Inhala - Cap 3

Ahora
Gracias Jessica por el hermoso FanART

Ya en el aula y acomodada en su puesto, con exceso de hastío, se obligó a sonreírle a su interpelante, quien no dejaba se quejarse por el exceso de exámenes que se habían acumulado para la semana entrante. Repasó mentalmente la lista de deberes que llegaría a terminar hoy, incluidos los domésticos, alimentar al perro no era su tarea, pero debido a su hermana insistía en trabajar, no le quedaba otra opción que hacerlo ella. Melissa había trabajado todo el verano, hubiese seguido haciéndolo ahora, si no fuera porque Daniel había comenzado a trabajar en el centro comercial, casualmente en la tienda que colindaba con la suya.
Increíble…
La garganta le ardía, era como si la tuviera abierta en carne viva y probablemente así estaba, porque la noche anterior había tosido sangre. Lo cierto es que se había asustado un poco, no era acérrima a cigarro, vale no solía serlo, pero los dos últimos años había tragado más alquitrán del que podría imaginar.
¡Calmaba sus nervios!, ¿Podían culparla?
Disimuladamente, comenzó a escarbar en su bolso en busca de pañuelos desechables. Su corazón se paró cuando encontró el paquete vacío.
Demonios, realmente necesitaba estornudar, los ojos le escocían y si alguien no la conociera bien, podría pensar que había estado llorando, doble fortuna, de ese modo nadie sospecharía que había tenido un altercado con Dan y aquello no podía venirle mejor, sobre todo porque nadie tenía idea de lo mal que estaban. Y continuarían sin saber.
La vida era más fácil cuando no compartías tu intimidad, era casi perfecta, ideal.
—Luces distinta hoy —, como cumplido dejaba mucho que desear, lo cual le venía divino, ella no estaba para soportar un flirteo y menos de él.
—Debe ser por el resfriado, la nariz roja suele causar un efecto poderoso —él sonrió en respuesta, mientras negaba divertido.
—Es más que eso y lo sabes —insistió, con los ojos ahora puestos en su cuaderno— Además, pocos lo saben, pero lo cierto es que Rudolf era el más sexy de los renos de santa —agregó, tendiéndole un pañuelito que ella aceptó de inmediato.
—Gracias —dijo más tarde, cuando la orquesta en su nariz comenzó a menguar y finalmente pudo alzar el rostro, sin correr el riesgo de pasar una vergüenza.
—Cuando quieras —contestó Elías, quitándole sal al asunto con una sacudida de hombros. Cuando se volteó hacia él, esta vez la sonrisa en sus labios fue real…
Y ella no podía recordar la última vez que sonrió sin esfuerzo.

