One Shot #7 Cambio de Destino

Como ya saben, no se revela el autor hasta el final del concurso (para evitar que se dejen llevar por el nombre del autor). Si tienen dudas, pueden releer las bases del concurso Aquí.
Pido por favor sean mesurados a la hora de comentar. Recuerden que la gran mayoría de los concursantes es primerizo en lo que respecta a "originales". No soy de la idea de "si no tienes nada bueno que decir no lo digas, pero en esta ocasión agradecería un mínimo de comprensión.
Ahora les invito a disfrutar de «Cambio de destino».


Cambio de Destino


Eran las nueve de la mañana de un viernes cualquiera de octubre, todo parecía muy tranquilo: los más pequeños dormían en sus casas, los adolescentes iban al colegio, los adultos trabajaban y la familia de Rose se encaminaba al aeropuerto para un viaje a Ciudad de México, donde su padre vería unos asuntos de trabajo mientras los otros integrantes de la familia podrían recorrer y pasear.
No hay que ser un genio para pensar lo emocionante que suponía este viaje para esta familia, el hermano pequeño de Rose, Max, estaba totalmente feliz con la idea, nunca había viajado a las afueras del Estado de Maine, y la idea de salir del Estado e incluso del país le parecía más que excitante. Para que hablar de su madre, Jessica, quien en su grupo de amigas de la alta sociedad no paraba de hablar sobre que conocería México y se bañaría en sus playas; no faltaba decir que ese era el tema más hablado últimamente entre ella y sus amigas, cosa que la llenaba de orgullo. Se sentía superior a los demás, como siempre.
Daniel y Sophia, los mellizos y hermanos mayores de Rose, no se encontraban del todo entusiasmados con la idea. Daniel prefería quedarse en casa el fin de semana con su novia y salir con sus amigos, mientras Sophia quería quedarse porque detestaba dejar a su mascota, un pastor inglés, a cargo de otra persona.
Y Rose… Rose, Rose, Rose. ¡Lo que más quería era quedarse en casa! Nunca pensó que este momento llegaría, toda su vida había vivido tranquilamente sobre tierra, ¿por qué, de un momento para otro, tendría que subirse a una cosa al mando de otro y despegarse del suelo que pisa en estos momentos? Rogó a sus padres por quedarse junto a Daniel y Sophia, su padre los iba a dejar pero, su madre tajante, les contestó que en algún momento debían dejar sus miedos e inseguridades de lado y afrontar otros aspectos de la vida.
Rose aún recuerda ese día con exactitud de detalles. Una semana ya había pasado después de eso, luego del episodio, se encerró en su habitación y no salió en todo el fin de semana. Pensó en mil formas de evadir ese vuelo: quedarse en el aeropuerto sin que su familia se diera cuenta, pinchar los neumáticos del auto para así no tener como irse al aeropuerto, enfermar al perro de su hermana para poder quedarse con ella e incluso intoxicarse o provocarse un accidente. Pero sabía que ninguna funcionaría. Su hermana vivía pendiente de su perro como su padre de sus autos, por lo que tampoco podría darle algo para enfermar al animal ni pinchar los neumáticos. Su madre, desde que Rose le pidió quedarse, la observaba a cada segundo para que no hiciera nada contra ese viaje. Por lo que la única opción que le quedaba, escaparse o quedarse, tendría que ser muy bien planeada.
El reloj daba las nueve con treinta y se encontraban en el aeropuerto, el vuelo partía a las once. Una hora y media de inmenso sufrimiento, viendo cómo llegan y salen esas máquinas totalmente falibles que serían su transporte, como la gente con esas sonrisas se suben a ellas, sin saber que en cualquier momento un desperfecto podría acabar con sus vidas, sin saber que en su interior cualquier alimento que les den podría acabas con sus vidas, sin saber que el sujeto que maneja el avión planea algo que podría acabar con sus vidas.
Sin saber que aquella cosa podría causarte la muerte.
- Cariño –Rose levanta la vista, sabía que su padre se dirigía a ella— ¿te ocurre algo?
