Tu mirada en mí

Frente a ti es fácil ser sincera
Lo quiera o no lo quiera
No tengo otra manera.
Hasta ahora hemos sido amigos
Y eso me bastaba
Yo no buscaba más.
 
Natalia miraba el paisaje tropical desde su balcón, podía sentir la brisa fresca rozar su rostro y sus brazos descubiertos, sus piernas, enfriando solo un poco su cuerpo.
 
Oía el sonido del mar, cantando con voz grave melodías para amantes en un atardecer hermoso, pero ella estaba sola.
Por elección propia, por que salió huyendo de las sensaciones que la golpearon con fuerza, traspasando su cuerpo, adentrándose hasta lo más profundo de su alma
Cerró los ojos y apretó con mayor fuerza sus manos sobre el metal del balcón, podía recordar cada detalle, sin poder entender en que punto sin siquiera hacer nada todo había cambiado.
 
Dime qué hiciste
Dime qué cambio dentro de mí
Para cruzar la línea entre tu y yo
Lo que me convenció
 
Ella había iniciado el juego, solo eso, un juego, sosteniendo el agua que se escurría entre sus manos y lanzándola hacia su espalda ya algo bronceada, él se había girado y había sonreído mientras un brazo se adentraba en el agua y comenzaba a responder la agresión.
Natalia había corrido riendo de forma casi incontrolable hasta llegar a la arena húmeda y firme, con el agua salpicando a su alrededor.
El la seguía de cerca y sabía que si la atrapaba terminaría
completamente mojada, lo que no debería preocuparle estando en la playa, pero ella había iniciado, tenía que ganar.
Lo esquivo unas cuantas veces, mirándolo desde un cristal mas claro, sabia que en mucho o poco tiempo el terminaría atrapándola, como lo había hecho, escapar había sido inútil.
Pero el ímpetu fue tal que ambos habían caído a la arena húmeda, Natalia recordó la sensación de su espalda sobre la fría arena y el cuerpo de él, calido sobre ella, había reído hasta que le dolió el estomago, empujándolo del pecho con sus brazos
-Deberías meterte con alguien de tu tamaño-, había exclamado aun divertida, el se reía pero cuando ella pudo calmarse y exhalar el aire suficiente, sus miradas se encontraron, y un clic sonó en una dimensión totalmente desconocida.
 
No había visto nada, ni siquiera el azul del cielo que ahora observaba, el sol abrazador.
No había notado nada más que él, su cabello cayéndole sobre su frente, mechones negros que lo hacían parecer más divertido, más libre, sus ojos clavados en los suyos, más negros de lo que los había notado nunca.
Su insipiente barba y sus labios esbozando una sonrisa que lentamente se fue extinguiendo.
 
Haciéndolo parecer depredador, con ojos de presa
Natalia no había dicho nada, no había hecho un movimiento para apartarlo, y creía que no fue más que solo unos segundos pero a ella le había parecido una eternidad.
 
Lentamente su mano le había acariciado la mejilla echándole el cabello hacia a un lado descubriendo parte de su cuello y luego de regreso hasta rozar casi como el aleteo de una mariposa sus labios.
 
-Alan-, susurró ella, solo por que ansiaba decirlo, solo por que ansiaba pedir cualquier cosa mas, solo por que la palabra había sabido a gloria
 
Pero él se alejó, lentamente se enderezó quedando sentado a su lado, sus labios no se abrieron y sus ojos parecieron perderse mas allá de lo que ella veía solo como una gran cantidad de agua salada.
 
Ni siquiera se inmutó cuando ella se había levantado y prácticamente alejado de ahí como si su vida dependiera de ello
Siendo sincera consigo misma no le molestaba que se hubiera alejado, en cierto grado lo entendía, ella misma lo había hecho, poner distancia ante el, ante su presencia.
Pero si se moría de rabia al imaginarse que no habían parado, que el había seguido tocándola seriamente como jamás lo había hecho.
 