Para Daniel las horas habían pasado bastante lento, en su defensa él tenía que decir que no había contado los segundos, al menos no todos. Había dejado de hacerlo cuando pasó los mil trescientos.
Tragó el cálido vapor del olvido y pronto la esperanza con sabor a prohibición inundó su garganta. Tosió sonriente, mientras la marihuana comenzaba a causar los primeros efectos en su cuerpo, con una paz que era más que bienvenida.
El piso de cemento ciertamente no era noble con su piel, pero ¿Qué otra iba a hacer?, no podía fumar en su cuarto, no con sus hermanos pequeños revoloteando por ahí…Habían cosas con las que, simplemente, él jamás transaría, por ahora se conformaba con fumar en el garaje, con evocar los recuerdos del ayer y por supuesto, perderse un instante en los ojos de Melissa.
Tomo un suspiro largo, abstraído una vez más por sus memorias, mientras retenía el humo oscuro en garganta el máximo tiempo posible.
—Mel —lo dejó salir— Mel… Mira como me tienes.
Él sonrió negando, mientras comenzaba a tenderse completamente sobre el suelo. La luz débil de la habitación, parecía bailar ¿o acaso estaba parpadeando?
Él decidió que era lo segundo, minutos después cuando finalmente se apagó por completo, dejándolo solo en aquel sito con la oscuridad como acompañante.
—¿Es que no te basta con arrancarme el corazón, también tienes que torturar mi cuerpo?
La respuesta llegó tan sutil como las anteriores, era muda, un dulce silencio que él reconocía como un hola y también como un adiós. Era la más fría de las respuestas y se llamaba indiferencia.
Una lágrima se deslizó por su ojo izquierdo, tan solitaria como la Mel de ahora, Dan la secó con hastío, pero sin murmurar nada.
Había cometido muchos errores en el pasado y le faltarían vidas para arrepentirse de sus actos, él podría ser un idiota, un egoísta, e inclusive podrían tildarle de bruto, pero cobarde no era.
Estaba cansado de entenderla, la espera agotaba. No se iría sin luchar, sin una pelea.
Mel secó los platos, uno por uno, buscando sarro donde había e intentando —sin resultados— ver su rostro en ellos, lo que era absurdo, puesto que era porcelana, no podría ver su reflejo en ese material. Suspiró molesta cuando acabó con el último y decidió que los lavaría otra vez.
Su padre se encontraba trabajando, y su mamá llevaba varias horas amarrada al teléfono, a quien parecía amar tanto o más que a su familia. Siendo sinceros, había estado tentada a regalarle otro inalámbrico para el día de las madres, pero a último minuto se arrepintió y le compró un pack de cremas, hubiese sido una buena broma, cruel, pero buena. A veces odiaba tener una conciencia.
El timbre de su casa sonó y esperó que Diana abriera, por supuesto, eso era pedir mucho, viniendo de una adolescente caprichosa que se pasa la mitad del día en internet y la otra restante lidiando con chicos de su clase.
—Diana —llamó, secando sus manos repletas de espuma en la enorme sudadera que vestía esa tarde. Su cuerpo parecía nadar en esa prenda, pero al menos cumplía bien su función, la protegía del frío y de sus propios demonios por la noche.
—Diana —insistió otra vez, perdiendo la cuenta de cuántas veces ya había llamado, era curioso que el timbre no hubiese vuelto a sonar y más curioso aún que a ella le importara. Bufó dándose por vencida, cuando un grito agudo se oyó desde arriba. Su hermana, por supuesto, haciéndole saber de forma poco noble que no le importaba una mierda bajar y ayudar. Dejó los platos estilando y se detuvo en la sala de estar por unos segundos, donde Sara, su hermana menor, se encontraba bailando al odioso —pero familiar— ritmo de los bayardigan.
—Ve donde Diana y dile que si no baja en diez minutos le desconectaré el módem del internet.
—Te va a matar —respondió la menor de las castañas, mientras Mel le bajaba el volumen al televisor y se dirigía hacia la puerta. A estas alturas, dudaba que hubiese alguien, pero al menos tendría a su favor la excusa de que ella abrió. Nada molestaba más a su progenitor que unas hijas despreocupadas, entiéndase por esto no atender sus llamadas ni abrir la puerta. En serio, sus padres eran personas que adoraban trabajar con público. ¿A Mel?, bueno… Ella daría lo que fuera por vivir en una isla, literal.
Abrió la puerta molesta; con su mamá por estar en casa, pero a la vez no estándolo en absoluto, con su hermana por ser tan falta de empatía, con su padre por ignorar la mierda que se cernía sobre todos en aquella casa, inclusive con la porcelana tendida aún húmeda en la cocina, pero sólo se estaba mintiendo a sí misma. Estaba realmente furiosa, era cierto, pero su rabia iba dirigida a la persona que palidecía ahora frente a ella. De pie y aún estático bajo el dintel de su puerta, Daniel la esperaba con expresión desolada, estaba enojada porque de entre todos, él no tendría por qué estar ahí.
Daniel hubiese preferido llegar con rosas, pero eso hubiese sido aceptable dos años atrás, ahora en cambio, sólo podía contar con la suerte, necesitaba un puñado de ella para conseguir hacer lo que quería.
Como si fuera posible, Mel lucía tan hermosa como la primera vez que la vio aquel día en la biblioteca en que la escuchó hablar de él y sus sentimientos, lo había llamado «semidiós», y sin embargo, hoy no era más que un gusano que imploraba un poco de ella. Y justo ahora, teniéndola tan cerca, tan bella e inalcanzable reparó en lo milagroso que había sido el destino, ciertamente ella era mucho, mucho más de lo que él se hubiese permitido fantasear; era hermosa y además inteligente, y viéndola usar su sudadera, la sintió tan suya como en el ayer.

