fuerte, poco a poco todos se fueron en pareja a bailar quedando Valerie, Ian y yo en las mesas.

− ¿Por qué no le dijiste si bailaban juntos? −me recrimino Valerie.
− Si, lo mismo pregunto. −secundo Ian.
− Es que apenas empezaron a hacer parejas el agarro la suya. −mentí sin verlos a la cara. Cuando fuimos Val y yo al tocador dijo que iba a hacer esto… maldición… mis manos están sudando en frío.
− ¿Con quien se fue a bailar? −pregunto viendo a la pista Ian.
− Dije que no te iba a decir quien era… deja de hacer que caiga. −el sonrió al notar que había captado su jugada.
− Bien… entonces tenemos que tomar medidas drásticas. −menciono Valerie levantándose de su asiento.
− ¿Qué piensas hacer? −pregunte asustada de lo que podía idear.
− Yo pienso irme por aquel hombre que esta sentado en la barra −sonrió viendo a un hombre alto moreno tenia buen lejos− y tu, −regreso su mirada hacia mi− bailaras con Ian. −sonrió triunfal. Mi quijada cayo, ¡Que demonios! La mire con odio puro, sabia que bailaba pero si lo hacia con otra persona nomás no me salía.
− Esta bien, buena jugada Val, hacer que quisiera estar bailando con ella. Clasico. −sonrío Ian levantándose para tenderme la mano− Vamos.

Yo me quede mirando su mano unos segundos y vire a la izquierda donde se suponía debía de estar mi amiga, cual fue mi sorpresa que ya estaba metiéndole la lengua a la garganta a ese hombre desconocido. Volví a voltear a la mano de Ian tomándola temblando.

− Aquí creo que va a poderte mirar. −dijo guiándome al centro de la pista mientras miraba a ambos lados.
− Si. −susurre, estaba aterrada.

El estaba delante de mi y con la canción “You make me feel” Ian empezó a moverse haciendo la mímica de la canción mientras me miraba como si me la estuviera dedicando, me tenia hipnotizada con sus ojos castaños y para que no se me notara lo embrutecida que me tenia reí al ver cada movimiento “sexy” que intentaba dar.

La canción termino para dar paso a “Promise” de Romero Santos con Usher. El y yo nos quedamos tiesos al cambio de ritmo, mire hacia donde estaba el DJ y hay estaba mi “mejor amiga” con una gran sonrisa moviendo sus cejas dándome a entender que bailara con el. Volví mi mirada e Ian estaba teniendo una charla con mímica con Valerie, el asintió y me miro.

Me tomo de la cintura pidiendo permiso con la mirada y yo accedí. Empezamos a mover la cadera al mismo son yo tenia una mano sobre su hombro y la otra en su brazo. Se sentía tan bien el estar tan cercas, en un punto de la canción el me dio vuelta para quedar con mi espalda contra su pecho, mi pecho ya no cabían mas emociones… demasiadas emociones por un día.

Tomo mis caderas y se pego un poco mas a mi, fui consciente de cómo varios compañeros de la oficina nos veían, pero me agradaba mas fingir demencia y no hacerlo notar. Ian sin embargo me murmuro un creo que hemos logrado nuestro objetivo y yo sonreí “Yo también logre el mío” pensé. La canción ya casi estaba acabando y me voltee para quedar de frente pasando un brazo por su cintura el haciendo lo mismo, lo mire a los ojos para darle a entender que me siguiera el paso y sonriéndole moví mas las caderas empezando a hacerme hacia abajo, el me siguió y justo cuando acabo la música subimos.

No se si era el calor o las luces pero creí ver un furioso sonrojo en su cara. Antes de que pudiera acercarme y preguntarle el por que de su sonrojo, Mark y Sebastian −compañeros de la oficina− le taparon los ojos a Ian y le empinaron una botella de tequila, yo me quede con los ojos bien abiertos, igual que a Ian me habían tomado por sorpresa. Casi ahogándose Ian le sacudieron la cabeza y aprovecho para librarse de ellos aventándoles puñetazos leves.

− ¿Estas bien Ian? −pregunte preocupada al ver que se estaba mareando.
− No, no me siento tan bien… −se tomo la cabeza entre sus manos un segúndo− ¿podemos ir a sentarnos? Por favor. −pidió como suplica.

Lo guíe hasta donde estábamos hace unos minutos, la preocupación que tenia hacia el era extrema ¿Le habrían hecho daño? ¿Cómo es posible que no lo haya defendido? Maldición… lo mire de nuevo y quería saber como era que se sentía, pero que tal si le preguntaba y el contestaba: ¿Qué acaso no me estas viendo?

Mi cerebro era cruel con mis sentimientos…

− Amanda, ¿Crees que me puedas llevar a casa? −pregunto con las pupilas algo dilatadas.
− Si, deja le digo a Valerie. −le mande un texto a Valerie, me puse mi suéter y pase un de sus brazos sobre mis hombros para que se apoyara sobre mi.

Después de preguntarle donde vivía llame a un taxi, no tardo ni diez minutos en llegar. Como pude lo avente a el y después me subí yo ¿Qué tal si el sujeto del taxi viéndolo débil le robaba? No podía permitirlo.