¿Qué si le ocurría algo? Más que algo, su madre la estaba obligando y el reloj la presionaba a que superara su miedo en un instante, su más grande temor estaba al otro lado de esa puerta. Pero claro, sus padres con tenerla en el aeropuerto se daban por satisfechos; creían que haría alguna clase de berrinche en casa, pero ya la tenían acá. Cualquier clase de berrinche sería apagado con la jeringa que Jessica llevaba en la cartera.
- Nada, solo… tengo sueño –Louis le creyó, esbozó una ligera sonrisa. El sueño se puede controlar durmiendo, pero un temor no es tan fácil. Rose nunca había sido una buena mentirosa, pero el momento lo ameritaba, y le salió más creíble que en cualquier otra situación.
- Pues no te preocupes pequeña, en el avión podrás dormir.
¡Qué reconfortante sería eso si de verdad tuviera sueño y no tuviera miedo a volar!
Louis abrazaba a Rose por los hombros mientras avanzaban por la fila para entregar las maletas. Jessica, quien caminaba detrás de toda la familia, no le quitaba la vista de encima a Rose, la tranquilidad con la que manejaba la situación era demasiado extraña, sabía que tenía algún plan, por lo que cuando Rose avisó que iría al baño, no tardó en seguirla con la vista y al rato partió detrás de ella.
- No debo tener miedo… No debo tener miedo… -se decía a si misma Rose mientras se limpiaba unas lágrimas que dejaron sus ojos rojos. Su reflejo mostraba a una chica pelirroja con cabello hasta el inicio de los muslos, ojos celestes aún humedecidos y la línea de su boca curvada hacia abajo. Pero solo era eso. No se veía a una chica que, a pesar de mostrar rudeza y fuerza, tenía miedo.
- Hija –Jessica entró al baño caminando sin quitarle los ojos de encima a su hija, quien se encontraba aún frente al espejo quitándose todo rastro de haber estado llorando. Rose seguía hundida en el lavamanos sin levantar la vista. Jessica se acercó a Rose –. Cuando digo ‘hija’ es para que levantes tu vista.
Rose levantó la vista lentamente para encontrarse con los profundos ojos azules de su madre que la miraban sin siquiera parpadear.
- ¿Qué quieres? –soltó, o más bien escupió, Rose hacia su madre.
- ¿Qué que quiero? Quiero que mi hija se suba a ese avión igual que lo harán sus otros hermanos y sus padres.
- Sophia se subirá al avión igual que sus otros herm… -y la cachetada en la cara de Rose no se hizo esperar.
- No te hagas la desentendida, Rosalie, y sabes que no soy como tu padre que cree que tienes sueño. Te conozco bastante, hija, así que conmigo no juegues.
- Si me conocieras lo suficiente, no me hubieras traído hacia acá –le dijo desafiante la adolescente a su madre.
- ¿Ah, sí? Pues te subirás a ese avión quieras o no –a Rose se le desbordaban lágrimas de los ojos, no de pena, sino de una rabia inmensa contra su madre.
- ¿Por qué, mamá? ¿No era más sencillo ahorrarse todo esto y dejarme en casa con Sophia y Daniel? ¿Acaso te gusta verme infeliz? –no pudo evitar hipar al hablar, las lágrimas nublaban su vista y caían en cascada por sus rosadas mejillas.
- ¿Infeliz? ¿¡¿Infeliz?!? –Jessica estaba prácticamente gritando. Para ella, Rose estaba siendo totalmente egoísta con la familia, pero Rose simplemente creía que su reputación era más importante que verla feliz.
- Sí, infeliz, porque así estoy en este momento, y si no tienes nada más que decir, me voy a retirar.
Rose pasó por el lado de su madre ignorándola, quien ardía en furia por la rebeldía y atrevimiento de su hija. Detuvo a su hija antes de que llegara a traspasar la puerta.
- Pues piensa bien lo que harás, porque aquí en el aeropuerto y conmigo cerca, difícilmente no te subirás a ese avión, ¿me oíste bien?
Las lágrimas no se hicieron esperar por la cara de Rose, quien salió del baño corriendo hacia la cafetería más cercana. Sus hermanos y su padre aún se encontraban en la fila de las maletas, ya estaban siendo atendidos y se veía como las maletas se alejaban cada vez más yendo hacia quien sabe dónde.