—¿Qué haces aquí? —, preguntó ella y al instante el remordimiento volvió. Dan deseó que Mel no le hubiera dado esa mirada de horror. Realmente, hubiera preferido que no lo mirara en absoluto.
—Me encontraba cerca y pensé en venir a verte — balbuceó, pero lo que realmente quería decir era: «te extraño, te necesito tanto que apenas logro respirar»
—Daniel, no puedes…
—¿Por qué? —contestó sin detenerse a pensar, lo que quedaba claro puesto que el «porqué» era la razón por la cual ya no se veían.
Ella suspiró y parecían siglos los pasados desde que se habían dado la oportunidad para hablar realmente, no mirarla con vergüenza o percibir su muda acusación, sino que verdaderamente intercambiar palabras; unas que tuvieran sentido y no simples cordialidades.
—Aún hay tiempo… —le insistió, ella giró el rostro al interior de la casa y luego volvió su vista a él, juntando la puerta tras su cuerpo.
—No debiste venir.
Él asintió sin contradecirla.
—Hablo en serio —reclamó Mel con tono autoritario y él casi pudo ver en ella la fortaleza que solía destacarla de entre muchas, la particularidad que lo había enamorado.
—No me dejaste otra opción —se defendió él, encogiéndose de hombros.
Mel cubrió su rostro con ambas manos y luego las subió hasta su cabello, sacudiéndolo con nerviosismo, mientras el rubio intentaba capturar cada detalle del momento.
Llevaba años sin verla así, tan natural y despreocupada, casi parecía ella misma. Excepto que no lo era en absoluto.
—Daniel, tú y yo ya tuvimos una oportunidad-
—Podemos tener otra —la interrumpió vencido por la ilusión, dando un paso hacia su cuerpo, saboreando la esperanza, pero Mel retrocedió al instante.
—Y no terminó bien…
La verdad de sus palabras provocó en la boca de Daniel un amargo sabor a derrota, tan agria que le recordó su condición actual,  estaba bajo los efectos de la condenada, no podía darse el lujo de creer, no podía permitirse soñar. Sin embargo, había luchado durante demasiado tiempo con sus pensamientos y a estas alturas ya no tenía idea de si estaba o no haciendo lo correcto, pero merecía la pena intentarlo…
—Odio esto… —confesó— Odio que me trates como un extraño cuando me ves a diario, odio ver reproche en tus ojos cuando mi propia consciencia me tortura minuto a minuto, pero sobre todo, odio saber que sufres y no poder hacer nada para ayudarte… Otra vez.
—Dan-
Esta vez no la miró, no tuvo el coraje, no con sus ojos irritados como un jodido homosexual. No, él no actuaría como un marica, no podía volver a mostrarse tal jodidamente débil o la espantaría una vez más.
—Odio no poder tocarte sin que me evadas.
Escondió las manos en sus bolsillos, arrastrando uno de sus pies sobre el tapete de la entrada, fingiendo patear una roca inexistente y decidiendo que ya no podía caer más bajo, incluso cuando lo intentara. Ya estaba, lo había dicho y aún no se caía el cielo. Bien, no podía ser tan malo.
El labio inferior en la boca de ella comenzó a temblar, tan sutil como el aletear de un colibrí y sólo Dios podría saber los deseos que carcomían a Daniel por calmar aquel estremecimiento.
—No se trata de ti —habló ella— Nunca se ha tratado de ti, pensé que a estas alturas ya lo habías comprendido…
Daniel saltó en su sitio cuando una mano pequeña y familiar se alojó en su palma.
—No te evado, Daniel. Eres tú quien tiene miedo de avanzar.
El temblor se detuvo, y no fueron sus labios quienes lo detuvieron sino su propia mano, guiada por la de ella.

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19 Comentarios

  1. *.*

    lo amo!!! a el y al capi...

    gracias!! me encanttaaaaaa!!!!

    de verdad!! :( dios! solo quiero que terminen bien.. se aman dios!! entiendanloooo!! jajaja

    te adoro

    besito

    Mel

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  2. "—Es más que eso y lo sabes —insistió, con los ojos ahora puestos en su cuaderno— Además, pocos lo sabes, pero lo cierto es que Rudolf era el más sexy de los renos de santa —agregó, tendiéndole un pañuelito que ella aceptó de inmediato." jajaja completamente de acuerdo

    Ya, en serio, la realidad es que como te dije, me cuenta mucho recordar que esta historia es diferente no?, dios lo estas consiguiendo sabes, que olvidemos que se les hara demasiado dificl inhalar...