Llegamos a unos departamentos a las afueras de Manhattan, ayudándole a bajarse le pague al conductor. Subimos al tercer nivel e Ian tendiéndome las llaves me dijo a donde ir, el departamento 4C. Abrí la puerta y me fui a lo primero que me tope, su sofá.
Lo tire sobre de el y el olor a alcohol ya empezaba a emanar de el, le quite el mechón de pelo que se le había pegado en la frente para admirarle mejor. Su piel tenia un ligero brillo a la luz de la luna y era algo suave, sus cejas eran un poco mas delgadas de lo que las había imaginado −decidí hincarme pues al parecer me iba a tardar un poco− sus labios semi gruesos se veían tersos para ser de un hombre.

Un largo suspiro salio de el… ¡Había olvidado que estaba despierto! Trate de alejarme lo mas rápido y silenciosamente posible, pero el fue mas rápido, tomo mi mano en el aire tirando de mi y quede a centímetros de sus labios. Eso era lo único que veía… sus labios.
Abrió sus ojos y se veían algo cristalinos a pesar del negro azabache que ahora sustituía sus obres castaños.

Me sentí morir e ir al cielo.

El me abrazo haciendo que nuestros labios inevitablemente se tocaran y se fundieran en un tierno beso. Ya había dado mi primer beso… pero eso era puro tecnicismo. Mi primer beso quería darlo con sentimiento… amor, y eso era lo que estaba haciendo… le estaba dando  mi primer beso, al primer hombre que amaba.

Me separe un poco de el  y cerrando mis ojos voltee a otro lado, su respiración acompasada calmo el palpitar de mi corazón parecido al aleteo de un colibrí. Unos minutos pasaron y un leve ronquido salio de su boca, sonrei y dandole un pequeño beso en su mejilla me levante para irme a mi departamento.

………………………………………

Lunes.

Bendito… bendito… lunes…

Había llegado con una hora de antelación al trabajo solo por que no podía calmar mi ansiedad. Un vacío enorme se origino nuevamente en mi estomago mandando escalofríos por todo mi cuerpo, Ian no me había marcado al día anterior… y yo no quería marcarle ¿Qué tal si aun dormía?

Mire el reloj… seis cincuenta y cinco.

Cinco minutos para que llegara, me acomode de nuevo mi pelo, mis ropas. Un leve temblor sacudió a mi cuerpo y tenia ganas como de golpear algo, gritar, correr, jalarme el pelo, brincar… maldición… me sentía ansiosa.

− Buenos días Amanda. −saludo Ian apenas entro.
− Buenos días. −salude esperando… esperando… ¿una explicación?, que va… quería besarlo de nuevo.
− Por cierto, −empezó a mencionar antes de salir disparado a su escritorio− gracias por llevarme a hasta mi departamento, no recuerdo nada después de que subí al taxi.
− O… bien… −mi corazón lloro− no hay problema, cuando quieras. −sonreí mientras veía como la espalda de Ian se iba alejando.

Corrí prácticamente por las escaleras de emergencia hasta el techo y hay saque mi frustración.

− ¡Como que no recuerdas idiota! −grite a todo pulmón… vaya que se sentía bien sacar algo del pecho.  Regrese a mi escritorio como si nada hubiera pasado, tome mi celular texteando a Valerie lo que había pasado. Un “Idiota, pero no te preocupes lo haremos pagar” calmo mis ansias de aniquilarlo.

Publicar un comentario

8 Comentarios

  1. Quinuy18:39:00

    jajajaja el final fue lo mejor... mi favorito #2(=

    ResponderEliminar
  2. Me gustó! Pero como una historia cn m.as caps.. No one shot..

    ResponderEliminar
  3. estuvoo muy buenoo jee pobree Amandaa el no se acuerda de nadaa...suerte en el concurso!!


    Holaa Liss y Cel!!! tambien pase por aquii para desearles una muy feliz navidad a ambas!! espero que lo pasenn muy bien juntos a sus seres queridoss!!! MUY MUY MUY FELIZ NAVIDAD!!!!

    ResponderEliminar
  4. Jajajaj, la verdad no esperaba ese final... me gustó la historia y la forma de relatarla, lo que si, la parte de los detalles como no debería ser tan específica porque no tod@s sabemos y no siempre hay ganas de estarlo buscando. Felices Fiestas y mucha suerte!!!

    ResponderEliminar
  5. creo quedo demasido inconcluso para un OS, pero la historia se ve interesante deberias seguirla...

    ResponderEliminar
  6. creo quedo demasido inconcluso para un OS, pero la historia se ve interesante deberias seguirla...

    ResponderEliminar
  7. Ahhh, este es el que más me gustó, pero si deberías continuarlo, se quedó interesante, que ternura, porfis, al autor o autora, saca algo más de la historia, me muero por saber si se quedan juntos y él se le declara o ella a él, que romántico.

    ResponderEliminar
  8. Una hiatoria tierna pero algo larga. Y si en verdad es un idiota. jejeje pobre amanda..

    ResponderEliminar

Deja que fluya...