A sus 19 años ella sabía perfectamente nombrar la sensación en su vientre, más fácil que reconocer el sentimiento de su corazón
Tocaron a la puerta haciendo que su cuerpo diera un brinco sobresaltado
 
No había nadie mas que pudiera ser mas que el, pero en otro momento, su mejor amigo no hubiera tocado, no, el hubiera entrado con la misma confianza que los unía
Una diferencia abismal por algo que se les había salido de las manos, cerró los ojos y esperó, si el no entraba lo habría perdido, para siempre
 
Después de pocos segundos, el nudo en su garganta bajo a su pecho, quiso ir hasta la puerta y tratar de solucionar las cosas
Pero se detuvo aferrandose al material caliente de la reja
-Naty-, su voz la sorprendió y liberó toda la tensión que estaba asfixiándola
 
Sabia que la llamaba por que quería hablar con ella y ahora mismo estaba dándole la espalda, nunca había tenido miedo de encararlo, nunca, ni siquiera la primera vez que lo miró.
Se giró lentamente sintiendo el vaivén de la tela que cubría sus piernas, pensó que debió haberse colocado también una blusa ligera, pero sencillamente no había parecido relevante hasta ahora.
 
Que eres tú
El silencio que me hizo hablar
La voz que en mí dormía
La fe que me abrigaba en tu mirar
Eres tú
Quien alimentó mi libertad
Amarte y no necesitar de nada
Tan sólo tu mirada en mí
 
Alan estaba frente a ella recargado en la pared al inicio del pequeño balcón, aun con el bañador deportivo que solo cubría sus piernas hasta la rodilla
Esperó sentir el pánico abrasador, la sensación de pedirle que olvidaran la ultima hora y siguieran como antes, pero se dio cuenta que era imposible.
 
¿Qué había pasado?
¿Cómo lo había hecho?
 
Quizás jamás lo sabría, mucho menos llegaría a entenderlo, pero el sentimiento hacia el era verdadero, fuerte, y duradero.
Natalia quitó su cabello negro, tan oscuro como la noche del rostro, echándolo hacia atrás
 
Miró como Alan sonreía con los ojos castaños llenos de ternura
-Te he dicho que es demasiado largo-, murmuró, Natalia sonrió agradecida de que el liberara un poco el hilo de tensión.
-Alan yo…-, comenzó sin saber como explicarse como decirle que no estaba arrepentida, que no lo entendía pero que lo quería, mas, mucho mas de lo que se hubiera llegado a imaginar, mas que todo y a todos.
Era su mejor amigo, siempre lo seria, pero quería que le perteneciera por completo y algo en su interior le decía que ya lo era.
 
El se acercó y quedo frente a el tomando su cara entre sus manos.
 
-Yo soy mejor con las palabras ¿recuerdas?-, dijo el sonriendo y ella negó imitando el gesto, se sentía tan segura a su lado, Alan era su eje, desde el primer momento, no habían sido extraños, era como un reencuentro, el entró a la preparatoria y el primer día se sentó junto a ella, al minuto ya estaban hablando como dos seres que se esperaban para volverse a juntar en el momento oportuno
 
No había incomodas situaciones, no había apariencias
Eran ellos, los mismos que ahora se morían por juntar sus labios, por expresar lo que sus ojos hablaban, tan fácil, sin necesidad de palabras.
 
Y llegaste y conocí un nuevo día
Entraste a mi vida
Mi cómplice te hacías.
No fue difícil encontrar la calma
Le hablaste a mi alma
Y fue mía la verdad.
 
-No quería alejarme-, le murmuró el mientras ella sonreía, eso lo significaba todo
 
-Yo tampoco-, aseguró Natalia mientras Alan llevaba sus manos hasta detrás de sus orejas, la miró perdiéndose en sus ojos azules, una amazona, su amazona
 
-Pero tarde en entenderlo-, aseguró el mientras ella asentía
-El corazón siempre ha trabajado mas rápido que la mente-, le respondió ella
 
Y no hablaron mas, sencillamente por que no había necesidad, por que desde que se conocieron aquello fue creciendo hasta que fue imposible mantenerlo en el interior, hasta que fue el momento adecuando para aceptarlo y hacerlos feliz
 
El la arrastró hacia su cuerpo, tocando sus labios y abrazándola, mientras ella se aferraba a sus hombros, sus labios se abrieron de forma suave y saborearon el sabor del otro, mágico, desconocido, una combinación cada vez mas explosiva.
 
-Te quiero-, habló el contra sus labios y ella sonrió.
 