    Parfait!

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  3. me encanto, simplemente genial!!!!.. no no Mel y Dan son una pareja tan linda, a pesar de que ocultan algo y se que es grave, no importa son maravillosos, amo el enfasis que le das a los detalles corporales que muestran las emociones, mejor dicho te quedo genial!!!!

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  4. ayyy santa madre de todo lo santooo!!! cuando creo entender por donde va la cosa, me volves a sorprender Liss...

    No se, no se... q pasa con Daniel? q pasa con Mel? la intriga me esta matando... este final fue demasiado, lei el capitulo dos veces seguidas porque necesitaba mas palabras jaja... me vas a trastornar con tus historias Liss, ME ENCANTAN! xD

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  5. holaa estuvooo buenisimoo el capiii...ahhh peroo hay tantass emocioness en el capiii cuantooo dolor el de daniel ...estoy media intrigada en que habra pasado entre ellosss...el dice que cometio muchos erroress...mmmm ahh me voy a vovler locaa imaginandoo cosas jajajaaja...besos y nos leemos!!!

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  6. emily4:05:00

    ME ENCANTA LA HISTORIA¡¡¡ pero que le hizo Dan a ella??? que es tan fuerte??? tienes q decirlo, pero se ven super enamorados, es tan lindo (suspiro) y a la vez tan triste, no lo puedes dejar asi y qedarte tan tranquila.
    Dios mio, m encanta....;D

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  7. Siento que estoy hay con ellos mi imaginación es perfecta con tanta descripción en los detalles, esta hermoso y bueno ese final me mato, que respondera el, que mas hara ella! Los corazones estan abiertos!!!!! Quiero mas!! Gracias nuevamente Liss!!

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  8. jajjajjajajjaj s muy facil iamginar cada palabra escrita en esta historia bueno en todas chica jajajajaj aun no entiendo bien porque se separaron sisisi soy medio lenta jajjajjjaj besos y espero el prox

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  9. No puedo, me supera, yo solo se que el dolor y todo lo de Dan se me clava en el corazon, yo se que joder, los dos estan sufriendo? pero madre... el dolor de Dan es tan crudo tan desesperado que me cierra la garganta... T_T y por otro lado Meli no se no se... lo evade no quiere que la toque y luego le dice que no es asi??? tons que es??? T_T to much!

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  10. Cada dia me deja mas ida esta hostoria, mi Lis son tan complejos los sentimientos que a veces... Daniel , Daniel, quiero saber mas sobre la toruta que se autoimpones Mel y él y saber ams de todo estoo . Gracias Liss por el capitulo

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  11. JURO Q LOS VI FRENTE A MI HABLANDO!!! SE Q DAN TENDRA OTRA OPORUNIDAD!!!

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  12. Esta historiaa me tiene demasiado intrigada!!!! OMFG de acuerdo con Karen, el dolor de Dan es tan crudo y hondo, que habra hecho???

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  13. Anónimo15:56:00

    no habia leido esto pero me gusta... buenoaver cuando publicas el proximo capi no!!!

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  14. ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh no como me dejas asi T^T yo quiere sabver que fue lo que paso, ¿Porque se mantienen alejados? uy niña esto me mata me encanto la historia completamente ahora tendre que esperar a que publiques. Gracias animo y yo quiero leeeer xD

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  15. Anónimo16:42:00

    :( demasiado buena la historiaa!
    amo cuando son contadas asi como con flash back o raccontos y lo mejor es que uno esta tan metido por que no sabe lo que paso para que en el presente este la media cagaaa!!!!!
    aaah actualizacion pronto plissss
    Dan <3

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  16. Ooohhhhh x Dios!!!!
    Esta frase me tiene al borde...
    «te extraño, te necesito tanto que apenas logro respirar»....
    Wooooow... este cap esta lleno de ese para mi muy familiar sentimiento llamado tristeza.....

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  17. Maria Alejandra Castañeda Vald13:23:00

    Que hermoso todo lo que le dijo daniel a mel, me comienza a atrapar esta historia.

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  18. Adiccion20:47:00

    Liss, me fascina, en serio que si. Besos...

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  19. No entiendo.. Por favor actualiza para saber que paso con ellos!!

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Deja que fluya...