En un instante, su mirada se encontró con la de su hermano Daniel, quien comenzó a llamar a Rose. La chica no sabía hacia donde escapar. Salió corriendo sin un rumbo fijo, con sus hermanos siguiéndola a una alta velocidad.
Después de un rato corriendo, esquivando y empujando, Rose fue atrapada por Daniel y Sophia. Sus hermanos la arrastraron hacia su padre, quien se encontraba al lado de Jessica, que amenazaba con la mirada a la joven Rosalie.
Ya había acabado lo de las maletas y la familia se encontraba hace diez minutos sentada en unos cómodos sillones ubicados a lo largo de una muralla. Todos se encontraban haciendo algo: el padre de los chicos, Robert, leía el periódico con un ojo y con el otro vigilaba al pequeño pero hiperactivo Max, quien estaba apegado a la ventana y cada vez que llegaba un avión corría a avisarle a su padre, quien le sonreía y le animaba que continuara con su actividad. Sophia, en cambio, escuchaba música mientras leía un libro y, su hermano Daniel, caminaba de un lado para otro sin parar de hablar con su novia. Jessica fingía hojear una revista, pero en realidad no cesaba de vigilar a Rose, quien no despegaba su vista del reloj. Fue entonces cuando marcó las diez y cuarto y aquella voz no se hizo esperar.
Los pasajeros del vuelo con dirección a Ciudad de México por favor dirigirse a la sala de embarque, su vuelo iniciará en 45 minutos. Gracias.
Max comenzó a saltar de felicidad al instante, mientras jalaba de la mano de Rose para encaminarse a la sala de embarque, la chica se quedó estática en el lugar. Su vuelo iniciará en 45 minutos. Su vuelo. Le asustaba aquella pasiva voz que hablaba para recordarle que tan cerca estaba el fin de su vida. Le aterraba la mano de su pequeño hermanito alentándola a avanzar cuando ella lo que más quería era retroceder.
De un momento a otro, sin saber como, se encontraba sentada junto a su familia al lado de la puerta por la que tendría que entrar. La sala era bastante amplia, con muchos locales, perfecta para perderse, pensaba Rose. Comenzó a caminar por los alrededores, pero no le pasaba inadvertida la mirada constante de su madre sobre ella.
Caminando y caminando y ya solo faltaban 40 minutos.
- Hija –llamó su padre a la chica-- ¿podrías ir a comprar algo para beber? Sabes que estoy muerto de sed.
Perfecto.
- Claro papá –sonrió la muchacha. Ya iba poniéndose en pie, pero no contaba con la astucia de su padre.
-Y, por supuesto, Max te hará compañía –y les guiñó un ojo. Rose, a regañadientes, caminó con su pequeño compañero y compraron lo ordenado, pero a su hermano se le ocurrió llevar más cosas, entonces Rose usando su ingenio, le dijo que se fuera primero con las cosas livianas y ella llevaría las más pesadas, para entonces comenzar a correr y zafarse. Claro, si luego la encontraban, simplemente diría que se había perdido en un lugar tan espacioso y similar donde se mire.
El pequeño salió corriendo con los muffins que había comprado para su familia, mientras Rose se tardaba; ya sea por que se desataba su cordón, o que cambiaba de mano las bolsas, o que le dolía un pie… simplemente miles de excusas, para entonces perderse de la vista de su pequeño hermano y salir corriendo.
Sus ojos se humedecían, tal vez, solo tal vez, su plan podría realizarse. Obviamente si llegaba a realizarse, sus padres se enfadarían con ella, pero prefería mil veces eso a vivir aquella horripilante experiencia.
Después de que avisaran por el parlante que el avión había llegado y que debían ordenarse para subir, Rose había encontrado una puerta donde se guardaban artículos de limpieza y, poniéndole pestillo por dentro, se sentó soltando todo el aire contenido y riendo. No encontraba palabras para describir su actual felicidad.
En la pequeña habitación no había más que unas escobas, traperos, baldes y un montón de productos de limpieza. La joven estaba sentada observando los distintos productos, moviendo las escobas o, de vez en cuando, mirando como su celular vibraba con llamadas de sus distintos familiares, cuando ya iban diez minutos allí y 34 llamadas perdidas, decidió apagarlo.