-Y yo a ti-, murmuró antes de que sus bocas volvieran a compartir el aliento, todo lo que notaba era su cuerpo, su forma perfecta, su barba le provocaba una sensación etérea que se desvanecía y volvía
 
Natalia pensó que le esperaba tener que aguantar a su familia repitiéndole, un continuo “Te lo dije”, y es que desde siempre para ellos, Alan era más que solo su mejor amigo.
Pero ella no había mentido cuando aclaraba sus sentimientos, la diferencia era este placentero cambio, la necesidad de compartir todo con el.
 
Ella solo había querido viajar con el al fin de cursos, para celebrar y darle la bienvenida a otra etapa de sus vidas.
Al parecer debían celebrara mucho más.
 
Me asome un momento a ese universo que eres tu
y siento que quisiera descubrir un poco mas de ti.
 
El respiro contra su oído y la piel de Natalia se erizó por completo y le produjo un escalofrío
Alan desabrochó los lazos de su bikini y recorrió su espalda sin prisas, la respiración de ella se aceleró, como si de repente sus pulmones hubieran dejado de funcionar y juraría que incluso el podría sentir los latidos de su corazón.
-Mírame Naty-, pidió a su oído, ella enderezó la cabeza y busco sus ojos que parecían mas cafés por la luz difusa del sol
-Si-, contestó ella a su pregunta inexpresada, pues lo concia mejor que el mismo.
 
Alan sonrió y su agarre en su espalda se volvió mas apretado, se acercó hacia ella tocando su nariz con la propia, tensado esta vez de forma deliciosa el momento
Comenzó a dar lentos y torpes pasos hacia atrás, Natalia sonrió divertida mientras el la mantenía pegada contra su cuerpo.
Al entrar a la habitación ella solo pudo observar fugazmente el edredón turquesa en la cama, la habitación tan ajena a la sensación de su cuerpo que parecía estar sufriendo de temblores repentinos.
 
Pero Alan no le dio oportunidad de llegar a pensar mas, su boca encontró la suya de nuevo esta vez con un sonido agónico de parte de ambos, un sonido débil y necesitado, lleno de un nuevo descubrimiento, su amor.
 
El recorrió delicadamente su barbilla encontrando la tersa piel de su cuello, Natalia solo atinó a echar la cabeza hacia atrás y dejarse llevar, sin ninguna dificultad.
 
Eres tu el silencio que me hizo hablar
la voz que en mi dormia
la fe que me abrigaba en tu mirar...
Eres tu quien alimento mi libertad
amarte y no necesitar de nada
tan solo tu mirada en mi...
eres tu el silencio que me hizo hablar
la voz que en mi dormia
la fe que me abrigaba en tu mirar
 
-Alan-, esta vez pronuncio su nombre de forma tal que le produjo escalofrío, y en esa ocasión con una idea bastante nítida y estremecedora de lo que vendría.
El se separó casi con rudeza solo lo suficiente para que su prenda ya suelta se deslice entre sus cuerpos, clavando sus ojos directamente en ella, encendiendo cada rincón de sus terminaciones nerviosas
Su mirada sobre ella, derritiéndola, encendiéndola, conquistándola, amándola.
 
Eres tu quien alimento mi libertad
amarte y no necesitar de nada
tan solo tumirada en mi... tan solo tu mirada en mi

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6 Comentarios

  1. holaaa soy beluchis me encantoo este one shott...que hermosooo...me gusto mucho los dos mejores amigos pero en realidad los dos se querian mas alla de una amistadd!!! me fascinoo!!! bueno me voy a seguirr leyendoo!!! besso!!!

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  2. Cuando tienes una relacion con un amigo tan bonita, con una persona con la que compartes tanto y tienes una quimica genial y en verdad se quieren pues bienvenido sea un paso mas adelante ^^...

    Muy pero muy bueno!!

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  3. muy lindo
    ne gusto
    saludos

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  4. porque pasa eso, tienes un mejor amigo, ke de un día para otro lo empiezas a ver de otra forma... no lo entiendo :S

    pero igual me gusta :D

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  5. Es genial el OS, sobretodo porque se correspondieron mutuamente
    Pero es del nabo cuando te enamoras de tu mejor amigo y al final de cuentas el no siente eso por ti...
    En verdad duele el corazon...

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  6. me encanto este one-shot!!

    mas que todo porque me siento identificada ejejjee

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Deja que fluya...