- Felicidad, tan placentera felicidad –las lágrimas salían y salían y no cesaban. Podría encontrarse aburrida, sola, cansada e incluso temerosa, pero el saber que no era encontrada aún, la llenaba de una dicha inmensa.
10:45 a.m. y el pomo de la puerta siendo girado desde afuera no se hizo esperar. Rose pegó un salto. No hallaba donde esconderse en el pequeño armario. Escuchaba ruidos desde afuera. Voces, mejor dicho; voces entre las que pudo reconocer algunas de su familia. Rosalie, si estás ahí adentro, sal ahora mismo, era su madre quien la instaba a salir y golpeaba rabiosa la puerta. Cariño, tal vez ni siquiera está allí adentro decía su padre, aquel único ser que la entendía lo suficiente en este lugar pero que, bajo la autoridad que ejercía su madre, nada podía hacer.
-¡No! Yo sé que está ahí dentro, lo sé, lo sé, ¡lo sé! –los integrantes de la familia miraban con temor a Jessica, quien parecía una niña pequeña haciendo aquellos berrinches mientras Rose, en el interior de aquel armario, se inquietaba y su respiración se volvía cada vez más irregular.
Buenos días, se solicita a los pasajeros del vuelo con destino a Ciudad de México dirigirse a la puerta número 25 para subirse al avión y emprender vuelo. Muchas gracias.
- Ehh, chicos –se dirigió Jessica a sus hijos- ¿por qué no van con su padre a ello mientras yo charlo con Rose? Ya iremos para allá.
El joven padre iba a protestar, pero una mirada a su mujer le hizo saber que mejor sería hacerle caso.
- Vamos chicos, caminen.
- Pero papi, yo quiero ver a Rose –frunció el ceño el pequeño Max. Jessica se agachó hasta llegar a su altura.
- No te preocupes Maxi, tu hermanita irá pronto –cada vez Jessica iba elevando la voz para intentar captar la atención de Rose, pero no sabía que eso era lo que menos hacía.
Rosalie, intentando escalar un mueble, logró encontrar lo que buscaba. Un frasco cuya imagen delantera mostraba una calavera indicando su peligrosidad.
Max entendió a su madre y comenzó a caminar con su padre, aunque, parecía ser el más consciente en esta situación.
- Rosalie, sal de ahí ahora o yo entraré por ti.
Nada. No se escuchaba nada en respuesta.
- ¿Ah, sí? ¿No saldrás? Pues, yo entraré ahora.
Sacó de su cartera uno de esos llaveros multiusos con un arsenal de herramientas y, en menos de lo que el segundero del reloj diera la vuelta entera, logró abrir la puerta para encontrarse con lo que menos esperaba hallar. Se agachó para recoger unas bolsas y cerró la puerta delante de ella.
Salió prácticamente al instante de la habitación, se colocó sus lentes de sol y, luego de unos minutos caminando, llegó por fin a la puerta número 25, donde caminó por un largo pasillo y subió al avión.
Buscó su asiento, al lado de su esposo y se sentó como si nada hubiese ocurrido.
- ¿Y Rose, cariño? –preguntó impaciente su esposo mientras veía como la puerta era cerrada y sentía movimiento bajo sus pies.
- Ella… uhm, decidió viajar a un lugar distinto –dijo Jessica evitando la mirada preocupada de su esposo.
- ¡Esperen un momento! Detengan el avión un segundo, falta una pasajera –gritó con una inmensa desesperación el padre de los chicos.
- Claro que no, todo está en orden. Que empiece el vuelo, quiero irme pronto de aquí –murmuró fríamente Jessica a las azafatas, quienes miraban todo confusamente –Por cierto, querido, aquí están los refrescos que habías comprado – dijo repartiendo las pequeñas latas a cada integrante de la familia y sobrando una. Entonces todas las miradas se posaron sobre el pequeño Max, quien comenzaba a hipar por sus lágrimas.
- ¿Qué te ocurre, Max? –le preguntaron sus hermanos mayores al unísono.
- Solo que, extrañaré mucho a Rose –dijo entre lágrimas mientras el avión comenzaba a elevarse y nadie, aparte de algunos integrantes de la familia, comprendía lo ocurrido.

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10 Comentarios

  1. Anónimo8:43:00

    Bueno, ya que estoy voy a comentar que me parecio... Lo acabo de leer y me desconcerto completamente, no esperaba ese final y no creo que sea uno de mis favoritos OS, creo que es terriblemente imposible que una madre deje a su hija (segun e...ntendi yo) muerta dentro de un armario... me descoloco un poco la situacion. Si bien me encanto como la escritora narro toda la desesperacion de la misma, la fobia al vuelo, creo que erró en el final, pero lo demas estuvo muy bien detallado, eso si me gusto. Aun asi, el final, no fue de mi agrado... Igual, segui adelante, que un final no me haya gustado no quiere decir que haya sido malo el OS, y comentarios como el mio, podes recibir mas de uno, pero eso es lo que esta bueno... las criticas para mejor (sean buenas o malas)

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  2. Anónimo8:45:00

    Ahh! el comentario de arriba es mio... Soy Eve! me olvide de ponerlo .

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  3. Wow, vaya! Realemnte se siente el miedo de Rose, la verdad no me gustaría estar en una situación que te lleva a esos extremos. Me parece fantástica la forma de narrar la historia, te atrapa. Aunque me parece muy triste que una madre actúe así, es verdad que existen personas de ese tipo.

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  4. Guau.. Exclente relato.. Fuerte el final.. Creo k si me tenia intrigada y preocupada...

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  5. Muy buena narracion! XD Me gusto mucho como plasmaste ese miedo horrendo que se siente antes de subir a un avion jajaj. El final es inesperado, demasiado, al menos a mi parecer lo unico que falto fue desarrollar el personaje de la mama ja por que como dice Eve *haya arriba* una madre nunca haria eso, por que tu personaje se ve como alguien frio y altivo, asi que al menos yo pienso que debiste desarrollarla mas haciendo ver ese lado oscuro de ella. ja solo eso pero de lo demas quedo muy bueno XD esta entre mi top five de los OS ja

    Suerte!

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  6. Anónimo13:24:00

    Jajaja me gustó porque es muy loco xD. La narración y la ortografía excelente. Derrepente era muy monótono y lo encontré un poco aburrido, pero se puso mejor al avanzar... Eso de que "una madre nunca haría eso" es mentira. Existen madres y madres así que no se dejn llevar por eso de que "una madre jamás haría eso y blah blah blah"....

    Faltó un poco más de desarrollo del personaje de Jessica... pero se entendió o al menos yo lo entendí así que bueno, no estaba muy bien de la cabeza... y por eso la dejó así "muerta" en ese armario...


    Dentro de todo bien, me gustó, suerte.


    Anne.

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  7. Digamos que con el final quede mal.. definitivamente un miedo mortal, y pues de Jessica Dios esa mujer debia estar loca...

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  8. Anónimo20:23:00

    No comprendí el final, pero con los comentarios leídos arriba cache que se suponía que Rose murió.
    CUATICO.
    Un verdadero relato sobre el miedo obsesivo a volar, y ¿que onda la vieja pesada de jessica, pa forzar a ese extremo a su hija? Intentos de seres humanos ¬¬
    ME GUSTOOOOOOOOO

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  9. holaaa guauu estoo esuvo fuertee !!! esa jessica es unaa malditaa por dioss...y rose pobre con su fobia a volarrr...que mal!!! te quedoo muy buenoo!!! besos y suerte!

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  10. Ok se que no queria volar pero matarse por eso no me parece. Y es verdad que una madre no dejaria a su hija muerta para irse de viaje.. no me gusto mucho la historia mas la narrativa esta buena

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Deja que fluya...